domingo, 27 de diciembre de 2015

Nacidos de la Bruma (Brandon Sanderson)



Mi encuentro con esta saga no deja de tener una historia curiosa. Encontramos El Imperio final en una estantería de una librería en fechas cercanas a Sant Jordi y se me ocurrió comentar que Brandon Sanderson era un escritor que me gustaba. No le di más importancia, pero alguien si lo hizo y el 24 de abril apareció entre mis manos. Como uno acumula cantidades ingentes de libros pendientes, le llegó el turno en noviembre o así y acabé el año exageradamente entusiasmado por lo mucho que me había gustado el libro. Evidentemente, alguien se apuntó mi alegría y me endosó El pozo de la ascensión el siguiente 24 de abril. Esta vez no quise esperar y en septiembre ya me estaba comprando El Héroe de las Eras. Había muchas ganas de ver cómo acababa la historia.

La acción se sitúa en un reino de fantasía donde las cosas están muy mal. El Lord Legislador es un ser omnipotente e inmortal que ha gobernado el Imperio con mano de hierro durante mil años. La ceniza llueve de los cielos y dificulta cualquier tipo de cultivo y la sociedad se divide entre los nobles, que disfrutan de privilegios miles, los libertos, que sobreviven como pueden y los skaa, esclavos explotados hasta la extenuación. 

Una de las gracias de la saga estriba en el inusual tratamiento que se da a la Magia en este universo. La Alomancia (su nombre) es muy simple y rara. El concepto de dualidad, de acción/reacción en que se basa denota un esfuerzo consciente muy cuidado en su pulcro diseño. Da a sus poseedores unos cuantos poderes muy útiles y a la vez muy limitados. Dependiente de unos ingredientes que no siempre son fáciles de conseguir, otorga siempre un beneficio que viene acompañado de un peligro o un severo inconveniente cuando se usa imprudentemente. Es fácil de comprender y gestionar, convirtiéndose en una cualidad más de los personajes que complementa, sin llegar a definir, el carácter del mismo.

El imperio final empieza cuando Kelsier, un legendario ladrón, empieza a reunir un grupo de asaltantes de élite con el objetivo de robar el tesoro personal del Lord Legislador. La tarea parece suicida, pero el grupo está lleno de recursos y toneladas de carisma. Tras un intenso periodo de preparación, cuando se llega a la ejecución del plan, las cosas se irán complicando y las apuestas subirán rápidamente hasta un crescendo magnífico. 

Este libro es toda una sorpresa: el concepto de una novela de robos en un mundo de fantasía es prácticamente inédito y original. Desde un primer momento se masca la tensión, desarrollando la historia con un ritmo y un sentido del espectáculo magnífico. Es un libro candidato a acabar entre lo mejor leído del año para cualquier lector, incluso para los profanos del género. Es realmente sorprendente. Además, está concebido como un stand alone, con lo que no es necesario seguir con el resto de la historia para disfrutar plenamente de él (lo que podría asustar a algunos). 

Brandon Sanderson no tenía previsto continuar El Imperio Final, pero sabía que tenía más historia que contar y, años después decidió explicar qué había pasado después de que el grupo de Kelsier intentara el robo más ambicioso de la historia del Imperio. Los supervivientes se han dispersado y cada uno vive su vida. En El pozo de la ascensión el imperio vive su época de mayor convulsión en mil años, acercándose peligrosamente a una guerra civil. Un grupo de ladrones no es el mayor ejemplo de ética y entrega por el prójimo, pero no podrán evitar inmiscuirse, llevando sus recursos hasta el límite para conseguir sus fines. Es una secuela con todas las de la ley, pero Sanderson cambia de registro y lo que era un thriller de robos con extras se convierte en una novela de intrigas políticas narrada con más calma, que da tiempo a reflexionar sobre la legitimidad del poder, el origen de las religiones y el papel del individuo frente a la inmensidad del mundo. 

