miércoles, 18 de marzo de 2015

Into the woods

Cuando apareció Into the Woods recordé el musical que hizo Dagoll Dagom años ha, Boscos Endins, que no dejaba de ser una versión del que estaba triunfando en Broadway. Rob Marshall(Chicago) lleva años insistiendo para conseguir llevarlo a la pantalla grande, y no ha sido hasta el éxito de Los miserables que ha conseguido que alguien (Disney) ponga el dinero necesario para fotocopiar el teatro con todos los medios y el croma disponible.

Into the Woods nos devuelve a los cuentos clásicos de los Hermanos Grimm reconvertidos en musical. Rapunzel, Jack y las habichuelas mágicas, Caperucita Roja y Cenicienta convergen en un bosque misterioso y encantado dónde todo es posible. La traslación es inesperadamente literal, con una crudeza que ha desaparecido de las versiones más modernas y “protectoras con la infancia” atreviéndose incluso a insinuar unas cuantas escabrosidades, como las que se intuyen en el enfrentamiento entre Caperucita y el Lobo. El metraje desborda mala leche e ironía, lo que sienta muy bien al ambiente oscuro que impregna el bosque encantado. Se busca y consigue una película que caricaturiza la esencia de los cuentos de hadas a pesar de que algunas escenas parecen gratuitamente rebajadas en crudeza, supongo que para casar con el estilo Disney (que por algo paga) y asegurar el “para todos los públicos” necesario para el buen funcionamiento en taquilla. 

El elenco mezcla estrellas de relumbrón con buenos cantantes y un resultado desigual. Todos están bastante pasados de página pero son capaces de mantener cierta enjundia en sus papeles. Lo que no se puede  negar es que todos ellos disfrutan con lo que hacen, incluso Meryl Streep se ríe mucho de sí misma sobreactuando un papel de bruja que nadie hubiera esperado de ella hace veinte años y que le ha servido para llevarse otra (y ya van...) nominación al Oscar. Depp por su parte sigue haciendo de Depp, cambiando todo el erotismo que debería tener el Lobo por un toque siniestro bien conseguido.


No dejan de ser los cuentos clásicos de toda la vida, así que la historia no va a sorprendernos de ninguna manera. Es difícil formar un todo coherente con ellos y mantener el interés del espectador, pero Marshall lo consigue durante gran parte del metraje, aportando un  buen ritmo y unas logradas coreografías que entretienen aceptablemente. Cuando se agotan los cuentos originales las tramas se mezclan buscando un clímax conjunto que no puede evitar parecer un añadido irregular y forzado, con una serie de acciones confusas que no se sabe muy bien dónde van a ir a parar.

Eso no empaña la gran cantidad de mala leche que destilan los cuentos clásicos: las hermanas de Cenicienta mutiladas y ciegas, Caperucita “violada” por el Lobo, muertes totalmente gratuitas para los dos gigantes (él sufre de allanamiento de morada, le saquean varias veces y y final ¡BOOOM! Muerto. Y encima para rematar, ¡a la viuda también! ¿Qué culpa tenían?). Si es que antes los niños estaban hechos de otra pasta…

El acabado es bonito, no dura en exceso y las canciones son tienen el toque pegadizo que les ha hecho triunfar en Broadway, aunque el obligado toque Disney lo acaba convirtiendo en un musical demasiado oscuro para los niños y demasiado infantil para los adultos que, si bien en el teatro funciona de maravilla, aquí no acaba de engranar del todo. Si te gustó la obra original, o disfrutas con los musicales puede ser un buen entretenimiento. No va a sorprender ni maravillar y puede que no interese lo más mínimo, pero no se puede negar que está bien hecho.

Nota: 4
Nota filmaffinity: 5.4

No hay comentarios:

Publicar un comentario