domingo, 30 de diciembre de 2018

El guardián invisible


El guardián invisible forma parte de uno de los fenómenos literarios españoles de los últimos años. La saga del Baztán es una serie de novelas de asesinatos ambientadas en una comarca asturiana de lluvias eternas y secretos inconfesables.  Como viene siendo sana costumbre últimamente, los best-seller patrios tienen tendencia a recibir adaptaciones al cine, como es este caso.

Así pues, en esta zona rural de Asturias se vienen produciendo una serie de brutales asesinatos de adolescentes que traen de cabeza a la torturada comisario de Policía. A medida que avanza la investigación, descubrirá que su actuación guarda imbricadas ramificaciones con los secretos de su familia, terrenos en los que no quiere adentrarse…

Un variado elenco (Marta Etura, Elvira Mínguez, Francesc Orella…) dan vida acertadamente a unos personajes que sólo habíamos recreado en nuestra imaginación. En gran parte, podemos considerar al casting como certero, con actuaciones muy correctas por parte de todos, sin llegar a deslumbrar en ningún momento.

El detalle que incomoda más es la permanente lluvia que azota toda la película, lo que provoca una sensación de asfixia, de atmósfera opresiva en la que parece que todos guardan turbios secretos y se hace imposible no desconfiar del prójimo. Tal como ocurre en Seven o Blade Runner, la lluvia se convierte en un personaje más de la trama, borrando y desfigurando las formas del valle y sus habitantes, tiñendo cada escena de un ominoso tono azul muy extraño, pero que se complementa muy bien con la espléndida fotografía, plagada de magníficos exteriores.

Todos aquellos que se hayan leído el libro podrán comprobar que se deja demasiadas cosas, además de retocar otras tantas. El resultado es una historia noir muy castiza que avanza muy a trompicones, realizando un esfuerzo tan grande para que TODOS parezcan sospechosos que no se profundiza lo más mínimo en el universo del Baztán, ni en el pasado de los personajes más allá de lo imprescindible (sabemos que algo ocurrió en EEUU. ¿Qué?). Los diálogos, pensados para aumentar la intriga, no contribuyen a hacer más agradable la experiencia, con momentos que rozan (o no) involuntariamente el absurdo. El visionado deja  la sensación de que hay mucho más de lo que se ve en pantalla a pesar de sus 130 minutos que se antojan excesivos.


Sin embargo, guarda una resolución satisfactoria a la que se llega de manera lógica, cosa de agradecer en una propuesta de este tipo. Además, se guarda unas cuantas escenas de obvia pulcritud y buen hacer,  como por ejemplo una inusual pelea de hombre contra mujer en que ambos se arrean con gusto (sin acrobacias mágicas), coreografiada con un realismo muy logrado, en el que cada golpe se llega a sentir.

Me congratula poder disfrutar del puñado de thrillers de oficio y otras películas de género que la industria española está sacando últimamente. El guardián invisible es otro ejemplo más de que se pueden hacer adaptaciones literarias que no sean bazofias, con el consiguiente beneficio en las taquillas y la relativa satisfacción de los fans.


Al final, el conjunto que queda es una propuesta muy correcta, sin alardes inútiles pero tampoco errores de bulto. Deja la sensación de que hay mucho más detrás, pero cumple correctamente como adaptación, funcionando incluso con quién no ha leído los libros (que seguro correrá a agenciarse tras el visionado).

Nota: 6
Nota filmaffinity: 5.7

lunes, 24 de diciembre de 2018

Los últimos Jedi


Parece mentira pero ya ha pasado un año desde que se estrenó Los últimos Jedi. Una vez ya pasado el tiempo y ya con las expectativas más saciadas, se puede dar una opinión con más criterio y menos visceralidad. Además, estas Navidades no hay ninguna película, por lo que viene bien para apaciguar los ánimos y estas cositas.

Imagino que ya todos sabrán de qué va, pero por si acaso, hacemos un repasillo. En El despertar de la Fuerza, la República consiguió una gran victoria, destruyendo el arma principal de la Nueva Orden. Sin embargo, ahora se hallan al borde del cataclismo y su poder se ve reducido a una mera flotilla asediada por el inmenso poder de los herederos del Imperio. Mientras tanto, Rei ha encontrado a Luke, que debe ser su instructor para así vencer al malvadisísímo Snoke.

Después de las dos horas largas de película, las reacciones a mi alrededor eran de lo más polarizadas. O la gente estaba encantada por el espectáculo vivido, o tremendamente ofendidos por las afrentas realizadas contra la saga galáctica. Una total diferencia con el Episodio VII, que se saldó con un “psé, nostamal” casi generalizado.

