sábado, 3 de mayo de 2014

Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra


Después de revisionar toda la saga de Indiana Jones, la mejor saga de aventuras de los últimos cuarenta años, he decidido repasar la mejor saga surgida posteriormente a las aventuras del hombre del sombrero. ¿Quién iba a imaginar que un block-buster veraniego basado en una atracción de parque de atracciones iba a suponer tal cantidad de diversión y buenos ratos?

Cada verano se repite un efecto: Es tiempo de molicie y relax, en la calle hace mucho calor y empieza el desembarco de películas facilonas, con abrumadores efectos especiales que se puedan ver sin pensar. Los productores se afanan por vendernos sus block-busters, humedeciéndose con la esperanza de que sea su película la que la rompa, la que reviente taquillas y perdure en el tiempo (y les permita hacer unas cuantas continuaciones con las que llenarse los bolsillos). Me gustaría ver la cara de los productores de la Disney cuando les propusieron resucitar el género de piratas para el verano. No sólo eso, sino que se iba a basar en una atracción de parque de atracciones, con zombies y un pirata amanerado. Y vaya si lo hizo.

Me he referido a los blockbusters, en ellos, es normal encontrarnos con esta combinación: historia simple, protagonistas medio conocidos, acción y efectos especiales y unos cuantos chascarrillos. Y de hecho es lo que tiene esta película. La historia es simple y funcional. Tenemos de protagonista a Legolas de El señor de los anillos, la Knightley que siempre hace lucir  un corsé y al actor que le gusta hacer cosas raras de tonto simpático. La imaginería está muy cuidada y los efectos especiales son de primera calidad. Pero… ¿Qué diferencia a esta película del montón de producciones que nos llegan cada año? (digamos… Battleship, Van Helsing, Las arenas del tiempo…). No parece haber ningún ingrediente adicional en el cóctel.

A que molo ¿eh?
Pero sí lo hay. Tenemos a Jack, al Capitán Jack Sparrow. Si los ingredientes son de mejor calidad, el cóctel sabe mejor, sin duda. De la misma manera que hace cuarenta años tuvimos a un montón de chavales con espadas láser, hace veinte todos llevaban sombrero y látigo y estos ultimos años el pañuelo rojo en la cabeza se ha convertido en una señal perfectamente identificable. Tiene la suerte de gozar de una de las mejores presentaciones de personajes que recuerdo haber visto en toda mi vida (volvedla a ver y decirme que no es así), pero no es sólo al inicio, el personaje sabe entrar con una fuerza arrolladora y arrasa con cada escena en la que aparece. Su descarado, burlón y pendenciero personaje viene adornado con unos diálogos punzantes e ingeniosos que construyen una ética muy particular y sorprendentemente coherente para darnos uno de los personajes más míticos de los últimos quince años. Simplemente mola. Si otro actor hubiera tenido que interpretar al Capitán Jack Sparrow, estaríamos hablando de un amaneramiento exagerado. Sin embargo, Depp consigue sorprendernos con un rol muy versátil, ya que su personaje es sinvergüenza, noble, cómico, excéntrico, maniqueo y heroico, todo al mismo tiempo. Normal que lo haya repetido en cincuenta películas desde entonces (Sí, te estoy mirando a ti, Llanero Solitario).

 
A su lado, Keira Knightley y Orlando Bloom conforman un par de personajes tópicos, pero no por ello mal realizados (la cara de “no sé en qué berenjenal me estoy metiendo” que tiene Will Turner en toda la película me resulta muy acertada), pero sobretodo es el siempre soberbio Geoffrey Rush el que da el contrapunto necesario. A la arrolladora fuerza del pirata romántico y libre que representa Sparrow se enfrenta la fortaleza inamovible del corsario inglés, salido del montón de novelas que hemos leído de niños, lleno de carisma y aplomo, el aterrante Capitán Barbosa. Los duelos entre ambos capitanes, entre ambas idealizaciones del pirata son lo que le da a la película el extra de carisma para romperla.

Cereeebros, este...¡Monedas!
Por si fuera poco, la poderosa banda sonora compuesta por Klaus Badelt arrasa por donde va y acompaña a la perfección una acción muy bien coreografiada por el siempre solvente Gore Verbinski. El trabajo por parte del director para que la imaginería y los espectaculares (aún pasado el tiempo) efectos especiales queden supeditados a las necesidades de la película (y no al revés) también son de destacar. Además, el ritmo verginoso con que se nos arrastra a través de todas las peripecias de los personajes consigue que las dos horas y media pasen en un plumazo. Desde abordajes a cañonazos,  puñaladas verbales que salen volando por todos lados, con un buen surtido de frases que se vuelven inconfundibles al segundo y una montaña rusa vertiginosa que nos arrastra en pos de una maldición muy puñetera. ¿Y el clímax? Vibrante también, por supuesto. Un espectacular duelo a espada entre Sparrow y Barbosa por un lado y una batalla entre los piratas malditos y los hombres del Comodoro Norringthon por otro, todo con un ritmo brutal.

¡Al abordaje, marineros de agua dulce!
¿Estaba esto previsto? Estoy casi seguro que inicialmente no. No sería hasta que llegaron a la sala de montaje que se darían cuenta de lo prometedor que era ser el cóctel que estaban preparando.

Es un trabajo bastante original llevado a cabo al estilo clásico, un blockbuster perdurable en la memoria, con escenas antológicas, una banda sonora que ya es un clásico, personajes carismáticos, acción, humor, emoción con una personalidad bastante canalla, con premisas infantiles pero que huyen de lo infantiloide, y que exponiendo personajes y situaciones descarados y groseros consigue el calificativo de película familiar. Todos los ingredientes confluyen para hacer una de las  películas de aventuras de los últimos tiempos que mejor funcionan. Si es que, con Jack… ¿Quién no quiere ser un pirata?

YO-HO-HO-HOU!

Nota: 9
Nota filmaffinity: 7.2

2 comentarios:

  1. Peliculón! De esas que disfrutas como cuando eras pequeño.

    Y la banda sonora increíble.

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  2. Es una pasada como entra de bien.

    Mt

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