domingo, 20 de noviembre de 2016

Freelander (Miljenko Jergovic)



Llevaba un tiempo comentando con Lauriqui que me apetecía ponerme con alguno de los autores de la antigua Yugoslavia, de los que ella es bastante seguidora. Supongo que era cuestión de tiempo, pero he aquí que me hallé con un libro liberado en mis manos de un autor moderno de esa literatura. (¡Gracias!)


Título: Freelander
Autor: Miljenko Jergovic
Título original:Freelander

“Un telegrama comunicándole la muerte de un anciano tío con el que no tenía contacto hace que Karlo Adum, un profesor de historia jubilado y viudo que trata de hacer frente a su patética soledad mediante la ironía y el cinismo, emprenda un viaje de Zagreb a Sarajevo. En su viejo Volvo del 75, su más preciada posesión, recorre un país ahora dividido en territorios croatas, bosnios y serbios. El viaje será a la vez un regreso metafórico a su propio pasado, medio siglo después de haber tenido que huir precipitadamente de Sarajevo, donde su madre frecuentaba la compañía de oficiales alemanes, italianos y croatas fascistas durante la Segunda Guerra Mundial. Pueblos abandonados a causa de la guerra, restaurantes de carretera, intensos encuentros deportivos, accidentes de tráfico, personajes pintorescos…todo invita a Adum a adentrarse en los recodos más sombríos de la historia y de su propia memoria. Pero ¿qué teme encontrar en Sarajevo el pacífico Karlo Adum y qué le impulsa a hacerse con un revólver?”

Freelander es un libro un tanto extraño, pues la historia que se desarrolla en el mismo es de relativamente poca importancia. Hasta cierto punto, las desventuras del pobre maestro Adum nos son totalmente indiferentes. Jergovic se vale de ellas para plasmar en negro sobre blanco todas las complejidades y contradicciones intrínsecas de las diversas regiones de la antigua Yugoslavia, repletas de contrastes pese a estar separadas por apenas un puñado de kilómetros.
El propio Karlo Adum,  no es más que un viejo cascarrabias, consciente de que sus mejores años hace mucho que pasaron y no tiene mucho más que hacer aparte de esperar a que llegue la muerte, como una suerte de país anacrónico que ya no existe, cuya existencia queda desdibujada en torno al ambiente que tiene a su alrededor. 

El viaje en carretera entre Zagreb y Sarajevo le sirve a nuestro personaje para sumergirse en sus pensamientos sin apenas interaccionar con nadie más. Las paradas que tiene el camino se entrelazan con los recuerdos del propio Karlo. Historias de juventud, de madurez o de infancia que se relacionan con los lugares que va visitando, rememorando así, como un espectador cínico, la evolución de la convulsa historia que une ambas ciudades. Somos testigos, pues, de la variopinta fauna que pueblan estos países, un puñado de tarados por las sucesivas guerras y enconados odios que, son tan dados a la alegría alborozada de una borrachera en común como a una sanguinaria pelea en la que todo vale por eliminar al forastero.

No se puede negar que se trata de un libro bien diferente. A primera vista no tiene nada que me haya invitado a seguir leyendo ni he sentido apenas avidez por pasar una página más. Sin embargo, ha sido una experiencia interesante en la que he aprendido de muchas cosas de la sociedad yugoslava que desconocía (y bastante verosímiles, a juzgar por lo preguntado a un puñado de conocidos de la zona). Uno de estos libros, a medio camino entre la novela y el ensayo, en los que el camino importa más que las ganas de llegar al final que me sirve como mi bautismo dentro de los autores de esta literatura. Por mi parte, es probable que repita en ella cuando mi cola de pendientes se reduzca a límites más manejables.
En fin, una propuesta inusual y satisfactoria que te acerca a una realidad cercana pero desconocida.
Nota: 6
Nota goodreads: 3.43/5


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