martes, 25 de octubre de 2016

El Adeptus Oscuro (Ben Counter)



Hace chorropotocientos años, en una época que devoraba cualquier libro de WH40k que se publicaba, leí Los Caballeros Grises, de Ben Counter, un autor poco habitual en la franquicia. En su momento, disfruté mucho por su apuesta para distinguirse del estilo habitual en el Universo. A pesar de que ya hace mucho que publicó la trilogía completa, no sé por qué nunca la llegué a acabar. Años después hago un poco de penitencia y me pongo con la segunda parte, ¡que ya tocaba!


Título: El adeptus Oscuro
Autor: Ben Counter
Título original: Dark Adeptus

Algunos secretos nunca debieron ser descubiertos.
La secuela de la afamada novela de Ben Counter, Los Caballeros Grises, lleva al Juez Alaric y a sus hermanos de batalla a una nueva aventura. Los Caballeros Grises son enviados a Chaeroneia, un planeta que se había esfumado hace cien años y que ha reaparecido misteriosamente, para investigar si ha sido corrompido por el Caos. Lo que encuentran es más siniestro que sus peores pesadillas.
Marcada por la acción y por un ritmo trepidante, El Adeptus Oscuro enfrente cara a a cara a los Caballeros Grises con los Sirvientes de la Oscuridad y sus monstruosas máquinas poseídas.”

Y otra vez, pedazo de sorpresa. Los Caballeros Grises apostaba por acercarse al género de la novela negra, pero ambientada en el cuadragésimo primer milenio (sin por ello dejar de tener altas dosis de acción de calidad). El adeptus oscuro no iba a ser menos al distanciarse de lo habitual, convirtiéndose prácticamente en una novela de terror con mucha influencia de propuestas como Aliens: el regreso u Horizonte Final.  La escuadra de combatientes de élite del Juez Alaric es contratada por un nuevo inquisidor para investigar la aparición de un planeta forja aparentemente corrompido por el Caos. Cuando desembarcan, se enfrentarán a una serie de demonios cibernéticos de lo más aterrador. El grupo deberá arreglárselas para sobrevivir mientras averiguan cuál es la fuente de la corrupción del planeta. 

El Juez Alaric es el mismo Marine entregadísimo y fiel al Emperador que es capaz de salir indemne de cualquier batalla. Entrenado para no sentir el miedo, padece el mismo síndrome que la mayoría de protagonistas de los Marines Espaciales: es incapaz de seguir las reglas y no tiene ningún miramiento en saltárselas cuando le conviene. Algo anatema para un Marine, pero común a Uriel Ventris, Ragnar Blackmane y un largo etc. de personajes de los libros. No es que tenga más rasgos distintivos que estos, pero es que tampoco los necesita. Tiene carisma de sobras para aguantarlo. 

El resto de personajes no están tampoco más desarrollados, pues no son más que puro tópico. No obstante, es tópico bien usado. El propio Inquisidor Nyxos, el resto de la escuadra, el Adeptus MecanicusSon personajes que, con otro nombre, hemos conocido anteriormente y por ello ni hace falta presentarnos. Son lo que son, y punto, con toda la consistencia y el carisma que uno pudiera desear en una propuesta de este estilo. 

El personaje que más originalidad desprende es justo el antagonista, El Castigador: un demonio que se ha infiltrado tanto dentro del Adeptus Mecánicus que ha olvidado su propia condición maligna y cree ser la auténtica reencarnación del Omnissiah (el Dios-Máquina), comportándose como un virus informático que afecta a todas las entidades mecánicas a las que se acerca. En vez de los tentáculos y las mutaciones habituales, tenemos monstruos digitales, ataques desde la red y un puñado más de ominosas amenazas fabricadas a partir de sucesiones de unos y ceros. Los debates que tiene con Alaric acerca de su maldad son especialmente curiosos, principalmente porque el demonio está convencido de estar del lado del bien.  

