martes, 23 de agosto de 2016

Nemesis (James Swallow)



Después de Helsreach, me apetecía seguir con los libros de Warhammer, así que decidí retomar la Herejía de Horus allá por dónde la había dejado, en la entrega Nº13 de la misma. Llevo un poco de retraso, ¡que ya van por el Nº25!

Título: Némesis: La guerra en la sombra
Autor: James Swallow
Título original: Nemesis

Dos años después de la horrorosa matanza de Isstvan IV, Horus le declara abiertamente la guerra al Imperio. Pero en las sombras del Palacio del Emperador un grupo de sujetos poderosos se reúne. Su plan es enviar un equipo de asesinos que ejecute al Architraidor Horus y así acabar con la guerra por el dominio de la galaxia antes de que ni siquiera comience. Lo que no saben es que Horus y sus aliados ya han iniciado su propio plan, igual de siniestro, para acabar con el Emperador.”

Después de que la Herejía de Horus se ha desvelado (creo recordar que en el libro 7), la saga se ha dedicado a ponernos al día de todo lo que ha ocurrido durante esas fechas fuera del foco principal de la acción. Así pues, hemos visto lo que ocurría en Marte, los problemas de los Ultramarines, las unidades de las Legiones traidoras que desconocen su deserción, Próspero… En Némesis la atención se entra en iluminar las sombras que habitan tras las sombras, el Oficio Asasinorum que elimina discretamente a los enemigos del Emperador. ¿Qué mejor que enviar a los más brillantes asesinos de la Galaxia para acabar con el Archienemigo?

La autoría del libro recae en James Swallow, que destaca por ser uno de los autores menos imaginativos de la franquicia. En los comentarios finales del libro, agradece la inspiradora y vital contribución de otros autores como Graham McNeill o Dan Abnett. Dicho esto, y después de haber leído la novela, me queda la duda de cuantas páginas ha acabado escribiendo cada cual, como si la “ayuda” de los pesos pesados de la franquicia tuviera una presencia, digamos, excesivamente importante. Se aprecian claramente tres estilos diferentes a la hora de componer las escenas de acción y desarrollar la trama, como si el libro no fuera otra cosa que un compendio de mini-relatos pegados y agrupados según venían escritos. Las luchas estelares son muy deudores del estilo que McNeill utiliza cuando la acción toma escalas masivas; por otro lado, las escenas de acción son muy diferentes entre sí, como por ejemplo el contraste entre el primer asalto del Eversor a las tropas (en la que apenas se te dice que está matando malos y punto) o la lucha final de la Callidus, todo un lujo de ritmo y coreografía, con la prosa peliculera característica de Abnett. Además, toda la conspiración de Lanza y los Agentes Comerciales es decididamente suya. Parece casi que los otros tuvieran unos cuantos capítulos escritos y Swallow se hubiera limitado a “rellenar los huecos”. Es algo que llama mucho la atención, de vez en cuando la acción “sucede” y en otros, “se te cuenta que sucede”, con el consiguiente efecto en el ritmo y el disfrute.

Para rematar la jugada, tampoco es que la historia llame mucho la atención: por un lado, tenemos el proceso de reclutamiento de este grupo de asesinos para su misión, que se produce con excesiva parsimonia; por otro, tenemos la investigación criminal de un asesino muy expeditivo en un planeta perdido de la Galaxia en el que, ¡Oh, casualidad! Horus va a hacer una visita y Erebus ha plantado la semilla para crear un Asesino del Caos. Obviamente, todas las misiones confluirán en un clímax pretendidamente épico que no ha acabado de llenarme más allá de un par de momentazos contados. 

Pero bueno, vamos a los personajes, que son muy característicos de cada uno de los diversos tipos de asesino que tenemos en el mundillo del 40k. La gracia es que mientras los jugones ya los conocen y verán que están bien trasladados, los profanos no se sentirán perdidos, ya que se introducen con acierto, explicando su idiosincrasia sin volverse pesados. 

El equipo está liderado por el Asesino Vindicaire, el francotirador paciente que más nos puede recordar a los videojuegos de Splinter Cell o similares. Calculador como los mejores James Bond, siempre tiene un plan secreto con el que salir adelante, es un soldado taciturno perfectamente consciente de que debe hacerse “lo que debe hacerse” sin importar el coste y quién cae en el camino, lo que le causará ciertos problemas a la hora de liderar el grupo. 

Aunque no sea el personaje más importante, el más inesperado y mejor construido es la Asesina Culexus. Concebida como una asesina de psíquicos, en este caso es una paria criada casi dentro de un laboratorio, que no entiende muchas convenciones sociales y no sabe muy bien qué hacer con su vida, más allá de acabar con el objetivo que se le asigna. Se me hace muy entrañable como mezclan su letalidad y su ingenua manera de ver el mundo. Se muestra siempre dispuesta a aprender algo nuevo y disfrutar de lo bonito que tiene la vida pero al mismo tiempo no tiene el más mínimo inconveniente en reventar la cabeza a un puñado de soldados enemigos.

