martes, 12 de enero de 2016

Parada



El DPM de este mes nos manda a una película serbia (¡) con un argumento algo atípico: Una comedia sobre el primer desfile del orgullo gay de un Belgrado post guerra de los Balcanes.

Igual es que estamos acostumbrados a la normalidad de la homosexualidad en nuestro país. Pero incluso en nuestros vecinos europeos, estas cosas no están tan bien vistas. En un país tan violento y desmadrado como es Serbia, salir del armario es una temeridad e intentar celebrar el orgullo es tarea propia de inconscientes. 

Ante el abandono de las autoridades, los organizadores acaban por no tener más remedio que el empleado de seguridad Limun sea el encargado de proporcionar protección al desfile. Limun es un criminal de guerra, ultranacionalista, amante de las armas y, evidentemente, homófobo, pero las circunstancias le obligan a encargarse del tema. Cuando sus secuaces le den la espalda, no tendrá más remedio que buscar “colaboradores” a lo largo y ancho de la antigua Yugoslavia. Limun puede ser una mala persona (que lo es), pero tiene un alto concepto de su honor y cuando se compromete a algo, hace lo que sea necesario para llevarlo a cabo. Si Torrente es capaz de hacerse pasar por merengue cuando le conviene, él también puede, aunque sea contratando a criminales de guerra retirados. Como la convivencia con los gays se hace obligada, estos dejan de ser “esos degenerados” para ser personas de carne y hueso, lo que cambiará, obviamente, su punto de vista respecto a la homosexualidad y a los puntos de vista inusuales. Eso sí, no puede evitar ser quien es. ¡La cantidad de burradas y chistes homófobos o xenófobos que llega a soltar es un poco O.o!

Serbia es un país de extremos, lleno de absurdeces y aspectos que desafían a cualquier lógica occidental pero que resultan familiares para cualquier habitante del país. La película es fiel reflejo de ello, representando un conjunto de países muy diferentes entre ellos, que sólo parecen unidos por el enconado odio que se profesan y una violencia que aflora en cada paso, con una cotidianeidad que asusta. A pesar del tono de comedia descacharrante que impregna todo, la crítica subyacente es obvia y descarada. Los rencores y las heridas de una historia reciente se repasan a golpe de chiste y caricatura, con una valentía llena de buen gusto. La novia que quiere una boda de ensueño y sabe cómo enfrentarse a un cocktail molotov sin despeinarse es muy divertida.

La película no sólo se rie en la cara de todos aquellos que tienen problemas con la existencia de la homosexualidad sino que llama violentos descerebrados a la cara a todos los habitantes de los Balcanes. Mucho jiji jaja pero lo hace. Me gustaría saber los problemas que tuvo el director para estrenar su obra en su país de origen. A nadie le gusta que le llamen psicópata peligroso a la cara (y menos cuando tienen razón). El final acaba siendo una sorpresa, especialmente cuando hemos sido testigos de la visible progresión del homófobo Limun, lo que nos recuerda que mientras España es un lugar muy tolerante, en otros países aquí al lado aún queda mucho camino por recorrer. Por lo que me he informado, tener pluma en Belgrado es algo bastante peligrosillo para tu salud… Es por estas cosas que los desfiles del Orgullo son necesarios en países donde hay “normalidad” con el tema. Para dar ejemplo y ya tal.

Arriesgarse con este planteamiento puede acabar en catástrofe o despiporre. Por suerte, Parada cae en el segundo saco. Se desliza con acierto en el esperpento, provoca buenas risas y consigue denunciar con acierto la problemática deseada. Muy pasada de página, como todas las películas balcánicas. Me encantan los amiguetes de Limun, ¡si es que los criminales de guerra son todos unos coleguillas zumbados!

Nota: 6
Nota filmaffinity: 6.7

Mención aparte para la rapidez con la que el kosovar se identifica con las minorías sexualmente marginadas   (que mala leche xD).
Y una última cosa… ¡qué grande la mujer de Limun! Tan pronto te prepara una boda de princesa Disney como se queja de que nadie sabe como apagar un cóctel Molotov. Si es que hay que ser...

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