martes, 27 de mayo de 2014

Miyamoto Musashi (Saga)



Volviendo a la idea de hacer reseñas completas de las sagas completas, nos volvemos al Japón de los Tokigawa para repasar la vida del más prodigioso de los Samurais. Hablo del conocidísimo Miyamoto Musashi.
Lo nombro como conocido porque, de manera voluntaria o involuntaria, la imagen que se tiene en occidente del Samurai es la suya. Es la de ese guerrero mortífero, de espada letal y aura mística de calma y estoicismo. Pero bueno, luego entraré en ello; repasemos primero la interesante obra de Eiji Yoshikawa.

“Takezo despierta en el desolado paraje de Sekigahara, la crucial batalla que decidió la guerra civil en Japón. Tras su vuelta a Miyamoto, donde es tomado por un forajido, conoce a Takuan, un excéntrico monje que con sus actos y palabras será quién encamine al joven Takezo, todavía casi salvaje, en la senda de su destino: convertirse en Miyamoto Musashi, el samurai que alcanzaría la leyenda.
Con este primer volumen empieza la epopeya de Miyamoto Musashi, el más famoso samurai de la historia de Japón. Una extraordinaria novela de aventuras en la mejor tradición narrativa japones y un clásico imprescindible de la literatura nipona.”

Originalmente, la obra se publicó por entregas en el periódico quincenal Asahi Shimbun poco después de la IGM. Esto explica su disposición en capítulos de una longitud más o menos homogénea y una trama dividida en forma de arcos argumentales, al más puro estilo de los mangas actuales (que son obvios deudores del estilo).
Estuvo “en el aire” durante tres buenos años, disfrutando de mucha popularidad en Japón. Una vez finalizada, se editó en un solo tomo de más de mil páginas que rápidamente se convirtió en un éxito de ventas. De la misma manera que en nuestra sociedad todos conocemos la historia del Quijote o los franceses conocen a  Los tres mosqueteros, Miyamoto Musashi supone una de las obras más conocidas del folklore japonés, especialmente de aquellas historias de capa y espada que encontramos en las literaturas de todo el mundo.

La saga está editada en español en tres libros que cortan en partes prácticamente iguales el único tomo de la edición japonesa. No parece haber un motivo argumental para realizar este corte, haciéndose aparentemente por mera longitud  y dejando la acción totalmente colgada (de mala manera) para dejarte con la intriga y obligarte a ir a por el siguiente libro. Yo los leí del tirón, pero pobre del que tuviera que esperarse un año por obra y gracia del editor.


La leyenda del Samurai
En el primer libro, la saga se inscribe dentro del género de la aventura de capa y espada. Entuertos, caballerosidad, desafíos… Van pasando a gran ritmo y con gracia, convirtiendo a Musashi en un espadachín poderoso y carismático, de los que da gusto que protagonice una historia. A su alrededor, un puñado de buenos secundarios dan soporte a una entretenida novela de aventuras que culmina con el desafío de la casa Yoshioka (a mitad del segundo libro).

De fondo, se van desarrollando dos tramas secundarias: la historia de amor con Otsu y las desventuras de Matahachi, el mejor amigo de la infancia de Musashi. Estas dos tramas se combinan con las reflexiones filosóficas sobre la vida y la espada que sirven a nuestro protagonista para crecer como espadachín y como persona. En el primer libro, las tres tramas se combinan muy bien forjando un conjunto muy entretenido y divertido que aprovecha para describirte magníficamente una sociedad exótica y hermética. El corte puesto con mala idea separa un libro de otro, dejándote con muchas ganas de más. 
El camino de la espada
Ganas que se ven saciadas con el espectacular inicio del segundo libro, llegando al clímax en la batalla contra los Yoshioka. Un clímax que es seguido por un derrumbe absoluto del ritmo. Al desaparecer esta trama, la historia romántica pasa a tener un protagonismo casi absoluto, funcionando a base de tópicos previsibles. Los personajes principales pasan a perder toda la gracia y el carisma que tenían (a pesar de ser teóricamente adalides de la perfección). El bache dura unas doscientas páginas, hasta que aparece en escena el reverso negativo de Musashi, el letal espadachín Sasaki Kojiro. Con su aparición se prepara el inevitable enfrentamiento del héroe con su némesis, lucha que no acaba de llegar porque el autor obliga a todos los personajes a ir dando vueltas de un lado para otro, sin que la trama se acabe de centrar en algo concreto, pero ahora sí, generando mucha expectación para el tercer libro. 

