sábado, 30 de mayo de 2015

Marius y Jeannette

Después de dos rondas de Cárax, la DPM de este mes nos ha propuesto una historia de amor bastante más pequeña y fresca. De las que entran bien y se disfrutan relajadamente. Como casi siempre, no tengo ni idea de que me espera, pero hay casi garantía de buenas propuestas (o al menos, diferentes a los circuitos habituales).

En Marius y Jeannette hay que alejarse de los tópicos yanquis sobre el amor y las relaciones. Olvidemos todas las mariposas en la barriga, los amores a primera vista, las idealizaciones gratuitas y la estupidez melosa que impregnan todas las comedias románticas clónicas de Hollywood. Aquí tenemos una relación coqueta de dos personas normales que tienen vidas más o menos normales. Ambos padecen los problemas que arrastran aquellos que han tenido una vida dura pero que aun así luchan por tirar adelante.

Ella, cajera de supermercado. Él, vigilante en una construcción. Cada uno de ellos con sus traumas, maltratados por la vida, fieles retratos de los barrios obreros donde hay que luchar por salir adelante y sobrevivir con lo que se tiene. Deben luchar contra las desilusiones que han recibido una y otra vez, afectando a su autoestima, impidiéndoles concebir que alguien pueda querer encariñarse con ellos más allá de la simple calentura sexual. Poco a poco, irán reconociendo sus sentimientos, aceptando que lo que sienten no son ganas de echar un polvo sino simple amor, desarrollándose con plena naturalidad y realismo.

Y es que el progreso de toda la relación es perfectamente creíble. Desde la desconfianza mutua inicial hasta que se dan cuenta de que están enamorados hasta las trancas. De fondo, huelgas y otras luchas obreras jalonan el paso, mostrándonos al resto de un vecindario cuyos entrañables personajes se nos hacen pronto cercanos. Todos tienen su historia y la película guarda uno o dos momentos para que cada uno de ellos se luzca, explayándose sobre su filosofía para la vida y cómo hacen para tirar para adelante a pesar de las dificultades del día a día.

La descarnada fotografía retrata una deprimida Marsella de finales de los 90, con su eterna crisis (aunque ahora lo estén pasando peor). Sucia, contestataria y decididamente obrera, Marsella se muestra agitada, reivindicativa. No contiene ninguna denuncia social,  puessólo funciona como un escenario muy reconocible, un fondo donde situar todo el percal. Destila realismo y cotidianeidad, permitiéndonos empatizar rápidamente con todos sus habitantes, cogiéndoles cariño desde el primer momento y sufriendo agradablemente con sus penurias.

Estamos ante una pequeña gran película. Su propuesta es modesta pero no por ello está mal aprovechada, pues despliega grandes dosis de naturalidad, demostrando que ni las acrobacias sentimentales ni la sobredosis de azúcar son necesarias para aportar un buen toque de romanticismo. Pero tampoco hay tanto que contar. Actores muy creíbles, una historia simple y bien contada y pocas ganas de meterse en follones inadecuados. Caramelito fácil y devorable cualquier domingo tarde, de los que te dejan una sonrisita tonta y feliz.

Nota: 7
Nota filmaffinity: 7.1

jueves, 28 de mayo de 2015

La prinesa prometida

¿Te gustan los cuentos? Este es extraordinario:
Tenemos un bueno, un malo, una princesa, un pirata, un espadachín, un brujo…
Tenemos intriga, codicia, venganza, miedo…
Tenemos amistad, heroismo, determinación en cumplir tu objetivo…
Tenemos duelos de espada, persecuciones, enigmas, magia…
Tenemos aventura, acción, lágrimas y un sentido del humor insuperable
Y sobre todo tenemos el AMOR VERDADERO.



Y no miente. Es justo lo que dice ser, contiene todo lo que una película de capa y espada debe tener.

