jueves, 19 de noviembre de 2015

Descifrando Enigma



Dejé dos películas por ver de toda la ronda de Oscars del año pasado, más que nada porque los biopics tienden a producirme bastante tirria. Una de ellas era ésta. La otra, obviamente, era la de Stephen Hawiking. Con el tiempo, las pendientes acaban cayendo y una noche de estas tontas (en realidad en dos noches, que había sueño) le llegó su turno.

Descubriendo Enigma se acerca a la olvidada figura de Alan Turing, matemático fabuloso e imbécil integral que fue de los primeros en buscar aplicar la computación (casi inventándola) para ampliar la capacidad de cálculo y así descodificar la máquina Enigma de los Nazis durante la segunda guerra mundial.  Convirtiéndose de paso en uno de los inventores de los ordenadores tal y como los conocemos actualmente. 

Reconozco que el planteamiento del film me sorprendió gratamente, pues esperaba un biopic puro. Ascenso, caída, ascenso y final, vamos de los de toda la vida. Y lo que me encuentro es que te coge a un Turing ya adulto, sin ahondar tampoco mucho en su pasado y te centra la acción en la lucha contra la máquina Enigma y en crear una computadora que funcionase y resolviera la codificación a la que se enfrenta, sin tampoco recrearse en exceso en la parte científica.

Cualquiera que vea la película se quedará prendado desde un primer momento con la calidad actoral de sus estrellas protagonistas. Cumbertbatch y Knightley son muy buenos actores y se nota cuando quieren hacer las cosas bien. Cada vez que están en pantalla se crecen, comiéndose al resto de personas de la escena, que dejan de importar. Un trabajo magnífico para ambos. En ambos casos destacar la expresividad de sus caracterizaciones, sin ningún exceso –habitual en ambos- pero al mismo tiempo repletos de fragilidad y orgullo. Mostrándose con un punto estrafalario sin por ello destilar menos de un inesperado realismo. Destacan sobre el resto, es imposible no verlos y no admirar un trabajo de primera calidad.

El trabajo técnico no se queda muy atrás: la desvaída fotografía provee a la película de un halo trágico, presagio de las terribles vivencias que ocurren allá lejos, en el frente. El vestuario y la escenografía, impecables, denotan de un prodigioso esfuerzo para trasladarnos a los años cuarenta y la banda sonora sabe dar el punto de dramatización precisa y elegante que necesita cada escena. Es la primera vez que el director noruego Morten Tyldum goza de tal cantidad de recursos para llevar a cabo su proyecto y se esfuerza en dar un puñetazo en la mesa y que nosotros digamos “mira qué película tan bien hecha”.

Nadie puede negar su academicismo y su preciso seguimiento de las normas cinematográficas. Como otras propuestas similares (El discurso del Rey, Lincoln), sigue el manual de las grandes producciones de pe a pa. Sin embargo, Tyldum no consigue evitar que el conjunto se vuelva rígido y tedioso. Se ha olvidado que en las películas también debe haber emoción, tanto hacia el público como al filmarla. Todo está tan perfectamente anclado en la pantalla que le falta un mínimo de chispa que evite el aburrimiento.

Podemos culpar –en parte- a un guión complejo y enrevesado. El trabajo de orfebrería es demencial, haciendo analogías entre la homosexualidad de Turing y las máquinas mientras se nos introduce la invención de la computación, el devenir de una guerra lejanam aderezado con Flashbacks que nos ilustran sobre el pasado del protagonista. La complejidad técnica y la acrobacia que propone es de aúpa, mezclando géneros y equilibrando el belicismo con el biopic, la ciencia, la denuncia social y la lucha por tus sueños. Mis felicitaciones al guionista.

Lástima que la película sea un peñazo. Se muestra demasiado encorsetada, compleja y de difícil digestión, dificultando su disfrute. Está MUY bien rodada y tiene algunos diálogos notables pero sólo el deslumbrante trabajo de sus actores puede convertirse en motivo para acercarme a ella. Estoy seguro de que entusiasmará a muchos pero lo que es a mí, me ha dejado bastante frío.

Nota: 5
Nota filmaffinity: 7.2

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