Yo reconozco que salí del cine contento. La película tenía sus errores (de bulto), pero me lo había pasado bien, que es lo que busco con este Universo. Ahora, después de una revisión en perspectiva, aprecio las buenas ideas que tiene Los últimos Jedi, que me dejaron un aceptable sabor de boca hace ya un año. Básicamente, busca y consigue evolucionar la mitología de la saga, alejándose satisfactoriamente del concepto clásico, sin por ello dejar de aprovechar el riquísimo Universo que habita. Se hace enfásis en remarcar que la cosa ya no gira entre Luke y Leia, sino en Rei, Kylo Reen, Finn… de una manera orgánica, sin que parezca impostado. Además, la acción está muy bien realizada. Individualmente, cada momento de acrobacias tiene la dosis de molabilidad adecuada y, si apagas el cerebro un poco, el espectáculo es de primera, merced a sus impresionantes efectos especiales. Finalmente, se permite añadir un poquito de sombras a la, por entonces, perfectamente inmaculada República.

A mí me valió hace un año, quizás porque no aprecié sus defectos tan bien como ahora. El año pasado había unas cuantas escenas que me chirriaron (la plancha, Mary Poppins, la teleportación de Rose), pero las pasé un poco por alto. Sin embargo, esta revisión me ha permitido reconocer la cantidad de decisiones incomprensibles que se toman dentro del guión. Todo lo que atañe a Benicio del Toro, la innecesaria excursión al casino, las pajas mentales de los padres de Rei, la infalible estrategia de la comandante de la flota de la República, la rebelión de Poe Dameron… Si casi lo único que mantiene un mínimo de sentido (y no tanto) es el pavo que lleva encima Kylo Reen. Hay muchas cosas que, a la que te paras a pensar, no hay por dónde cogerlas.


Además, gran parte de la trama parece enfilada a que Kylo Reen se vaya volviendo más luminoso mientras que Rei va haciendo pequeñas excursiones al lado oscuro. Por momentos creía que iban a hacer un intercambio de papeles y que en su última película, el destino del bien pasara por las manos de Kylo Reen. Pero bueno, al final dan un carpetazo gratuito a esta sub-trama que han estado desarrollando y te dejan a una muy buena y uno muy malo. Me hubiera hecho mucha gracia ver esta progresión que se indicaba, pero el guión es el que es.

Sorprende este guión tan errático mientras el resto de aspectos técnicos derrocha calidad y medios por los cuatro costados. La banda sonora es tan brutal como uno pudiera desear, y los efectos especiales despliegan todo el músculo necesario para dar vida a una vívida imaginería que se nutre con notable acierto del  rico Universo de la franquicia. Me creo los planetas imposibles dónde ocurre la acción sin el más mínimo problema.


De la misma manera, el elenco actoral se toma muy en serio la idea de sacar adelante un guión que no hay por dónde cogerlo. Por poner un ejemplo, disfruto viendo a Mark Hamill convertido en Mutenroshi. No tiene mucho que ver con todo lo que habíamos visto de Luke ni su evolución guarda sentido, pero no le vamos a negar su esfuerzo. Los mejores (o peores) momentos vienen a cargo de Adam Driver. Me encanta como transmite el pavo subido que tiene, confuso y autodestructivo, tan pronto te mata a Snoke (¿de verdad éste era el nuevo súper malo maloso mortal de matamatón?) como parece que va a unirse a Rei como descabeza la Primera Orden para hacer un ejercicio de incompetencia mayúsculo al querer ser Darth Vader y no llegarle ni a la suela de los zapatos. Es un personaje patético y entiendo que muchos lo odien, pero a mí me parece que es el personaje que los creadores quieren que sea y no puedo evitar sentirme fascinado por ello.

Si lo comparamos con sus predecesoras, no tiene el buen rollete que hizo funcionar el Episodio VII ni la visceralidad de Rogue One que sorprendió a tantos. Tiene sus puntos y es divertida. Yo mismo disfruté durante las 2h 30m que estuve en el cine, a pesar de estar torciendo el gesto la mitad del tiempo, pero entiendo que sus numerosos errores pesen en el veredicto final. Si bien es mejor que Episodios I y II, es una película que cuesta apreciar, lo que se une al hastío que generan tantas películas seguidas de la franquicia, como se pudo ver en el anodino paso de Solo por las taquillas.


Nota: 3
Nota: filmafffinity: 6.2

Los comandantes de la nueva Orden y los de la Rebelión son todos unos INEPTOS, es la única conclusión que saco. Esperando estoy a que los Gungan y los Ewoks formen una coalición y se hagan con el poder para devolver la paz a la galaxia.

viernes, 21 de diciembre de 2018

Las aventuras de Tadeo Jones


Era una de estas noches en que lo único que apetecía era una cosa fácil, con la que no comerse nada la cabeza. En esto que mi pareja insistió en esta película y, bueno, tampoco tenía ganas de llevar la contraria, así que nos pusimos la película de animación española más taquillera de la historia.

Y he aquí que nos encontramos con las aventuras de un Indiana Jones de baratillo, a la española (cosa que la película no esconde en NINGÚN momento). Como no puede ser de otra manera, este obrero de la construcción de Chicago (¡) sueña con ser arqueólogo y vivir mil aventuras saqueando tumbas y encontrando tesoros. Tras una serie de (des)afortunados accidentes, se ve involucrado en una aventura arqueológica en las ruinas de Perú que ya hubiera querido para sí el visitante del Reino de la Calavera de Cristal.
Tadeo Jones no oculta en ningún momento su vocación de película infantil, consiguiendo un resultado bastante más digno del que yo hubiera esperado. Si bien no arriesga lo más mínimo en su planteamiento ni en su desarrollo, tampoco comete ningún error de bulto en ningún momento.