Los ochenta es la mejor época para la aventura, para que un niño pueda echar a volar la imaginación y ponerse a soñar: WillowLos GooniesDentro del LaberintoEl Castillo en el cieloCuenta conmigo… Y la princesa prometida. La fantasía medieval más inusual y perfecta que unos actores han trasladado a la gran pantalla. Qué frustrante es disponer solamente de lenguaje escrito para abarcar las sensaciones que transmiten una obra de tamaña magnitud. Y qué pena no poder plasmar directamente sobre la pantalla del ordenador sobre el que ahora escribo las emociones, las sensaciones y los recuerdos que me vienen al recordar esta historia.

Debo confesar que cuando se procedió al reparto de películas en el blog, ésta es la que más ganas tenía de quedárme. No por lo que disfruto con ella (que también) sino para conseguir que mi pareja la viera por primera vez (si, hay gente de nuestra quinta que no la ha visto). Y he podido comprobar lo bien que funciona. He comprobado como un adulto ha recordado, con una sonrisa en los labios, el momento en que no fue más que una personita que soñaba con tesoros en un mundo fantasioso, casi onírico, en el que todos quisimos vivir en algún momento.

El planteamiento de la historia es de lo más naïf: Un abuelo lee a su nieto enfermo un libro que lo hizo disfrutar cuando él estuvo enfermo. El pequeño, como nosotros, no parece muy conforme con lo que le plantean ¿Un cuento de capa y espada, a estas alturas? Pero rápidamente la imaginación del chico pone en movimiento las palabras, quedando él (y nosotros) encandilados con lo que ocurre. Todos hemos sido niños y hemos estado enfermos, a todos hemos disfrutado de esos cuidados amorosos y, tengamos la edad que tengamos, nos emocionamos cuando el Hombre de Negro logra escalar los Acantilados de la Locura, o cuando la pareja de enamorados atraviesa los peligros de las Arenas Resplandecientes, o sobrevive a los Roedores de Aspecto Gigantesco.

La imperfecta realidad que se crea no es sino fruto de la imaginación de un niño. Éste convierte en imágenes las palabras que su abuelo le relata, dotando a la trama de un realismo mágico decididamente atemporal. Acrecentando sin duda la sensación de cuento de hadas que parece vivir quien ve por primera vez esta película.  Cualquier cosa es posible en un cuento que se permite el lujo de empezar al revés, con una feliz historia de amor sucedida por el duelo entre los duelos a florete. Y a partir de ahí, simplemente magia. Un guión redondísimo, un ritmo vivo, un sinfín de aventuras vibrantes y unos diálogos que hace mucho que trascendieron la frontera solo reservada a los mitos.

El responsable de todo el espectáculo no es otro que Rob Reiner, del que ya hemos disfrutado como niños con Cuenta conmigo y que nos hará vibrar a lo grande en Algunos hombres buenos (o no), así por poner un par de ejemplos. En este caso adapta el también mágico mágico libro de William Goldman, que participa del mismo juego que La Historia Interminable, impreso en dos colores para mostrar los dos diferentes planos de realidad. La adaptación conserva todos los grandes momentos de un libro que es capaz de hacernos soñar como pocos, puliéndolo un poco y quitándole alguna de las tramas secundarias menos importantes, constituyendo una de las mejores traslaciones libro=> película que podemos encontrar.Tampoco puedo olvidarme de la estupenda banda sonora compuesta por Mark Knopfler que aporta el justo tono a la cinta.

Y es que hay poco más que decir. ¿Ingenua? Sí, pero dulce y divertida. ¿Irreal? Sí, pero decididamente mágica. Así que acomódate en la sala, relájate, retorna a tu infancia y disfruta de esta fascinante película. Te aseguro que merecerá la pena.