Si ya la primera me encantó, la segunda me sorprendió a lo grande. Sitúa a casi los mismos personajes en una situación completamente diferente -e inusual dentro de la fantasía clásica- y los deja reaccionar ante los hechos. La maestría con que se refleja el asedio que sufre la ciudad, la tensión que genera la presencia de un espía traidor y la cantidad de momentazos que guarda el libro son algo fuera de serie. Por si fuera poco, los carismáticos personajes están llenos de vida y fuerza, especialmente su protagonista, que, sin saber hacer otra cosa que asesinar (y muy bien), busca dar algo de sentido a su vida cuando aparece en escena un nuevo asesino que parece su gemelo tenebroso. Mención aparte para el tratamiento de la magia que hace Sanderson. Basándose en los mismos límites de El Imperio final, aumenta su eficiencia, llevándola hacia usos y límites que no habríamos esperado encontrar. El desarrollo es una muestra de virtuosismo fuera de lo común. 

En resumen, una secuela espectacular y plenamente recomendable, con un desenlace alucinante que te abruma y te deja con unas ganas horribles de atacar el último libro de la saga a toda velocidad. 

Todas las pequeñas piezas que Sanderson ha ido dejando caer a lo largo de los dos libros vuelven con toda su fuerza en la conclusión. En El héroe de las eras la acción se dispara, la magia se desmadra y el final se acerca. Básicamente: El mundo se acaba. Todas las luchas e intrigas por el poder de El pozo de la ascensión pierden toda su importancia cuando el apocalipsis se acerca y fuerzas insondables atacan el Imperio Final. Los nacidos de la Bruma supervivientes deberán encontrar cual es el límite de la alomancia y, por todos los medios, sobrepasarlo, con la aparición de la Ferroquimia y la Hemalurgia (dos ejercicios de delicada orfebrería por parte del autor). A pesar de algunos baches de ritmo, el libro se desarrolla mediante un continuo crescendo que, ahora sí, culmina con un desenlace perfectamente trazado que te deja con una trista sonrisa en los labios. Es muy curioso el papel de la religión, el juego que maneja en la frontera dónde se mezclan la historia y la mitología, en el que los personajes históricos se confunden con los dioses.

No sólo son tres monstruos de libros de 800 páginas que se devoran en nada (bueno, el último tiene un par de bajonazos), no sólo tiene a unos personajes llenos de carisma que adoras a cada momento, no sólo te presenta un mundo de fantasía perfectamente descrito y realista, no sólo genera un sistema de magias muy restrictivo, original y alejado de los todopoderosos magos de la Dragonlance, no sólo lleva esa magia hacia límites que nunca hubieras podido esperar, no sólo son tres libros de géneros completamente diferentes que conforman una saga, no sólo se permite un final inesperado pero obvio… Si no que además lo hace derrochando estilo. Sanderson inmiscuye todos estos detalles con los cómics de superhéroes y te genera continuamente momentos llenos de epicidad que te llenan por dentro a lo bestia. La muerte de la ZORRA, el primer combate contra un inquisidor (y el segundo), los problemas al querer gobernar con una ética implacable, el robo del tesoro del Lord Legislador, la dualidad Vin/Zane, el ascenso a la divinidad por parte del Nacido de la bruma más poderoso de la historia y, sobretodo, las decisiones finales que toma el Héroe de las Eras para salvar el mundo (o no).


En resumen, son tres libros realmente grandiosos. El primero más que recomendable para todos y los dos siguientes para aquellos que quieran profundizar en un Universo fresco y carismático. La sensación de instantánea nostalgia que me invadió al acabarlo, al notar que debía despedirme del caradura Kelsier, de la implacable y confundida Vin, del bienintencionado Sazed, del manipulador Brisa  o incluso del despiadado y todopoderoso Lord Legislador me hacen ver que seguro que volveré a estos libros en algún momento. Quiero volver a perderme entre estas páginas otra vez. Y os recomiendo encarnecidamente que hagáis lo mismo. Lo disfrutaréis

Nota: 10, 10, 9

2 comentarios:

  1. La mejor forma de entrar en el universo Sanderson, imprescindibles.

    Ah, y para mí serían 10,9,10 con el primero como mejor.

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    1. El primero es el mejor. Es un soplo de aire fresco dentro de la fantasía y entra como nada. Una pasada ^^

      Mt

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