Es más, el film demuestra cierto “saber hacer”. El argumento cumple, mantiene un ritmo vivo durante todo su metraje y se desarrolla adecuadamente. Además, las aventuras están suficientemente bien articuladas para que los pequeños disfruten sin que se haga pesada o ñoña para los mayores. Sin ser maravilloso, el conjunto resulta entretenidillo.

Podemos discutir que la animación es un poco… bueno, antigua y poco detallista. Cosa esperable si contamos con que el presupuesto es diez veces menor no ya que las de Pixar sino que el de las películas de los estudios menores de Hollywood (Grus y similares). Incluso en su estética deformed, las anatomías y los movimientos fallan y no son todo lo fluidos que nos gustaría (es que estamos muy bien acostumbrados), con un exceso de slapstick que no siempre le acaba de sentar bien. No obstante, es compensado con un trabajo bien concienzudo en la parte del diseño y la imaginería, que entra agradablemente por los ojos. Se nota cuando se pone mimo y se pone cariño en el trabajo, aunque los medios se alejen del state of the art en la disciplina.


Tadeo Jones demuestra una vez más que en este país hay gente con talento para hacer películas correctas de género. Propuestas sinceras que satisfacen las necesidades de la industria tanto como satisfacen a un espectador sin pretensiones. En este caso, proporciona 90 minutos de agradable entretenimiento a los más pequeños y, quizás, la invitación para que en poco tiempo conozcan al Indiana Jones de los ochenta. Entiendo su éxito en las taquillas y el motivo por el que se realizó una segunda parte que algún día acabaré viendo.


Nota: 5
Nota filmaffinity: 5.2

viernes, 7 de diciembre de 2018

El curioso incidente del perro a medianoche (Mark Haddon)


Éste vino como uno de los libros de la Cesta’13 (lo siento no tengo apuntado cuál), así que tocaba leerlo. Recordaba el inusual título como un libro que había circulado mucho a mi alrededor, con reputación de bueno, pero nunca había encontrado el momento para leerlo. Ya le tocaba, supongo.

Título: El curioso incidente del perro a medianoche
Autor: Mark Haddon
Título original: The curious incident of the dog at night-time

“A sus quince años, Christopher conoce las capitales de todos los países del mundo, puede explicar la teoría de la relatividad y recitar los números primos hasta el 7.507, pero le cuesta relacionarse con otros seres humanos. Le gustan las listas, los esquemas y la verdad, pero odia el amarillo, el marrón y el contacto físico. Si bien nunca ha ido solo más allá de la tienda de la esquina, la noche que el perro de una vecina aparece atravesado por un horcón, Christopher decide iniciar la búsqueda del culpable. Emulando a su admirado Sherlock Holmes -el modelo de detective obsesionado con el análisis de los hechos-, sus pesquisas lo llevarán a cuestionar el sentido común de los adultos que lo rodean y a desvelar algunos secretos familiares que pondrán patas arriba su ordenado y seguro mundo.”

Mi mayor problema al empezar el libro es que lo tenía ubicado dentro de los libros “cachondos” al estilo Christopher Moore o Eduardo Mendoza. Pasaban las páginas y no le encontraba apenas gracia a los chistes que había por ahí repartidos. Realmente, no entendía a qué venía tanta reputación. Llegado determinado momento, me di cuenta de que el libro no era precisamente una comedia, sino que iba de otra cosa y, una vez cambié el chip y conocí bien a Chris ¡vaya si es aprovechable!

La estructura del libro (los números de capítulos son una sucesión de números primos, encontramos puzles matemáticos aquí y allá, además de algunos diagramas muy particulares) y el estilo narrativo (excesiva atención al detalle, una lógica aplastante, sin asomo de metáforas) reflejan los esquemas mentales de Christopher y su manera de ver la vida. Encontramos salpimentadas explicaciones sobre su condición: como le afecta y sus estratagemas para afrontar el día a día. No dudo que esté muy exagerado, pero concuerda con las personas que conozco que caen bajo el espectro autista y coinciden con mis limitados conocimientos sobre ello.

La condición de Christopher le convierte en alguien MUY literal, algo de lo que es incluso consciente. Puede analizar una broma, pero no puede “cogerla”. La verdad es su paradigma, por lo que odia las situaciones donde no puede ser sincero (por ejemplo, por educación), además del hecho de que “todo lo que dices es una mentira, en el fondo” porque no puedes dar una respuesta concienzudamente cierta y válida de nada. Odia también las metáforas, pero acepta los símiles (algún día entraré en mis problemas con la gente que no es capaz de distinguir símiles de comparaciones o metáforas). Esto conlleva convertir a Christopher en un narrador poco fiable. Si bien es una persona que lleva la idea de la verdad hasta un nivel más profundo y es patológicamente sincero, su condición implica que sus observaciones a veces no casan mucho con la realidad de la situación. Hay mucho humor a raíz de ello, especialmente con sus ingenuos malentendidos y el conflicto que se produce entre su falta del concepto de la vergüenza y su deseo de pasar desapercibido ante los desconocidos.

