domingo, 13 de septiembre de 2015

Amor y otras drogas



Una película con este nombre: “Amor y otras drogas”.OK. Dos chicos guapos en pantalla OK. ¿Qué menos que una comedia romántica tonta? Uno gustaría de ver a los dos actores principales mezclados en temas con más enjundia que estos, pero bueno, un poco de azúcar de vez en cuando nunca es malo…

Entre que el género no me suele gustar y los primeros quince minutos son bastante repudiables incluso para los cánones que se estilan, se hace necesario un buen esfuerzo para no dejar la película a la mitad. Él es el super-guaperas total que se tira a todo lo que quiere y que triunfa vendiendo medicamentos a base de labia y estar bueno (y llevarse a las titis a la cama). Lo que sigue es casi predecible, como no, el engreído ligón no es capaz conquistar a un objetivo que se le resiste, atentado a su ego, por lo que se acercará a ella con todos sus recursos para luego descubrir el amor verdadero con el que dejar de ser un majadero. Fin. Sin embargo, apenas han pasado 30 minutos y queda un poco más de una hora con… ¿qué?

Empieza aquí un drama en torno al Parkinson prematuro que ella padece y que ahora deben soportar en pareja, reflejando las dudas y los problemas que deben afrontar las relaciones que saben que uno de los dos tiene las horas contadas. Al mismo tiempo aprovecha para ridiculizar el funcionamiento del sistema farmacéutico yanqui, metiendo un dedito en el ojo (sin tampoco restregar demasiado) repecto a la influencia de los comerciales  en los médicos, la facilidad con que todo se arregla a base de pastillas y más pastillas (legales) y la chulesca y poco caritativa actitud de la industria farmacéutica (la película está ambientada en los noventa, con la salida del Viagra, la mayor época de vacas gordas y despiporre de la industria. Aunque no lo parezca, el comportamiento de la época está bien representado. Ahora esas vacas gordas se han acabado y “se controlan más”). Al mismo tiempo, ¿qué ocurre cuando no te puedes permitir económicamente seguir un tratamiento? ¡Pues se viaja a Canadá a comprar medicamentos! (o.O). La indiferencia de la industria farmacéutica ante las enfermedades no rentables nos recuerda la suerte que tenemos de vivir en Europa (aunque cada vez menos).

Ambos cambian con el pasar del tiempo: Él acepta muy a regañadientes que no tiene cura y todo sólo puede ir a peor; ella debe aprender a aceptarse y sentirse merecedora de ser amada, a pesar de que eso provoque que su pareja se involucre y sufra con ella. ¿Cómo exigir o aspirar a ser amado si en menos de diez años nos habremos marchitado y sólo nos quedará un mar de sufrimiento? ¿No merece la persona que queremos un futuro mejor que éste, con muchos años de felicidad? Ay el amor… Nos hace sufrir y estar allí (o no) cuando toca reír y cuando toca apretar los dientes.

Son muchas cosas que meter en una película, un batiburrillo de palos que tocar que la película no consigue focalizar. A medio camino entre la comedia romántica chorra y el dramas de pañuelo, con toques de denuncia, cotidianeidad social y guaperas sufriendo sin motivo, Edward Zwick –Leyendas de Pasión, El Guerrero Samurai, etc- no es capaz de abarcar tanta dispersión, confundiendo a un público que no sabe con qué quedarse. El ritmo se resiente, pues los géneros piden distintos ritmos de viveza, con gags Resacón sucedidos de ataques al hígado para provocar la lágrima fácil. Por suerte para el conjunto, los dos protagonistas (Gyllenhall y Hathaway) se vacían para sacar adelante el proyecto. Cogen sus papeles con fuerza y se vuelven cercanos y reales, consiguiendo que nos podamos –más o menos- interesar por su suerte y nos emocionemos por sus desvelos. Me sorprende como son capaces de mostrarse en muy variados registros y salir con suficiencia, ya sea poniéndose serios, construyendo un personaje desde cero o tener que ser cómicos. Hacen de fábula casi cualquier cosa y ahora se las arreglan para salvar el film de un naufragio casi seguro.

Si nos paramos a mirar entre los productores nos enteraremos que la financiación corre casi entera a cargo de ambos. A partir de una historia que les interesaba a los dos buscaron director, colegas…Esto quizás explica algunas actitudes, ¡que les iba mucho en ello!

¿Es una buena película? No especialmente. Sin embargo, sí es una propuesta que busca –y consigue- ser diferente. Descoloca y rompe esquemas, llevándote a lugares dónde no esperarías llegar. Se atreve a plantear dilemas y escenas de mérito con éxito, pero lo mezcla con gags burdos, aquejando de dispersión y falta de mordiente. Suerte de una soberbia pareja protagonista que lucha por mantener a flote un tinglado demasiado ambicioso.

Nota: De un inicio de 1, momentos de 7 y un sube-baja continuo con el que es difícil decidirse…Va, la aprobamos, un 5
Nota filmaffinity: 5.4

PD: He leído por ahí que se anunció como comedia romántica gamberra que mezclabla Notting Hill con Américan Pie. ¿Estamos locos? Pobres de los que fueran engañados a ver la película, que la puñalada es de las gordas.

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