Todos esperamos que empiece la lucha final… pero no, se separan y los nobles del imperio se pelean por sus servicios, lo que permite al autor explayarse con la descripción de la política de la época. Es un retrato muy interesante y didáctico, pero mientras tanto, la historia pega unos bandazos y unos saltos descontrolados que por momentos hacen naufragar al libro. Finalmente, en su último tercio se centra, llegando al inevitable enfrentamiento de los dos esgrimistas. ¡Y vaya final! Las últimas cien páginas del libro pasan como nada. Toda la emoción que se había diluido anteriormente vuelve con toda su fuerza y desembocan en el desenlace apoteósico que todos esperábamos, canelita de la buena. 


La luz perfecta
Entendiendo la obra como un todo, podemos apreciar como empieza con mucha fuerza, cosechando rápidamente un gran éxito hasta que acaba el primer gran arco argumental. Pasado éste, parece como si el autor aprovecha que la audiencia es fiel para explorar la época en que sucede todo y lleva la historia dando tumbos mientras aporta ambientación y trasfondo, añadiendo entregas a la colección… hasta que la audiencia se empieza a cansar y el editor conmina al autor a “cerrar la historia”. A partir de ahí, se retoma la lucha contra Kojiro hasta el épico clímax final.

Su grandioso abanico de personajes abarca desde los nobles más importantes hasta las concubinas de los peores estratos, por lo que a lo largo de sus muchas páginas, Musashi retrata admirablemente la sociedad japonesa de los Tokugawa. Permite descubrir muchos detalles acerca de la vida cotidiana de los ciudadanos del recién creado imperio, desde su relación para con sus gobernantes, la religión, los vagabundos…

La némesis de Musashi es Kojiro, tan buen espadachín como él, pero mucho más presuntuoso. Es un entrometido intrigante, siempre dispuesto a congraciarse con ambos bandos, siempre presentándose como el tipo espléndido que quiere ayudar a todo el mundo, pero que se complace en ver morir al prójimo, observando impasible mientras otros arriesgan sus vidas por causas que son importantes para ellos. Su orgullo le impide aceptar que pueda siquiera existir otro espadachín tan bueno como él e intentará vilipendiarlo y acabar con él por todos los medios.

Samurais de verdad (se supone)

 Alrededor de Musashi orbita su esforzada amada Otsu, una joven bella y generosa siempre dispuesta a ayudar a los demás. Su amado ha marchado a correr aventuras, por lo que ella decide buscarle y le va persiguiendo a lo largo de todo Japón, encontrándose con multitud de personajes de toda índole. En los pocos momentos en que ambos amantes se encuentran se ve puede comprobar que toda la inteligencia que ambos muestran en todos los ámbitos de su vida desaparece completamente, pasando a ser unos auténticos estúpidos. Es un personaje que no cambia en ningún momento de la obra, siendo únicamente el contrapunto femenino en la vida de Musashi.

Mucho más evolucionan los personajes de los bajos fondos. Matahachi empieza siendo un “bon vivant”, siempre dispuesto a sucumbir a los placeres de la vida (de todo tipo) que tira por la borda una vida regalada al inicio de la historia. A medida que somos testigos de su degradación como persona, va recapacitando y aceptando su lugar en la sociedad, hasta poder vivir mucho más a gusto consigo mismo. De la misma manera, la anciana Osugi, madre de Matahachi, al principio odia a Musashi por creerle responsable de la caída de su hijo, empieza un peregrinaje por todo Japón, movida por el odio. Al principio por honor, luego por orgullo, finalmente por desesperación, hasta que llega el inevitable momento de la redención al aceptar la inocencia de Musashi. Se le llega a coger manía a la vieja, pero mucho mucho…

Estos son los personajes principales de la historia, pero la abundancia de secundarios es espectacular. De prostitutas a nobles, pasando por discípulos, comerciantes… todos los estratos de la sociedad de los Tokugawa se ven representados.