El planeta que Ben Counter crea destila malignidad, mostrándose tan inhóspito para la vida humana como el más infecto de los universos Lovecraftianos. Cada página parece impregnada de una atmósfera malsana en la que la locura acecha tras cualquier esquina, consiguiendo una narración llena de tensión y un continuo de situaciones opresivas que son capaces de encogerte el corazón mientras sigues las acciones de este puñado de soldados. 

La acción que se despliega es de lo más divertida, lo que conjugado con el ambiente terrorífico, convierte a este libro en una experiencia muy fresca e inusual dentro de la franquicia. Counter tiene una manera de contar la historia que te mantiene totalmente pegado al libro, aunque puedas predecir más o menos lo que ocurrirá. El entretenimiento que proporciona el libro es muy alto a la que te guste un poco el género, no te deja descansar ni tiene un momento de aburrimiento.

Toda la diversión culmina como uno esperaría dentro de un mundo forja: Una lucha de cuatro Marines contra un Titán poseído por el Caos. Hay que felicitar a Counter por salir airoso de un clímax tan pasado de página como éste. Se hace dificil hacérselo pasar peor a los protagonistas, que salgan bien parados de la lucha (ejem ejem) y que ello no signifique ponerse a pegar patadas al trasfondo. Lo dicho, todo un gustazo leer las últimas cincuenta páginas. Adrenalina de la más divertida.

Si bien no recomendaría estos libros a cualquier desconocedor de la franquicia, la saga de los Caballeros Grises se convierte en un rara avis dentro de la colección. Todo el asiduo lector de estos libros debería acercarse a esta saga para encontrar un puñado de historias diferentes que constituyen una experiencia refrescante y divertida sin por ello salirse de la atmósfera y la imaginería de WH40k. A mi parecer, pocas sagas más disfrutables para el veterano seguidor del Universo del cuadragésimo primer milenio. Curiosamente, tiende a estar poco considerada por la opinión general, justamente debido a lo poco canónica que es.

Nota: 9
Nota anobii: 3.78/5

viernes, 21 de octubre de 2016

La loca historia de las galaxias



A lo largo de la década de los setenta, Mel Brooks nos brindó un buen puñado de deliciosas parodias de diversos géneros cinematográficos. Curiosamente, la ciencia-ficción no fue uno de los géneros que tocó. Alguien se lo recordó años después, por lo que Mel Brooks decidió salir de su retiro y parodiar la mayor saga intergaláctica: Star Wars

El implacable (y estúpido) Imperio galáctico oprime el Universo con puño de hierro. Su mayor adalid, el infame Casco Oscuro, viaja de planeta en planeta con sus destructores para robar todo su aire, destruyendo así a sus enemigos y perpetuando la tiranía ejercida por el Imperio. Una nueva esperanza aparece cuando la suerte está del lado de los buenos y, aunque el Imperio contraataque, el retorno del héroe estará presto para triunfar sobre el mal mientras nos desternillamos en el camino.

Cada vez que veo las películas-parodia de Mel Brooks me asombro al contemplar la diferencia que hay respecto a sus equivalentes actuales. Nuestro desnortado director no se contenta con hilar un puñado de gags mordaces, no. La loca historia de las galaxias es una película que se sostiene por sí sola, pues tiene un argumento coherente y una historia que contar. Partiendo de este armazón, Brooks se dedica a ridiculizar con ingenio y mala idea todos los tópicos del género. La cantidad de chistes y gags que llegan a embutirse en la película es simplemente descomunal. Incluso a veces tienes tres o cuatro chistes ocurriendo a la vez, con lo que descubres nuevos detalles a cada vez que la vuelves a ver.