Y ahora un pequeño juego, ¡a ver si adivináis quién dice cada frase!
1) Debo confesaros algo…¡que yo tampoco soy zurdo!
2) Me llamo XXX. Tu mataste a mi padre. Prepárate a morir
3) Parecéis un hombre honrado. Lamentaré mataros
4) Si, hijo, el amor verdadero es lo mejor que existe, salvo quizás los bocadillos de cordero.
5) Como desees
6)- Pienso que no está bien matar a una doncella inocente.
– ¿Te he entendido mal o ha salido de tus labios la palabra pensar?
7) La vida es dolor, alteza. Quien quiera que diga lo contrario intenta engañaros

8) Somos hombres de acción. Eso de mentir no sería propio de nosotros

Nota: 9
Nota filmaffinity: 7.4

Puublicada previamente en Cinéfagos AQUI

miércoles, 20 de mayo de 2015

Redada Asesina (The Raid)

El tráiler de Redada asesina es sincero y directo. Desde el primer momento deja claro que va a ofrecer noventa minutos de artes marciales de la mejor calidad con una intensidad pocas veces vista en pantalla. En cuanto lo vi tenía claro que quería ver esta película indonesia que ya se ha convertido en la más taquillera de la historia de su país. Por fin ha llegado a mis manos.

En los barrios bajos de Jakarta existe un edificio cuya maldad se ha convertido en un mito dentro de todos los sectores del hampa. Las bandas de delincuentes más peligrosas han anidado en él y se han instalado en los diferentes pisos del rascacielos. Por razones que no vienen al caso, una unidad de policías de élite deberá introducirse en él y pasar a través de todos los pisos y todos los enemigos que encuentren para llegar a lo más alto para detener al gran capo.

Y es que la película no es más que eso. Olvidaos de cualquier atisbo de profundidad en los diálogos o de actuaciones que vayan más allá del odio y la furia. El desarrollo argumental ni siquiera llega a los estándares mínimos de las películas de acción. A cambio, ofrece una orgía de disparos y ostias como pocas veces he visto. Es empezar el festival y empezar a volar las tortas, el ritmo es endiablado, con un pulso firme y pocos escrúpulos para filmar burradas. Las coreografías de luchas son variadas y vistosas. No sólo son rápidas sino además bestiales, con una autenticidad que invita a pensar que se han roto unos cuantos huesos al rodarla.

Es pura adrenalina. La variedad de toñas es de bandera, pues cada lucha tiene su personalidad, su estilo y unas acrobacias que no dejan de variar y fliparse cada vez más. Cualquier cosa sirve. Fusiles, pistolas y armas convencionales, cuchillos y otras armas blancas y cualquier tipo de mobiliario, ya sean sillas, mesas, tablas, puertas, pomos, sillones, escaleras, fluorescentes… Todo lo que se te pueda ocurrir. Vale todo. No sólo la velocidad a la que caen las ostias es de infarto, además, la contundencia de las mismas es impactante, sólida, de las que duelen ver incluso. Mola mola mola mola mola (¡y cuantas toñas que hay!)

Evidentemente, sólo deberían ver esta película aquellos que puedan disfrutar de la acción sin sentido. Aquí, Redada asesina es la reina, lo mejor que se ha hecho en los últimos años, sin discusión. A destacar las dos grandes peleas de Mad Dog tanto contra la pareja de luchadores como contra el sargento del escuadrón. Tan flipadas como demenciales, de las que dejan sin aliento, preguntándote quién saldrá vivo de allí y cuál es la siguiente burrada que te van a lanzar a la cara.
Y ya. Si eres de esta onda, disfrutarás de 90 minutos brutales. Si no… bueno mejor no te acerques. Pura molabilidad de dientes saltando y puñetazos por todos lados. La escabechina es de tal calibre que no queda más remedio que obviar el resto de sus defectos y dejarse flipar por la animalada que te presentan.

Nota: No se puede calificar. O te gusta, o no. NO va por ahí.
Nota filmaffinity: 6.7

domingo, 10 de mayo de 2015

Inherent Vice

Paul Thomas Anderson es uno de los nombres importantes de Hollywood. En todo momento ha dado grandes muestras de su capacidad para manejar con la mayor maestría los resortes que hacen funcionar nuestras emociones. Sus grandes obras, como Magnolia, Boggie Nights,  o There will be blood son buena muestra de ello. Películas impactantes, impecablemente realizadas y que saben no dejar a nadie indiferente. El resultado final puede acabar gustando más o menos, la trama puede interesarte o aburrirte, pero Anderson es garantía de un trabajo bien hecho.