El Musashi ha sido, junto a Shogun, una de las mejores maneras que ha tenido el mundo occidental para conocer las peculiaridades sociedad japonesa, especialmente de la mística de su historia. Su publicación al inglés fue todo un éxito de ventas y causó una fiebre para-japonesa en su momento.


El impacto que ha tenido su figura en la imaginería de los samuráis es innegable. El personaje real de Miyamoto Musashi, ronin y escritor de El libro de los cincoanillos, es trasladado con gran fidelidad histórica en esta trilogía. Musashi dedicó su vida de espadachín errante a mejorar su destreza con la espada, ideando un nuevo método de combate con dos espadas (algo nunca visto hasta entonces). Además, dedicó muchos años a aplicar las enseñanzas del budismo a la disciplina de la espada y a la estrategia de la guerra, que dejó plasmados en el interesante Libro de los cinco anillos (de obligada lectura, incluso en nuestra época actual).

En 1935, Japón venía de ser expulsado del territorio de la actual Corea y el espíritu nacional se encontraba en horas bajas. El libro de Yoshikawa, retratando de manera épica y aventurera una de las figuras más míticas del Japón histórico, no pudo venir en mejor momento e impregnó toda figura “samuraica” posterior. 

Toshiro Mifune, el eterno Musashi de la pantalla
La obra fue posteriormente adaptada al manga en el fabuloso trabajo Vagabond, que refleja espléndidamente el espíritu que Yoshikawa imbuyó en su libro. La correspondiente adaptación cinematográfica fue realizada por Toshiro Mifune, con una calidad más que destacable, a mediados de los cincuenta (poco después de la derrota en le IIGM). 




La influencia de Musashi en trabajos más recientes es también obvia. Por ejemplo, en Kill Bill, el duelo entre la Novia y O-ren Ishii sigue idénticamente la descripción del duelo final contra Kojiro.


Kenshin Himura
Roronoa Zoro
Dentro del mundo del Manga, encontramos la poderosa historia de Kenshin Himura, un transunto de Musashi trasladado al inicio de la era Meiji. Dónde al final del Bakumatsu  (Siglo XIX)  se vuelve un espadachín deambulante, blandiendo una sakabatō, una katana que lleva la parte del filo en el lado opuesto, siendo incapaz de matar. Kenshin vaga por el país de Japón ofreciendo protección y ayuda a quienes lo necesitan, como expiación por los asesinatos que cometió en su pasado, siguiendo unas normas autoimpuestas de disciplina y rectitud que son fácilmente reconocibles en el Libro de los cinco anillos.
  

De la misma manera el personaje de Roronoa Zoro es otra referencia clara, un samurái que utiliza no sólo dos sino tres espadas para combatir (en One Piece, la historia de piratas por excelencia en Japón). Es un personaje que vive también bajo unos patrones de disciplina y entrenamiento de obvias referencias (aunque con un carácter más humorístico).

En fin, y para no alargarnos más, estamos ante el acercamiento a una de las figuras más míticas del folklore japonés. Musashi es una irregular saga de aventuras, con un inicio y un final espectaculares, lastrados por una parte central bastante floja, pero que refleja con gran fidelidad la sociedad japonesa de los Tokugawa. Gustará a cualquier aficionado a la novela histórica y a la novela de aventuras y supondrá una agradable experiencia para todos aquellos que se adentren en sus páginas.

Notas:
Libro 1: 7
Libro 2: 4
Libro 3: 5
Global: 6

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