A Christopher le gustan las matemáticas porque son seguras, procedimentales y tienen una respuesta definida (ejem ejem), a diferencia de la vida. Sus comportamientos aparentemente ilógicos siguen, en el fondo, una lógica inherente que le permite reducir las opciones a elegir y, por tanto el stress, contrarrestando el efecto de su incapacidad para filtrar o priorizar: se da cuenta (y recuerda) todos los detalles sobre cualquier cosa, y puede rebobinar a voluntad, mientras el cerebro de otras personas está repleto de falsos recuerdos y momentos imaginarios.

Esto provoca que, para él, los animales sean más fiables que los humanos: “Me gustan los perros. Siempre sabes qué está pensando el perro. Tiene cuatro modos. Feliz, triste, enfadado y concentrado. Además, los perros son fieles y no mienten porque no pueden hablar”. Las personas, en cambio, son más indescifrables: cuando tienen una conversación, la gente se mira para entender que piensa su interlocutor, pero Chris no saca ninguna información de ello. Lo mismo ocurre con el amor o el cariño, siendo incapaz de distinguirlo de la mera amabilidad, de igual manera que con las contradicciones y pequeñas incoherencias que todos tenemos.

Todos estos condicionantes hacen su vida algo incómoda, especialmente cuando se relaciona con los demás. Principalmente, con su padre, que lo quiere tanto como está hasta las narices de su extraño comportamiento, o su profesora, que despliega una paciencia infinita para guiarlo hacia una vida más o menos funcional de acuerdo a su condición. El dolor que transmiten sus decisiones queda patente cuando tú te das cuenta de que ninguna decisión es buena y a Chris se le rompe el corazón porque es incapaz de comprenderlo.

Evidentemente, dentro de esta historia, el propio crimen o las desventuras de Chris son lo de menos. Hay ramalazos de humor, pero el libro no va de ello. No es más que una excusa sobre la que vehicular una exposición de la influencia que tiene la condición de Chris en su día a día (la parte del metro es especialmente incómoda). Si vas buscando otro tipo de libro, algo de policías o de chascarrillos fáciles, puede que te lleves un chasco. Incluso la historia no tiene “nada” de especial y Chris puede hacerse bastante irritante (lo es, y mucho), pero si entras en el juego que propone el libro, éste es de los que emocionan.

Nota: 8
Nota goodreads: 3.86/5

martes, 4 de diciembre de 2018

Le llaman Bodhi


Conocía Le llaman Bodhi por ser una referencia de las películas de acción de principios de los 90 y por ser una de las pocas películas que firmó Bigelow mientras estuvo casada con James Cameron. Sinceramente, nunca me había acercado a ella (si será por películas a ver…) hasta que hablaron de ella en La Órbita de Endor, que me la vendieron tan bien que decidí echarle un ojo.

La película nos sitúa en las costas de California, donde un grupo de atracadores de bancos lleva años asolando las sucursales del estado. El FBI manda a un joven recluta (Keanu Reeves) para colaborar con la policía, infiltrándose en los ambientes surferos. Allí conoce a Bodhi, un hombre que vive siempre al límite, un auténtico líder natural, que le enseñará un nuevo modo de vivir. Lástima que Bodhi también es el líder de los atracadores…

Le llaman Bodhi puede resumirse fácilmente como un thriller de oficio. De los que se usan como referencia de la que sacar el molde para hacer el resto de las películas del género. Si bien para los cánones actuales se halla un poco falto de ritmo, cada una de las escenas y de los giros de guión están puestos tal como manda el manual (a decir verdad, es al revés). Peca por ello de convencional, sin apenas sorpresas (ha sido imitado mil veces), pero la firmeza de Bigelow en la dirección permite disfrutar igualmente del film y evitar el aburrimiento que sobreviene con las propuestas más repetitivas. Sin ella bajo los mandos, esta película habría caído probablemente en el saco de la anodinia y no sería tan recordada.

La calidad de Bigelow puede verse en el petróleo que consigue sacar de su limitado par de actores, que hacen esta película en el mejor estado de forma de sus vidas. Swayze está perfecto en su papel de gurú surfero perdonavidas y Reeves nunca ha estado mejor como joven atontado atormentado que no sabe qué hacer con su vida. Se debe destacar también la enjundia con que están resueltas las escenas de acción, sorprendentemente realistas, sin acrobacias innecesarias, pero atractivas para el espectador, como el descenso en paracaídas (muy difícil para la época) o la persecución por los jardines de la urbanización, copiada mil veces en propuestas posteriores.