Y para los que no lo sepan, Inherent Vice es la adaptación de una novela negra del mismo nombre con una trama confusa y caótica, escrita bajo amparo de ácidos y otros estimulantes y con un resultado confuso y delirante. En los corrillos de Hollywood se había granjeado una merecida fama de novela inadaptable y muchos guionistas habían desistido en el desafío que suponía intentar traspasarla a la pantalla grande. En un claro ejercicio de “no hay huevos”, Anderson ha querido demostrar que él sí podía sacar una película de allí.
Así pues, tenemos a un detective privado adicto a todo lo que se puede ser adicto que recibe una visita nocturna de su expareja para que encuentre a su actual, un nuevo rico de pasado turbio. Al día siguiente es la verdadera mujer del desaparecido quién le encarga el mismo caso. Por medio, un asesinato de un neonazi motero que colaboraba con unos traficantes negros, un agente de la ley con un extraño gusto por las bananas de chocolate, un abogado medio chalado que no sabe muy bien cómo hacer su trabajo, una china que trabaja en todos los burdeles de la ciudad, un saxofonista obligado a ser agente secreto, un dentista cocainómano y amante de las jovencitas recién llegadas a la pubertad, un par de desnudos… Y alucinógenos por un tubo en una película en que ir puestísimo es condición indispensable para salir en ella.

El argumento varía entre la confusión y el caos, acercándose al que podríamos esperar en un Agárralo como puedas. Invitaría a contemplarla como cine absurdo, pero el tratamiento que da Anderson al percal es el de buen (y muy buen) cine noir. Es una historia de detectives pura y dura, tal como la tendría Harry el Sucio, sólo que un poco… psicotrópico de más. Intentar comprender que ocurre en esta farsa de fumetas te obliga a estar atento en todo momento, pues parpadear medio segundo es más que suficiente para caer en un mar de confusión.

Anderson realiza también un prodigioso retrato de una época decadente, dónde los hippies que habían sido más o menos tolerados han vuelto a ser parias peligrosos (los asesinatos de Manson), los ricos tienen dinero para permitirse cualquier tipo de perversión depravada, se viven tiempos peligrosos para todo lo que no sea puramente yanqui, con la hipocresía y las drogas reinando por doquier. Nada tiene porque ser lo que parece en una película dónde cada escena está pensada con detenimiento y pensada con estilo. Un Jazz elegido con mimo, con lo más granado de cada casa, complementa para crear una atmósfera de irrealidad a través de esta genial tomadura de pelo.

Joachim Phoenix parece tan confuso como su personaje, sin saber bien qué tono darle en cada momento, pero concordando a la perfección con la paranoia en que vive toda la película. Sale genial del brete gratuitamente difícil en el que Anderson le ha arrojado. De la misma manera, Josh Brolin interpreta al antagonista aportando una actuación sólida que da aplomo al único personaje sensato (ejem) que podemos encontrar en la cinta. Se queda a gusto, tal como el resto del elenco. Personajes absurdos y emporradísimos que resultan incluso creíbles gracias al  esfuerzo desplegado por Wilson, Cheung, DelToro y los demás. ¿era necesario complicar tanto la vida de los actores? Podríamos decir que no, pero Anderson quiere lucirse y demostrar que es un gran director de actores, y vaya si se queda a gusto.

Pero claro, con este guión, ¿cómo nos tomamos la película? ¿Es una intrincada historia de detectives en forma de puzzle a la que hay que aportar las piezas que faltan para que tenga sentido? ¿Es, en sí, una gigantesca broma? Momentos brillantes e inspirados se suceden a excentricidades imposibles, casualidades improbables y giros de guión tan absurdamente forzados que parecerían inventados sino fuera porque al ser analizados se comprueba que están introducidos con corrección, si nos creemos la coherencia interna de la película, claro. La paraoica densidad que Anderson insulfa en el guión se mezcla con una abrumadora cantidad de referencias culturales que evocan una época ya desaparecida, pudiendo convertir un segundo visionado en un juego para ver cuantos guiños puede meter por segundo. A pesar de que Inherent Vice se consideraba inadaptable, Anderson ha decidido convertir la novela en un monumento onanista en que deja buena muestra de su talento. Hemos de reconocer que lo ha conseguido. Con la intención de demostrar que la tiene más larga que nadie, ignora al desprevenido espectador para generar un metraje de virtuosismo técnico repleto de cabriolas imposibles que dejan claro que pocos son capaces de ser tan visceralmente impecables como él.