La loca historia de las galaxias se dedica a dar la vuelta a cada escena de la archiconocida Guerra de las Galaxias para choteo del personal. Los wookies se transforman en hombres perro, el Halcon Milenario es una Furgoneta intergaláctica, Casco Oscuro es la versión más idiota posible de Darth Vader… Para que nos hagamos una idea, las historias se parecen tanto que Brooks tuvo miedo de que George Lucas quisiera denunciarle por plagio (e incluso ganar). Con la idea de curarse en salud, le presentó el guión a Lucas antes del rodaje para así contar con su aprobación y evitarse líos. Curiosamente, los continuos ataques de risa que provocó al visionario director consiguieron que no sólo no se molestara con el homenaje sino que incluso tomó parte activa en su producción, poniendo los recursos de ILM y otros restos de la producción original a disposición de Brooks. Por ello no debe sorprender el empaque que muestra en su puesta en escena, con unos medios y unos efectos especiales mucho mejores de lo que pudiéramos esperar. 

La única condición que puso Lucas fue que no podía haber merchandising de esta versión de la película. Brooks reaccionó a esta prohibición del modo más descacharrante: ¡Cada elemento que aparece en pantalla se convierte en merchandising dentro de la propia película! (tienda de souvenirs incluida). 

Podría rellenar páginas y páginas explicando pormenorizadamente como se ha desglosado cada icono original en esta desnortada adaptación. Como no quiero aburriros, destacaré dos momentos épicos que casi me hacen caer del asiento: La escena de Alien (inolvidable) y la pelea de anillos láser que deben empuñarse desde la entrepierna. Simplemente descomunales.  Por cierto, el propio Halcón Milenario está aparcado en el espaciopuerto-bar de carretera espacial. 

Si os fijáis, no he comentado nada sobre los actores o sobre la música. Realmente, sólo se puede decir que cumplen a la hora de dar el pego, excepto el inconfundible Rick Moranis que hace un Casco Oscuro tan maligno e impactante que llega a hacer sombra incluso al propio Darth Vader (¡Peinad el desierto!). 


La loca historia de las galaxias es justo eso, una loca historia de las galaxias que se las pinta sola para llenar noventa minutos de absurdeces más grandes que un piano y de las chorradas más grandes que uno pudiera imaginar. Con ella, el descojone está asegurado, haciéndose ideal para ver en cualquier momento y acabar con una sonrisa de oreja a oreja. 

¡Que la suerte os acompañe!
Nota: 8
Nota filmaffinity:  5.7

miércoles, 19 de octubre de 2016

Leyendas de pasión (Jim Harrison)



Avanzando con la Cesta’13, llego al libro nº11 (ya queda menos), ¡que tiene la gracia de tener a Brad Pitt en la portada! No en vano, protagonizó la película que adaptaba uno de los relatos que contiene el libro.

Título: Leyendas de Pasión
Autor: Jim Harrison
Título original: Legends of the Fall

“Este libro reúne tres historias de venganza, elaboradas con otras tantas fórmulas de materias pasionales muy distintas. Tres historias que jamás se borrarán del recuerdo del lector, atrapado por la maestría narrativa de Jim Harrison. En la primera, Cochran se juega la piel robándole la novia al sanguinario “Tiburón”. En la segunda, Nordstrom, un cuarentón de vida fracasada, se enfrenta con osadía a la extorsión y las amenazas de muerte. En la última, las ansias de libertad de Tristan, le convertirán en un proscrito, que acabará enfrentándose a su propio hermano.”

Leyendas de pasión es un libro compuesto de tres historias cortas (de exactamente 90 páginas cada una) que, realmente, no tienen nada que ver. No coinciden en época, ni en temática ni en género. No hay lugar para hilvanarlas, siendo totalmente independientes una de otra. 

Venganza sigue el patrón de un culebrón clásico de telenovela mexicana. En un punto indeterminado de la frontera California-Mexico, un marine venido a menos ha conseguido hacer amistad con el cacique local, del que aprovecha para pegarse la gran vida. Como es necesario que tengamos una historia que contar, no se le ocurre otra cosa que beneficiarse a la novia de su benefactor, creyendo que, en aras de su amistad, no le va a hacer nada (Si, claro…). A partir de ahí una sucesión de venganzas en tierra fronteriza, con mucho alcohol, rancheras y lamentos por medio que no acaba de tener mucho sentido, en la que Harrison se permite dedicar numerosas páginas a personajes que luego no tienen ninguna importancia (el médico, por ejemplo). Realmente, la historia no sabe ser interesante y no llamará más la atención que a los fans del género. Por mi parte, una trama tan manida y un protagonista tan estúpido no ha provocado otra cosa que estarme noventa páginas pensando: “este tío es toooontooooo….”.