Sin embargo, Le llaman Bodhi es más importante por ser una auténtica película generacional. Marcó hasta el fondo del alma todos aquellos que la vieron siendo adolescentes a principios de los noventa, pues su nihilismo surfista se conjugaba a la perfección con el amor por el riesgo y la necesidad que se vivía en el ambiente de sentir todas las emociones posibles. Basta con que le preguntes a un puñado de personas de la edad adecuada y te encontrarás con legiones de seguidores incondicionales. Por otro lado, al ser una película generacional, si le preguntas a cualquiera de otra edad, la respuesta será mucho menos entusiasta, pues se identificará mucho menos con la forma de pensar y, menos fascinado, sólo verá un sólido thriller sin tampoco nada especialmente destacable.

A fin de cuentas, es lo que es, un interesante thriller de la “generación MTV” con el que pasar buenos 100 minutos, llenos de surf, chicos y chicas monas, playas paradisíacas, polis corriendo épicamente y un par de tiroteos. Una referencia en el género, aunque el tiempo no le haya dejado ser más brillante.

Nota : 6
Nota filmaffinity: 6.2

PD: Me gustaría saber cómo de “Point Break” se llega a “Le llaman Bodhi”. Por una vez, me quedo con la versión española, imbuyendo del misticismo que merece al personaje.

domingo, 2 de diciembre de 2018

Coco


Cuando se anunció que la siguiente película de Pixar se iba a llamar Coco e iba a ir de un viaje de un chico por el más allá durante el día de los Muertos mejicanos, un servidor enarcó una ceja, recordó El libro de la vida, y se preguntó que se habían fumado los directivos. ¿una película tan cercana y tan parecida a una estrenada justo un par de años antes? Entre que Buscando a Dory no me había entusiasmado y que no tenía muy buenas vibraciones, no es que estuviera muy entusiasmado con la propuesta. El tráiler me animó un poco más, pues por lo menos iba a ser una película colorista. Y así fue que me planté en la sala del cine sin haberme molestado apenas en ver de qué iba o nada más. En vaya sitio me iba a meter.

Olvidémonos de las tumbas grises y de las tristes lluvias de nuestro día de Todos los Santos. En Méjico, el Día de los Muertos es una verdadera fiesta. Un auténtico festival de ornamentos suntuosos y alfombras florales en el que la muerte se adorna con la alegría de vivir. Este proyecto del estudio Pixar coge inspiración dentro de un tesoro de calaveras, vestidos deslumbrantes y criaturas míticas. Desde el pequeño pueblo de Santa Cecilia, cubierto de polvo cobrizo, en el que empieza la historia, hasta la barroca ciudad de los muertos, fabulosa recreación de la vida más allá de la vida, el film utiliza magníficamente la paleta de colores y formas disponibles en nuestra imaginación. Este homenaje a la cultura mejicana es, definitivamente, puro Pixar. Abraza con humor y  melancolía todos los temas que, desde Toy Story a Del revés, son recurrentes en el estudio, conformando un precioso fresco sobre la familia, la infancia, el peso de la fama y los recuerdos y, sobretodo, las consecuencias del inevitable paso del tiempo que nos afecta a todos.

Volvamos a Santa Cecilia. Allí vive una peculiar familia de zapateros. De generación en generación, desde que Papá, cantante sin fortuna, abandonó a Mamá Imelda para perseguir sus alocados delirios de artista, en la familia se ha prohibido la música, impidiendo la producción de la menor nota, del más mínimo acorde de guitarra. Miguel, el pequeño, está decidido a romper el tabú. Su aventura le llevará al mundo de sus difuntos ancestros: una formidable megápolis de muertos muy vivientes, de esqueletos fantásticos, entrañables y cómicos.  Los gags están asegurados en gran medida por el perro de Miguel, un bastardo de lengua increíble que piensa mucho más de lo que parece. Las delicias del culebrón vienen por parte del latin-lover esquelético Ernesto de la Cruz y su troupe. Recuérdame. Pero, como si fuera una terapia familiar, es de la memoria, de la verdad, de la capacidad de recuperación de lo que se trata. Sí, la fiesta de los muertos es, ante todo, una fiesta de la vida.


En ese sentido, sorprende la osadía de presentar ante los más pequeños una película cuyo eje central es justamente, la muerte. No una muerte dulcificada y cool como en La novia cadáver, no. La muerte como parte de la vida, como el paso inevitable que todos hemos de dar algún día, con toda seriedad y crudeza, pero al mismo tiempo asequible para los más pequeños. Es muy fácil que el papi que vaya con su retoño de 8-9 años vea necesario tener una buena charla al salir del cine. Sorprende el respeto y la enjundia con que se trata el tema. Tal como ocurría en Del revés, parece casi imposible salir airoso del brete en que se meten y aquí no se puede hacer otra cosa que felicitar a Pixar. Como se nota que a estos no les gusta hacer las cosas como los demás.

Coco te pega un par de buenos puñetazos en el estómago, provocando de una manera genial que tus sentimientos afloren. Se hace difícil no dejar escapar la lagrimita, o al menos que aflore una triste sonrisa, mientras recordamos entrañablemente todos aquellos que ya no están. Un logro impresionante por parte de los directores.


