lunes, 2 de febrero de 2015

Big Hero 6

En 2008 Disney compró Pixar y John Lasseter, que nos maravilló en la compañía del flexo, se hizo cargo de los principales proyectos de animación de Disney. Desde entonces el incremento de calidad ha sido notable siguiendo una tendencia curiosa sin olvidar nunca su público objetivo: se alternan cuentos de hadas “no tan clásicos” (EnredadosFrozen) con propuestas que rompen muchos esquemas y reglas que la conservadora compañía ha seguido tradicionalmente (BoltRompe Ralph). El turno para Big Hero 6 es de estas últimas: Disney nos hace una de superhéroes. ¿Quién lo hubiera dicho hace diez años?


Las películas de animación suelen tener un rasgo que me gusta pues al ser producidas por estudios que no hacen muchas películas pero que sí publican con cierta regularidad. Disney, Pixar, Ghibli, Aardman, Dreamworks Animation… Los equipos a cargo se mantienen con el tiempo y existe la posibilidad de apreciar y seguir la línea de estilo de los distintos estudios. Disney tuvo una gloriosa era dorada a principios de los 90 (Aladdin o El Rey León entre otras) pero la aparición de nuevos actores en el circo y una serie de proyectos de calidad cuestionable provocaron que Disney se desinflara en lo que mejor se le daba. Sus películas parecían anticuadas (Hermano osoChicken Little)  y palidecían ante el atrevimiento de los recién llegados  (ShrekBuscando a Nemo), por lo que ya no podían aspirar a reventar taquillas como antaño. Al final Disney tomó la decisión que sólo pueden tomar los potentados: compró a su mayor rival y se aseguró que tuviera las mejores condiciones para trabajar a gusto, recuperando así el trono de las taquillas y (porqué no) de la calidad en la animación.

Big Hero 6 cae teóricamente en el saco de las “diferentes” y empieza por tener una admirable mezcla de influencias en su imaginería. La cuidada integración entre la arquitectura occidental y la estética oriental con que se representa esta ficticia “San Fransokyo” revelan las dos influencias principales de la película: los cómics y el manga. El tradicionalismo del pasado y la tecnología del futuro juntos. El híbrido imposible que se construye está impregnado de realismo, utilizando de la mejor manera el motor gráfico que se desarrolló para Enredados y que se ha seguido usando en las películas posteriores. El resultado es un escenario colorista y brillante, en el que se entrelaza la progresión tecnológica con la tradición reconocible de nuestra época.


Hace poco comenté sobre la capacidad de algunos directores para crear personajes inolvidables a partir de un robot sin expresión facial. Seguro que Williams y Hall han pensado en Totoro para sacarse de la manga al genial BeyMax, un robot sanitario que roba el protagonismo desde el momento en que aparece a pesar de tener apenas unas líneas de diálogo (quiero uno para Navidad). Es un torpón y achuchable gigante de hierro que se autorepara (con zelo) y tiene problemas con la batería baja pero que hará lo que sea necesario para subir el ánimo de su amo, incluso meterse dentro de una banda de superhéroes frikis que imitan a los Vengadores. Se nota que el equipo creativo quiere dejar claro que algunas cosas están cambiando dentro de la casa madre. El diseño quiere ver qué se puede hacer si se mezcla Disney y Marvel…y así quitarnos el miedo en el cuerpo para cuando veamos al ratón Mickey con las garras de Lobezno (¿apuestas para el próximo Kingdom Hearts?).

Los moldes tradicionalistas también evolucionan en el guión… los personajes no destacan por su profundidad, pero sí que se alejan de los tópicos esperables. El protagonista es un niño “normal” que busca su lugar en un mundo “realista” y tiene inicialmente problemas esperables en un adolescente (luego ya se sale de madre). No hay princesas ni príncipes en esta historia, e incluso el supergrupo está formado por personajes de la vida real, de los que seguro que conocemos más de uno en nuestro día a día (puedo asegurar que “conozco” a una Holly Lemon, a un Fred o a un Wasabi), un grupo de empollones que ven la oportunidad de hacer algo grande.

La primera media hora de Big Hero 6 se muestra los altibajos emocionales que sufre Hiro -un adolescente superdotado para la robótica- en uno de los inicios más duros y bien montados que recuerdo en una película Disney, te deja la lagrimita a punto de salir (sin llegar a los dolorosos niveles de Up). Por suerte para nuestros niveles de neurotransmisores, BeyMax se hace cargo rápidamente del peso de la película. La trama se desarrolla y un humor slapstick bien encontrado alivia la tensión emocional generada.

Y aquí es cuando Disney se toma las vacaciones, deja de innovar y permite que Marvel tome el mando. Una vez creado el supergrupo (cameo de Stan Lee incluido) lo que vemos es una película de superhéroes más convencional. Un ritmo vivo, unas coreografías muy bien trazadas y un manejo impecable de los giros del guión –como ya mostró Marcos- componen un producto de acción para todos los públicos muy funcional y decididamente entretenido cuyo gran sabor de boca sólo se ve lastrado por un final algo previsible y un flojo antagonista que parece estar sólo porque debe haber un malo maloso.

Para los que lo vean en el cine, se hace obligado comentar el corto que precede a la película, traducido de alguna manera como Buenas Migas. En cinco minutos nos enseñan un recorrido por la vida amorosa de un hombre a través de la gastronomía de su perro, constituyendo un tierno y sentido homenaje para los no humanos que también forman parte de la familia. Es una buena manera de comprobar cómo se pueden contar historias capaces de emocionar sin complicarse (aparentemente) la vida.



Se observan cambios en los temas y los esquemas de las películas de Disney. Sube la calidad y se rompen tópicos mientras se amplía el espectro de público. Tomando el ejemplo de Pixar, esta película apunta certeramente a niños de todas las edades. Superhéroes made in marvel, imaginería bien cuidada, duelos de robots, puños fuera… ¿Quién quiere más? Una propuesta la mar de entretenida que ver estos días en el cine.

 Nota: 7
Nota filmaffinity: 7.3

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