El hombre que perdió su nombre es la que más me gracia me ha hecho de todas. Nordstrom es un ricachón que al llegar a la cuarentena, ha perdido cualquier aliciente en la vida. Ha cumplido todos sus sueños y apenas debe esforzarse para conseguir cualquier cosa que le apetece. Sin embargo, tampoco tiene nada a lo que aferrarse y está dispuesto a cualquier cosa para salirse con la suya. Por ello, cuando los mafiosos de Miami intentan chantajearle, aprenderán que no es buena idea coaccionar a alguien al que no le importa mucho lo que le puedes llegar a hacer… Me ha hecho mucha gracia como un personaje en apariencia tan botarate e inofensivo sea en el fondo un tiburón que no se inmuta ante nada ni ante nadie, arrojando matones por la ventana o llevándose jovencitas a la cama con la misma facilidad con que respira. No es que el relato valga gran cosa pero no me esperaba tanto cinismo y tanto humor negro en este relato, y menos viniendo de lo leído anteriormente.

Leyendas de pasión es el relato más famoso, el que ha sido adaptado al cine. En él, seguimos las desventuras de un joven canadiense de principios de siglo con poca amistad por la autoridad y muchos anhelos de aventuras. Desde su retorno trastornado de la Primera Guerra Mundial hasta su establecimiento exitoso en la Cuba pre-castrista, seremos espectadores de las idas y venidas de un personaje con poco apego a las costumbres y muchos problemas de conciencia.  A pesar de que se supone que su vida debe ser apasionada e inolvidable, no he podido casar con una historia aburrida, confusa y decepcionante. Antes que un relato como tal, esta pieza parece más bien el guión de una película mal adaptada. Descripciones pobres, nulo sentido del ritmo y un desarrollo de personajes pretendidamente épico convierten un relato prometedor en olvidable.

Se me ha hecho muy largo, a pesar de sus exiguas 300 paginitas. La verdad es que hacía tiempo que no me sumergía en un libro tan flojete. Los relatos de Harrison están plagados de personajes planos, de sucesos incoherentes y de páginas dedicadas a descripciones mejorables de elementos que luego no tienen ninguna importanciaa. Mi impresión es que Harrison se obsesiona en resumir antes que narrar. Te dice todo lo que cada personaje hace y todo lo que hizo en el pasado hasta llegar hasta aquí una y otra vez. Ninguna de las historias tiene el más mínimo sentido del ritmo o de la inmediatez, con lo que se hace dificil que ninguna de ellas cobre la más mínima importancia para el lector. Como he dicho antes, parece más bien estar leyendo la audiodescripción de una película antes que un libro propiamente dicho.

Curiosamente, cada uno de estos mejorables relatos me ha recordado a una versión mala de los relatos que Pedro Cacereño me brindaba en Tia Julia y el escribidor. Bueno que es escribiendo Vargas-Llosa.

Nota: 1
Nota goodreads: 4.04/5

He leído por ahí que uno de los mayores valores de Jim Harrison es su lirismo y su alma de poeta. Si en verdad es así, este factor se ha perdido completamente en la traducción (y no me voy a molestar a leerle en VO para comprobar si es verdad o no).

lunes, 17 de octubre de 2016

Cazafantasmas



¡Por fin he visto la película más odiada de la historia! Antes siquiera de que se estrenara ya había hecho correr ríos de tinta y toneladas de bilis. No es que uno sea amigo de los remakes gratuitos, ni mucho menos, pero no me parecía que esta propuesta fuera merecedor de tanto rechazo.