No nos tenemos que quitar el sombrero únicamente por su tono, sino por la mágica empatía que une a los personajes. A la estupendísima química entre Miguel y Héctor se une el arrollador carisma de Mamá Imelda, el entrañable cariño de Mamá Coco (del título) y la chulería inclasificable de Ernesto de la Cruz. La construcción de los personajes es impecable, ansias, sueños, rencores…parecieran estar vivos (aunque estén muertos). Las relaciones entre ellos son vívidas, percibiendo fácilmente el cariño o el odio que se profesan.

La animación no se queda precisamente atrás, con toneladas de brillantez invertidas en recrear con todo lujo de color y detalles tanto el más allá como el más acá, incluyendo un par de escenas que son puro alarde al alcance de casi nadie (el baile de la Llorona en el estadio o la caída en la piscina de Miguel). Asimismo, se nota que los creadores se han impregnado de la cultura mejicana, perfectamente recreada, dando obvias muestras de cariño y conocimiento. Se comprende desde el primer momento como ha calado tanto dentro de los colectivos mejicanos, los más rápidos en apreciar el mimo que se ha puesto en la cinta.




Las abundantes canciones tienen una obvia influencia mejicana. Si no son de tu gusto (hay gente para todo), puedes pasarlo mal, pero la calidad de la banda sonora es indudable, complementándose con la imagen a la perfección, dejando un par de canciones para el recuerdo que se graban en el alma, la versión de la Llorona del estado, el primer “Poco loco” con Héctor o la “Recuérdame” final,  premiada con todo merecimiento con un Oscar, el primero en música para Pixar.

Por otro lado, esta película no se libró de las polémicas gratuitas que aparecen siempre. En este caso vino debida al doblaje en que se concibió la película, pues la VO se realizó en Español-Mexico en vez de en el inglés típico, lo que enfadó a un puñado de mentes bienpensantes. Polémica que se redobló en España, cuando se pasó al castellano ibérico, manteniendo las voces originales en las canciones (incluso con tonos de voz bastante distintos). Yo la he visto en tres versiones VO, castellano y francés y me quedo, con diferencia con la VO. Un trabajo magnífico.



Para los que vieran el cine, hay que añadir una nota aparte para el clásico corto que viene antes de las películas de Pixar. En este caso se trata de una pequeña historia de Frozen en la que el muñeco de nieve quiere celebrar la Navidad y no sabe cómo. Se trata de veinte minutos tontos y ñoños para los más pequeños sin asomo de la maestría que hemos tenido otras veces como prólogo. Desluce mucho frente a lo que está por llegar.

En conclusión, qué grande es Pixar y qué buenas películas sabe hacer. Incluso cuando se ponen digestivos son el mejor estudio de animación de Hollywood, no hace falta decir cuando se toman un proyecto completamente en serio. Coco es una delicia visual, llena de personajes inolvidables, adornada con una gran banda sonora y completada con un guión que fascina a los pequeños y emociona a los mayores. Señores, un servidor se quita el sombrero.

Nota: 10
Nota filmaffinity: 8.0

viernes, 30 de noviembre de 2018

Cars 3


Dentro del estudio Pixar, la saga de Cars se ha considerado (con razón) como la más floja de todos, pero uno siempre ha sido un poco vicioso de los coches, por lo que veía las películas con mucho más cariño que el común de los mortales (no sé si quiero revisar la 2 y ver qué me encuentro…). Cuando salió el tráiler de Cars3, me tuve que recoger la mandíbula del suelo, pues daba pie a un cambio total en el tono de la obra, casi parecía una obra crepuscular (echadle un ojo, el tráiler es una pasada). Luego ya se supo que la película no iba de eso y me dio un poco la bajona. Esto se unió a una época en que estuve muy ocupado y acabé por no ir al cine (la de veces que pasa).

El tráiler prometía una historia seria de decadencia y retiro, pero, por fortuna para los más pequeños, la película tenía un tono mucho más ligero. Tenemos a un Rayo McQueen que es toda una leyenda de las carreras, pero ya se va haciendo mayor. Colecciona triunfos pero los años pasan y los fallos mecánicos, fugas de aceite y otros problemas de la edad empiezan afectarle. Además, las nuevas generaciones, más jóvenes y fuertes, pisan fuerte y McQueen empieza a no llegar al nivel. Al intentar forzar más de lo debido, sobreviene un accidente que le obliga a alejarse de las pistas, empezando un intenso entrenamiento con la idea de poner un último broche de oro a su carrera.

En sí, constituye una variación a la temática clásica de “esfuérzate mucho que lo conseguirás”, recordándote que las cosas no siempre salen como quieres. Me hace gracia como se ignora COMPLETAMENTE la existencia de Cars 2 para dar pie a una película sobre el paso del tiempo y la necesidad de saber cuándo es necesario adaptarse a los nuevos tiempos y no estrellarse continuamente contra un muro. Pixar demuestra tener una idea tan absolutamente clara de lo que quiere contar en "Cars 3", que incluso propone un inicio realmente extraño, ya que se mete de lleno en esta historia, sin prólogos ni otros subterfugios, y durante el resto de la hora y media hasta el final, se limitará prácticamente a hablar sólo de eso.