Su mayor pecado es que para dos horas y media que dura, no consigue producir otra cosa que estupor y aturdimiento. Al final de la película no estaba muy seguro si quería besar a Anderson o pegarle dos hostias, pero debo reconocer me había tenido a tope todo el rato. Desde un primer momento me ha obligado a alucinar con una historia se sale de madre de buenas a primeras y que cada vez que parecía que algo volvía a tener sentido, se lanzaba a por otro mortal triple carpado hacia atrás. Sus tres actorazos principales consiguen aportar verosimilitud a lo que no lo tiene y su puesta en escena impecable invita a la seriedad, pero vaya eh… cosa. Es una chorrada absurda y confusa, sí, pero es una chorrada espectacular que desborda estilo por todos lados.
Exige mucho al espectador y no es en absoluto una película fácil, pero denota calidad y buen hacer (y quizás un montón malas decisiones). El resultado es un engendro que se queda a medio camino entre “El gran Lebowski” de los Coen y el Polanski de “Chinatown” mezclado en cocktail con unas cuantas dosis de LSD. Quien se atreva que vaya a por ella. Indiferente no se va a quedar.

Nota: 6
Nota filmaffinity: 6.2

martes, 5 de mayo de 2015

La batalla de Argel

Por mucho que esta película tenga un 8 en filmaffinity, confieso que no tenía ni idea de qué era lo que iba a ver cuando puse play(y miro la nota a posteriori, así que…). Como sucede muchas veces, enfrentarte a una película que no conoces de nada es algo intranquilizador. La primera escena en blanco y negro y la traducción algo chusquera asusta. Una vez empieza la en sí la película… bueno, hay que acordarse de recoger la mandíbula del suelo.


La batalla de Argel se sitúa a medio camino entre una película histórica y una novela documental. Este trabajo testimonial busca recrear los hechos que dan lugar a la creación del Frente de Liberación Nacional Argelino y su posterior erradicación por parte del ejército colonial francés. Supone la eclosión del espíritu nacional, el fulcro que acabará llevando años después a la independencia de Argelia. Pontecorvo realiza aquí un excepcional trabajo en un esfuerzo por plasmar la realidad del momento con la mayor exactitud posible: La Kasbah, los barrios franceses, el carácter de los mandos del ejército… La verosimilitud que desprende con su cuidada fotografía y su trabajado mensaje es abrumadora.

Además, nos encontramos con un escenario bélico totalmente inusual. Los mayores productores de cine bélico están al otro lado del charco y las guerras anticoloniales no suelen ser temas que les interesen. Aquí estamos ante una producción italoargelina explicando lo que fue Argel y el infierno en que llegó a convertirse.

La película refleja como prospera la lucha por la independencia y cómo los franceses se organizan para detener a los que asesinan a sus ciudadanos. Siguiendo un desarrollo trabajado e impecable, la película muestra un continuo efecto de acción/reacción en un crescendo de la violencia que va descontrolándose poco a poco. Aunque se posiciona a favor de la causa argelina (que no deja de ser quien paga la película), el director busca dar un tratamiento serio y aséptico, en un esfuerzo de objetividad, se aleja de maniqueísmos y caricarutizaciones, dejando claro que ambos bandos han sobrepasado cualquier límite marcado por la civilización. El odio y la violencia se alimentan hasta llegar a un punto de no retorno donde la barbarie impera y ambos bandos tienen toda la razón (y al mismo tiempo ninguna) en sus aspiraciones.