Si ya estamos acostumbrados a ver Estrellas de la Muerte destruidas una y otra vez, en este caso se realiza una fotocopia (casi) de la película original, cambiando al elenco y actualizando un poco algunos gags. Es decir, los fantasmas invaden Nueva York y la aparición de un aguerrido grupo salvador se hace obligatoria. Después de todo, si la segunda es casi una repetición de la primera y funcionó (más o menos),  ¿por qué ésta no debería hacerlo también?

Lo que más hay que destacar y (casi) lo único que le exigía. Que cosa más divertida. No sólo bebe acertadamente de la propuesta original, sino que actualiza los chistes, le añade una vuelta de tuerca a otros y aprovecha para meter chorrocientos guiños y tonterías que han salido en todas las películas de fantasmas que se nos puedan ocurrir. El resultado es muy desigual, hay gags tronchantes, otros que son auténticas bastardadas y un puñado que no sé qué gracia se supone que tienen (¿Alguien me puede explicar los de la sopa?), pero en conjunto, la película consigue lo que busca: Ser un divertimento alegre y tontorrón con el que pasar dos horitas bien entretenidos. 

Quizás los momentos que más chirrían son aquellos en que se intenta homenajear al referente. Paul Feig quiere remarcar tanto que se está haciendo un homenaje y debemos estar atentos a él que el propio chiste pierde su gracia. No obstante, se agradece (ay esa nostalgia) que todos los actores vivos de la película original hayan querido pasarse por ahí y satisfacer a los fans.

Su papel (Murray, Weaver & company) es sustituido por un puñado de humoristas surgidas del Saturday Night Live (¡como hace treinta años!). Melissa McCarthy realiza el papel más simpático que le recuerdo, pues siempre me carga en exceso. Todas dan bien el pego con lo que se les pide, pero de entre ellas, destacaría a Kristen Wiig. Al principio se me hace difícil ver por dónde coger su personaje, pero al final llegas a la conclusión de que está tan zumbadísima que no puedes sino despiporrarte con sus idas de olla (¡y su combate contra el peregrino, coñe!). De los secundarios, destaca con luz propia Chris Hemsworth, que le da una vuelta de tuerca muy curiosa al papel de la rubia tonta con su rubio buenorro absolutamente imbécil. Un personaje muy bien parido desde el guión y una actuación muy bien tirada, especialmente con su escena post-créditos, canelita pura. Mi quejica interior estaba pidiendo a gritos esa escena durante la película y va y me la enchufan como bis. Con un par (Gracias ^^). 

Lo que más se nota en la evolución de la película es en unos efectos especiales muy resultones bien introducidos al servicio de la película. A destacar la espectacular lucha contra los fantasmas en Times Square. ¡Cómo echábamos de menos una buena coreografía de tortas en los Cazafantasmas! Por su parte, la música usa y abusa el archiconocido tema de los Cazafantasmas, pero ello no es óbice para que resulte cargante. 

Lo que más gracioso se me hace es que el guión no innova lo más mínimo: Aparecen fantasmas, vuelven (ejem) los cazafantasmas; un malo quiere destruir Nueva York, hay un monstruo gigantesco y un buen puñado de fuegos artificiales para acabar. Todo ello aderezado con un descomunal bombardeo de chistes y un ritmo de lo más vivo que te lleva en volandas durante su metraje. 

Cazafantasmas ha sido lo que quería ser: la película más divertida de su verano. 90 minutos de diversión refrescante sin ninguna complejidad.

Nota: 6
Nota filmaffinity: 5.5

A posteriori, me parece gracioso cómo su polémica campaña publicitaria basada en soliviantar a los trogloditas ha sido un éxito. Si bien la mayoría de escritos que han aparecido por doquier están plagados de vómitos y otras regurgitaciones, la productora ha conseguido que TODO el mundo hablara de ella. Aunque la mitad de los espectadores sólo la hayan ido a ver para escupir sobre ella, el exitazo ha sido brutal. No hay más que comparar lo desapercibidos que han pasado otros remakes recientes (desafío total, robocop…). ¡Bien jugado!