Sigue siendo para niños, pero es, con diferencia, la película de Cars menos Disney y más Pixar de todas, y por tanto, la más redonda y equilibrada. Se sostiene argumentalmente, Mate no aparece demasiado y se da una vuelta curiosa al género de las películas deportivas mientras sigue siendo especialmente divertida.

Su punto a favor más inesperado es la profunda evolución del personaje más monolítico de Pixar: Rayo McQueen. La “vejez” quita de un plumazo toda la chulería que ha venido arrastrando todos estos años y se ve obligado a reconstruirse y crecer como no ha hecho en dos películas (en todos estos años). Encuentro curiosa la desaparición de Sally de su vida (creía que eran pareja, pero parece que no), pero no me importa tras la aparición del personajazo que es Cruz Ramírez. Ésta es una coche de carreras con problemas de autoestima que ha derivado en entrenador de la nueva generación al no poder soportar la presión de competir en primera línea. En ella se mezcla la adoración que profesa a McQueen con la decepción de conocer a la “persona” que hay detrás del mito, especialmente cuando aplique sus métodos de entrenamiento, tan diferentes de los que vivió McQueen con Doc Hudson (precioso el homenaje a Paul Newman, por cierto). La interacción entre ambos fluye estupendamente, especialmente si nos acordamos de la cargante grúa que McQueen tenía a su alrededor habitualmente. Me agrada también reconocer a Jackson Storm como un antagonista no malvado. Simplemente es el mejor de los jóvenes y no le tiene una especial inquina a McQueen (al que admira, a su manera) ni se hace insoportable como el Chick Higgs de la primera parte.


Asimismo, el ritmo que sigue la película es vivísimo, manteniéndote entretenido con facilidad con el montón de cosas que van pasando. A destacar también la magnífica animación y el cuidado diseño de imaginería que mantiene toda la película (marca de la casa), metiendo en danza coches ultradeportivos nunca aparecidos dentro de la franquicia (Cruz es un TVR Cerbera, Jackson es un Storm 12… ¡Ay esos recuerdos del Gran Turismo!).

No deja de ser una película para niños, sin ese mensaje para adultos que tienden a acompañar las películas Pixar, pero es una BUENA película para niños. Entretiene y funciona como un tiro, sin rastro de las excentricidades de la segunda parte, constituyendo una película por sí misma y no como el (divertido) compendio de gags que era la primera. No deja de ser menor dentro de Pixar, pero igualmente es superior al 90% de las películas de animación de la competencia (ejem.. GRU3 ejem…)

Nota: 6
Nota filmaffinity: 6.0

miércoles, 28 de noviembre de 2018

Legión y El alma del Emperador (Brandon Sanderson)


En el trabajo he comentado más de una vez lo que me gusta el escritor Brandon Sanderson (sus libros, él no especialmente). Una de mis compañeras tenía casualmente uno de sus libros por casa, que yo no había leído (¡Y firmado!), así que unilateralmente decidió prestármelo para que lo leyera. Y uno eso de que los libros pasen de manos no le gusta nada, no… jeje. ¡Gracias Esther!

Título: Legión y El alma del Emperador
Autor: Brandon Sanderson
Título original: Legion and The soul of the Emperor

“Fantascy presenta un auténtico acontecimiento para los numerosos seguidores de Brandon Sanderson, y un descubrimiento para los que aún no lo son: reunidos en un solo volumen, dos brillantes novelas cortas que ilustran sendas facetas de la obra de uno de los maestros consagrados de la fantasía contemporánea internacional y que hacen gala tanto de su firme pulso narrativo como del alcance de su poderosa imaginación.”
No conozco realmente el origen de esta edición ni he visto que la editorial haga un ejercicio similar con otro autor, por lo que imagino que, en vista del éxito que ha tenido Sanderson dentro del género, compraron los derechos de lo que pudieron y luego buscaron la manera de poder publicarlo de una manera práctica (corregidme si no es así ^^). En cualquier caso, se trata de un libro que contiene dos novelitas cortas (sobre las 90 páginas cada uno) que no guardan ningún tipo de relación entre sí, pero que vician cosa mala.

La primera de ellas es Legión. En ella, se nos presenta a Stephen Leeds, un hombre que tiene una mente repartida entre una multitud de personalidades, entes imaginarios que sólo él ve y que despliegan una diversidad de habilidades especializadas. Cuando contratan sus servicios para recuperar un prototipo tecnológico robado, Leeds se lanza a la búsqueda del inventor, desaparecido en condiciones sospechosas. La investigación conducirá a Leeds por el mundo, en una intensa aventura detectivesca que aborda temas como la naturaleza del tiempo, los usos potenciales de la tecnología y la complicada relación entre la política y la fe.