El tío duro del grupo es el Asesino Eversor. Descritos como seres sedientos de sangre que no saben pensar, este Eversor en concreto sí se presenta como un descerebrado asesino pero, una vez calmado, se transforma en un simple Vegeta de tres al cuarto. No esperaba que tuviera mucha personalidad ni tampoco la tiene, pero me sorprende el contraste que se produce entre el baboso destripador cuando se pone el mono de trabajo y el malhablado gruñón cuando descansa. Un “quiero ser malote pero no llego” de manual. 

La siguiente del pack es la infiltradora asesina Callidus. Con ella se ha realizado un trabajo muy bueno para asemejarse a la imagen que todos los jugones tendríamos de la misma: un ser que ha pasado por tantas personalidades que ha perdido la suya propia y se convierte en Nadie cuando no se encuentra en una misión. Se acerca tanto al tópico que acaba por no tener ningún tipo de gracia o hecho diferencial de ningún tipo. Cuesta reconocer cuando es ella quién habla o actúa, más allá de que es letal y punto. Por lo menos Swallow Abnett le permite tener un momento de gloria con una pelea de las más rebonicas del libro. 

Los dos tipos de asesinos que no hemos visto antes en la franquicia son bien diferentes pero molan a su modo. Sabíamos que existía el tipo Venenum, especializado en los venenos (obviamente). A pesar de querer darle características especiales a la asesina Venenum del grupo, su modus operandi se parece demasiado a una Callidus venida a menos, siendo la asesina con menos gracia de todos. Sin embargo, también es quién tiene la personalidad mejor desarrollada, arrastrando traumas del pasado que la condicionan. Mientras que el resto de asesinos pasará delante de todos para cumplir la misión, su celo para evitar los daños colaterales es inesperadamente puritano. Se convertirá en el puntal sobre el que gira toda la misión, especialmente cuando se empiecen a desvelar secretos que era preferiría mantener ocultos.

El último de los tipos de asesino que encontramos en el grupo es el Vanum. De éste no habíamos oído hablar nunca, pero pronto aprendemos que se especializa en el control de la información y su uso discrecional para abatir objetivos. A medio camino entre un espía clásico y un hacker, resulta extraño encontrar un personaje de este estilo en el brutal mundo del 40k. Aunque su aura de patán friki de las cosas mecánicas mola, no casa de ninguna manera con la forma de comportarse que tendría un adepto del Mechanicus. Un seguidor de la tecnología del siglo XXI chirría mucho con la idiosincrasia el Universo y seguro provocará espumarajos a los puristas del trasfondo. 

Así mismo, también encontramos el compendio de cameos obligatorio en estas propuestas: Rogal Dorn, Erebus, Horus e incluso el Emperador hacen una breve aparición para recordarnos que esta novela ocurre durante la Herejía, añadiendo un poco de épica y trascendencia a una historia que no acaba de tenerla.

Cada vez me gustan menos los libros de Swallow. A pesar de que La huida de la Einsestein era de lo más disfrutable, sus flojísimas historias de los Ángeles Sangrientos y ésta entrega de la Herejía de Horus se hallan entre los libros más prescindibles de la franquicia. Un autor irregular, cuanto menos.. 

Si bien me hace gracia que la franquicia dedique algunos libros a aquellos ejércitos menos populares con un papel secundario en el destino del universo (estoy pensando en la novela de la Legión Alfa, por ejemplo), en este caso es un factor que lastra la propia epicidad del libro. Tenemos a los mayores asesinos de la galaxia en uno y otro bando, pero nada de lo que hagan afectará al statu quo de la Galaxia (detalle que el versado en el trasfondo conoce sobradamente), lo que le quita mucha gracia al libro. Por si fuera poco, la manera en que confluyen los dos grupos de súper-asesinos con una investigación criminal “standard” es de lo más forzado, increíble incluso para los estándares que se suelen manejar en la franquicia. 
 
Swallow ha compuesto una entrega bastante irregular, que va de un lado a otro sin control y mezcla páginas brillantes con capítulos que no aportan nada al entretenimiento. Se ha leído sin dificultad, pero no tiene nada que lo haga destacable. Los personajes no tienen personalidad más allá del tópico y la cantidad de veces en que la acción “se te cuenta” en vez de “verla” le hace bajar aún más enteros. No es el más flojo de la saga (los hay peores) pero no es un libro a recomendar más allá de a los completistas y, decididamente, no ha sido un gran retorno a la Herejía.

Nota: 2
Nota goodreads: 3.66/5

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