Los personajes están en su mayoría realizados por actores aficionados, que son capaces de insulfar una vida a unos personajes con los que es fácil identificarse. La evolución que sufre el protagonista está impecablemente mostrada, de vulgar ratero a guerrillero implacable, vamos viendo como cada acción y cada hecho que ocurre en la ciudad le va arrojando cada vez más hacia el fanatismo. La contrapartida del coronel francés no está peor llevado, ni mucho menos. Es brutal e inmisericorde. ¿Malvado? No, sólo es un soldado eficiente. Su entrada en escena es de las mejores que he visto en los últimos años, robando cada escena en que aparece y dejando en muy mal lugar el papel que tuvieron los periodistas (más ávidos de noticias escandalosas que de contar la verdad) y la ONU (sin ganas de mojarse ni mancharse las manos en el asunto).  Viene de ganar la IIGM, así que su valía está más que probada, pero quiere demostrar que está dispuesto a todo:

“El éxito de un método es su resultado. El FLN pide a sus miembros que guarden silencio durante 24h tras la captura. Es el tiempo que necesitan para que la información sea inútil para nosotros. ¿Qué forma de interrogatorio debemos adoptar? ¿El procedimiento judicial que tarda meses para una simple falta?
¿El problema es evitar la ilegalidad? No, el problema es este: El FLN quiere echarnos de Argelia y nosotros queremos quedarnos. Y todos ustedes, incluidos los comunistas, están de acuerdo en ello. Somos soldados, nuestro deber es ganar. Los que nos llaman fascistas olvidan que muchos de nosotros estuvimos en la Resistencia. Los que nos llaman nazis no saben que algunos de nosotros hemos sobrevivido a Dachau o Buchenwald.
Y ahora yo tengo una pregunta para ustedes: ¿Debe Francia permanecer en Argelia? Si la respuesta es sí, haremos lo que sea necesario para ello. Si la respuesta es no, nos vamos.”

Y éste es solo una pequeña muestra de lo que esta película da de sí. Está fantásticamente rodada y el desarrollo del guión es magnífico, convirtiéndose en una película excelente para tener una idea general de un conflicto olvidado para el gran público y que, fácilmente lleva a debates muy interesantes sobre fondo y forma. Podía no tener ni idea de qué iba a ver inicialmente, pero la película me ha atrapado y he vivido su desenlace con la máxima intensidad. Y un último apunte, que pedazo de fotografía. Es portentosa, maravillosa, escandalosamente buena.
Dos horas que quizás no se van a disfrutar y no van a ser fáciles de digerir, pero son puro cine de primera calidad, del que sirve para reflexionar y poner luz dónde no se suele mirar.

Nota: 9
Nota filmaffinity: 8.0

lunes, 4 de mayo de 2015

El León de Damasco (Emilio Salgari)

Recién estrenado mi nuevo e-book (regalo de navidad), he decidido ir pegando un pequeño repasillo a los libros con que ya venía incluido, que no son muchos. Entre ellos me llamó la atención éste, ya que me hizo recordar el coleccionable que sacó hace años El Periodico de Cataluña, versionando en cómics muchos clásicos de la novela de aventuras. Pasé buenos ratos leyendo las aventuras de Muley-El Kadel en viñetas (y no sé cuántas veces las releí), pero nunca había leído realmente los libros en que estaban basadas.

Título: El león de Damasco
Autor: Emilio Salgari
Título original: Il leone di Damasco

“La obra comienza describiendo el ataque del barco de la joven Haradja, sobrina del poderoso Alí Bajá, a la galera del Bajá de Damasco, padre de Muley, el León de Damasco, después de hacerlo salir a alta mar mediante una treta. Por su parte Alí Bajá había capturado al hijo de Muley con Leonor, conocida como El Capitán Tormenta. Estas acciones tenían como fin la venganza de Haradja por lo que ella consideraba una traición de Muley.”