A pesar de que Sanderson tiende a escribir sobre Fantasía, Legión mezcla varios géneros, entre los que destaca la ciencia-ficción mezclada con misterio, intriga y toques de thriller psicológico. Esta suerte de X-Men pasadísimos de vuelta protagonizan una pasada de novela de las que cuesta dejar de leer. Entre que el planteamiento es original, se desarrolla con un puntito socarrón muy logrado y las escenas de acción están resultas con mucha frescura, esta novelita se devora en un suspiro. Encontraremos autores cuyo estilo es más elegante, pero Sanderson tiene algunas de las ideas más increíbles y únicas que puedes encontrar en tus viajes “librícos”.

No es sólo la gracia de la historia, sino la propia personalidad de Leeds. ¿De dónde salen sus poderes? Puede que esté loco de verdad e imagine todas las personalidades a su alrededor. Quizás podríamos abogar por su cordura, pues es consciente de sus alucinaciones y de que “no debería” estar viéndolas. Por otro lado, también sería posible atribuir su presencia a poderes “Mutantes” de Leeds, que aprende nuevos conocimientos al estilo Neo (se Kung-fu), creando una nueva personalidad que le asesora en todo lo que hace. Lo más curioso es que todo se traduce en que Leeds tiene una personalidad bastante plana, como si fuera un espejo en el que se reflejan todas sus alucinaciones, de personalidad fuerte y definida, poseedoras de interesantes habilidades, cuyos diálogos y discusiones entre ellas son la mar de cómicos.

Otro detalle destacable a raíz de la imaginación de Sanderson estriba en el artefacto a recuperar, una cámara capaz de hacer fotos más allá del tiempo, lo que da lugar a interesantes planteamientos sobre sus aplicaciones y los peligros que implicaría (muy bien tratados).

Se trata de una novela que pide a gritos más trasfondo y desarrollo, nuevas aventuras, pues funciona como un tiro y te deja con ganas de más. Sin embargo, estoy seguro de que si fuera así, el efecto no sería tan espectacular. Gran parte de su capacidad de fascinación se basa en el misterio alrededor de los poderes de Leeds y si se intentara dar una explicación plausible para ellos, perdería gran parte de su gracia.
En resumen, se trata de una novela corta ajustada al milímetro para molar mil sin ningún tipo de ambages.

Nota: 9

La segunda parte del libro es El alma del emperador. En ella, Shai, una maga falsificadora, ha sido condenada a muerte; pero el consejo le ofrece su libertad a cambio de la mayor falsificación que pueda emprenderse: la del alma del emperador, que se encuentra en estado catatónico tras un atentado. Al adivinar las motivaciones de sus captores, Shai deduce que no conseguirá sobrevivir aunque logre cumplir el cometido Así pues, trama formas de escapar del palacio a la vez que se esfuerza en comprender hasta el límite de lo posible los entresijos de la personalidad del emperador. Aunque asume la necesidad de huir, a Shai le atrae poderosamente la idea de crear la falsificación más extraordinaria del mundo… ¿Es posible crear una copia de un alma tan convincente que supera al original?

Esta novelette es mucho más reflexiva que la anterior, sucediendo principalmente en el interior de una celda en la que la mejor falsificadora del mundo hace su trabajo. En esta historia, Sanderson crea una estupenda trama política de intrigas cortesanas que atrapa como pocas mientras aprovecha para reflexionar sobre el poder la falsificación y qué necesita un objeto para ser considerado “real” (a medio camino entre El cementerio de Praga y sobre las disquisiciones Platónicas sobre QUÉ es un objeto). Casi nada.
Además, volvemos al mundo de Elantris, aunque no tenga nada que ver con esa novela, leyéndose de manera separada. Este universo se aleja de la típica fantasía épica “anglosajona” a la que estamos acostumbrados, añadiendo muchas influencias orientales sin por ello caer en los tropos más habituales de los Mangas japoneses. Quizás el referente más obvio para el público en general sería la serie de Nickleodeon Avatar, en la que tramas “occidentales” se suceden en reinos de clara influencia tailandesa/china/indonesia.
Y luego tenemos a Shai. Un personajazo como la copa de un pino. Artista, asesina, falsificadora y al mismo tiempo con un férreo código de la decencia y toneladas de arrogancia. Ridículamente bien esculpido, se hace querer por su personalidad llena de exquisitos detalles. Impresionante.
Asimismo, aquí si tenemos claro que hay magia en el ambiente, con un sistema de magias muy cercano a la ciencia (ejem ejem) que no me voy a poner a explicar pero que destila consistencia y verosimilitud, como suele ocurrir en las creaciones de Sanderson.
Al final la novela tiene todo: Un personaje principal de bandera, emoción a raudales sobre lo que ocurrirá, un final difícil de prever pero coherente al que se te lleva en un subidón constante que deja un sabor de boca impecable. Otra obra que se devora cosa mala.

Nota: 10

En resumen, si te gusta Brandon Sanderson, te ENCANTARÁ. Si no lo conoces, también. Dos pildoritas de fantasía de primerísima calidad. Son originales, viciantes y te obligan a pensar un poquito, además de leerse en dos tardes. ¿Qué mejor? 

Nota: Actualmente, ambas novelas han sido expandidas y gozan de saga propia que todavía no he leído. Tendré que buscármelas