Y tal como leí el cómic hace muchos años, mi sensación es la misma. Es un libro de aventuras exóticas con mucho aire a los cómics de superhéroes actuales. El paralelismo con las obras que podemos encontrar en Marvel o en DC es palpable, convirtiéndose en un claro precursor del género.
La trama en sí apenas existe, se convierte más bien en una improvisación continua donde Salgari va escribiendo lo que se le ocurre. Sus personajes pasan mil aventuras emocionantes, las luchas se suceden por doquier y el ritmo es vivísimo. Acción, espadazos, cañoneos y explosiones sin parar, todo con una prosa simple y efectiva que se desliza como nada. Las primeras veinte páginas no tienen mucho que ver con las últimas veinte, pero el viaje de una a otra no se hace pesado en ningún momento. Sin florituras ni descripciones exhaustivas, Salgari profundiza en los personajes y en los ambientes lo justo para que nos enteremos qué ocurre y no perdamos detalle de la trepidante acción que nos arroja en cada página. 

Sus protagonistas, sus superhéroes del momento, despachan sin problemas las amenazas y los problemas que afrontan, incluso situaciones imposibles y desventajas insalvables. Sus contrincantes sufren en todo momento el síndrome del Storm Trooper y son incapaces de pensar o acertar mientras que ellos desbordan astucia y son capaces de aprovechar cualquier cosa que tengan a su alcance para conseguir sus objetivos. 
Y esto no ocurre solamente en el bando veneciano (cristianos, los “buenos”), sino también con su contrapartidas turcas (mahometanos, los “malos”). La historia se va centrando en los dos bandos indistintamente y cada vez que cambia el punto de vista, se invierten quienes son los defensores de la justicia y la razón y quienes son unos impíos herejes sin seso ni astucia que no merecen otra cosa que la muerte. La incompetencia de todos los personajes masilla frente a los héroes/antagonistas es a veces demasiado grotesca convirtiendo a pretendidos héroes de renombre en auténticos patanes según el capítulo y quién tiene el protagonismo en cada momento.

Los dos bandos están cortados por el mismo patrón, con personajes y roles repetidos, como si sólo se diferenciaran por el traje que llevan y la religión que profesan. En ambos casos tenemos un protagonista femenino principal (El Capitán Tormenta y Haradja) que lleva a cargo el peso de la historia, alejándose del papel de princesitas delicadas propio de la época. Son bellísimas y ya tal, pero son mujeres de armas tomar que deciden su propio destino y no tienen ningún miramiento en atravesar cuerpos o rebanar cabezas, siendo además las mejores espadas de sus respectivos ejércitos. Mujeres tercas, decididas y valientes, líderes naturales de sus tropas y dispuestas a todo para cumplir sus objetivos. El odio mutuo que se profesan complementa lo copiaditas que son. Si no es por el contexto, puede costar incluso distinguirlas.

Sus partenaires masculinos son Muley el-Kadel (El llamado León de Damasco, un turco renegado) y Metiub (el maestro de Esgrima de Haradja), ambos enamorados de las protagonistas. Se convierten ambos en el epítome de la caballería, rectos, honorables, valerosos… Unos aburridos vamos. Estos Capitán América sin carisma se convierten en espadas andantes y poco más que picadoras de carne que presumen de lo buen defensores de la fa que son.
A su alrededor gozan todos de un par de fieles servidores (nombres y poco más) que sirven de alivio cómico y permiten descansar de la perfección que despliegan sus señores.

Salgari aprovecha y añade unos cuantos personajes históricos con la intención de dar un poco de lustre a la recreación histórica (liviana, siendo amables), como Juan de Austria, Sebastián Veniero, Alí Bajá…No es que tengan mucha importancia, pero oye, ¡como mola tener a estos nombres por ahí implicados!

El libro es casi un compendio de aventuras pseudoindependientes con un sabor añejo muy  entrañable y gustoso, sirviendo de claro precedente de la fantasía heroica o los éxitos de Marvel/DC. Su desarrollo es claramente irregular y sus personajes son clónicos pero no se complica la vida en artificios extraños, convirtiéndose en un libro francamente entretenido para devorar sin exigencias.


Nota: 5
Nota goodreads: 3.84/5