sábado, 31 de mayo de 2014

Belleza Negra (Anne Sewell)



Y después de un libro bélico, vamos a algo mucho más amable y tierno. Es uno de los primeros libros centrados en enseñar sobre el bienestar de los animales en nuestra sociedad y todo un best-seller histórico.

Título: Belleza Negra
Autora: Anne Sewell
Título original: Black Beauty

“Es un clásico y para algunos es el mejor libro escrito sobre caballos. El texto es una autobiografía de un caballo: Belleza negra. En él la autora, Anna Sewell (1820-1878), hace un llamamiento al cuidado de los animales y de la naturaleza y ensalza los valores que han de tener las personas para llevar a cabo esas tareas.”

Belleza Negra no es, aparentemente, otra cosa que la autobiografía de un caballo, desde que es un tierno potrillo hasta que encuentra a los que serán sus últimos amos.  Con esta premisa yo me esperaba algo similar a Warhorse, pero la verdad es que no van por ahí los tiros. La autobiografía es usada como mera excusa para mostrarnos todas las diferentes aproximaciones al trato de los animales, desde los amos más explotadores e incompetentes a aquellos más atentos y agradables, pasando por todo el abanico de posibilidades. 
El protagonista absoluto no es otro que el caballo de pura raza Belleza Negra, que nos cuenta su vida (desde su ingenuo punto de vista animal). Inicialmente es un tierno potrillo que campa libre en el territorio de un viejo noble, una vez crece, cambia de manos, convirtiéndose sucesivamente en caballo de monta, de tiro, de carros… Él es noble, atento y servicial “como todo buen caballo”, y sólo busca un amo que le quiera y le trate bien. A cambio, él intenta trabajar bien y esforzarse en todo lo que le mandan. 

Realmente, el hecho de que Belleza cambie mucho de manos no sirve para otra cosa que explicarte de una manera amena los usos de la gente para con los caballos de la época: como los cuidaban y trataban, las costumbres que seguían los amos y las diferencias entre un buen y un mal señor. Cada capítulo es muy corto, deteniéndose en un pequeño aspecto de la vida de Belleza en el que se aprovecha para dejar una pequeña moraleja y sobre el trato a los caballos. Las detalladas observaciones y las extensas descripciones del comportamiento de los equinos son altamente verosímiles y ocupan gran parte de la longitud del libro. Por ello, lo que es la historia no deja de ser secundario respecto a la defensa que se realiza sobre el necesario buen trato a los animales.

Es verdad que el libro no tiene apenas profundidad, pero rebosa ternura, es fácil de leer y muy divulgativo. Indispensable dentro de la biblioteca de cualquier amante de los animales.

Nota: 8
Nota anobii: 4.5/5

martes, 27 de mayo de 2014

Miyamoto Musashi (Saga)



Volviendo a la idea de hacer reseñas completas de las sagas completas, nos volvemos al Japón de los Tokigawa para repasar la vida del más prodigioso de los Samurais. Hablo del conocidísimo Miyamoto Musashi.
Lo nombro como conocido porque, de manera voluntaria o involuntaria, la imagen que se tiene en occidente del Samurai es la suya. Es la de ese guerrero mortífero, de espada letal y aura mística de calma y estoicismo. Pero bueno, luego entraré en ello; repasemos primero la interesante obra de Eiji Yoshikawa.

“Takezo despierta en el desolado paraje de Sekigahara, la crucial batalla que decidió la guerra civil en Japón. Tras su vuelta a Miyamoto, donde es tomado por un forajido, conoce a Takuan, un excéntrico monje que con sus actos y palabras será quién encamine al joven Takezo, todavía casi salvaje, en la senda de su destino: convertirse en Miyamoto Musashi, el samurai que alcanzaría la leyenda.
Con este primer volumen empieza la epopeya de Miyamoto Musashi, el más famoso samurai de la historia de Japón. Una extraordinaria novela de aventuras en la mejor tradición narrativa japones y un clásico imprescindible de la literatura nipona.”

Originalmente, la obra se publicó por entregas en el periódico quincenal Asahi Shimbun poco después de la IGM. Esto explica su disposición en capítulos de una longitud más o menos homogénea y una trama dividida en forma de arcos argumentales, al más puro estilo de los mangas actuales (que son obvios deudores del estilo).
Estuvo “en el aire” durante tres buenos años, disfrutando de mucha popularidad en Japón. Una vez finalizada, se editó en un solo tomo de más de mil páginas que rápidamente se convirtió en un éxito de ventas. De la misma manera que en nuestra sociedad todos conocemos la historia del Quijote o los franceses conocen a  Los tres mosqueteros, Miyamoto Musashi supone una de las obras más conocidas del folklore japonés, especialmente de aquellas historias de capa y espada que encontramos en las literaturas de todo el mundo.

La saga está editada en español en tres libros que cortan en partes prácticamente iguales el único tomo de la edición japonesa. No parece haber un motivo argumental para realizar este corte, haciéndose aparentemente por mera longitud  y dejando la acción totalmente colgada (de mala manera) para dejarte con la intriga y obligarte a ir a por el siguiente libro. Yo los leí del tirón, pero pobre del que tuviera que esperarse un año por obra y gracia del editor.


La leyenda del Samurai
En el primer libro, la saga se inscribe dentro del género de la aventura de capa y espada. Entuertos, caballerosidad, desafíos… Van pasando a gran ritmo y con gracia, convirtiendo a Musashi en un espadachín poderoso y carismático, de los que da gusto que protagonice una historia. A su alrededor, un puñado de buenos secundarios dan soporte a una entretenida novela de aventuras que culmina con el desafío de la casa Yoshioka (a mitad del segundo libro).

De fondo, se van desarrollando dos tramas secundarias: la historia de amor con Otsu y las desventuras de Matahachi, el mejor amigo de la infancia de Musashi. Estas dos tramas se combinan con las reflexiones filosóficas sobre la vida y la espada que sirven a nuestro protagonista para crecer como espadachín y como persona. En el primer libro, las tres tramas se combinan muy bien forjando un conjunto muy entretenido y divertido que aprovecha para describirte magníficamente una sociedad exótica y hermética. El corte puesto con mala idea separa un libro de otro, dejándote con muchas ganas de más. 
El camino de la espada
Ganas que se ven saciadas con el espectacular inicio del segundo libro, llegando al clímax en la batalla contra los Yoshioka. Un clímax que es seguido por un derrumbe absoluto del ritmo. Al desaparecer esta trama, la historia romántica pasa a tener un protagonismo casi absoluto, funcionando a base de tópicos previsibles. Los personajes principales pasan a perder toda la gracia y el carisma que tenían (a pesar de ser teóricamente adalides de la perfección). El bache dura unas doscientas páginas, hasta que aparece en escena el reverso negativo de Musashi, el letal espadachín Sasaki Kojiro. Con su aparición se prepara el inevitable enfrentamiento del héroe con su némesis, lucha que no acaba de llegar porque el autor obliga a todos los personajes a ir dando vueltas de un lado para otro, sin que la trama se acabe de centrar en algo concreto, pero ahora sí, generando mucha expectación para el tercer libro. 

Todos esperamos que empiece la lucha final… pero no, se separan y los nobles del imperio se pelean por sus servicios, lo que permite al autor explayarse con la descripción de la política de la época. Es un retrato muy interesante y didáctico, pero mientras tanto, la historia pega unos bandazos y unos saltos descontrolados que por momentos hacen naufragar al libro. Finalmente, en su último tercio se centra, llegando al inevitable enfrentamiento de los dos esgrimistas. ¡Y vaya final! Las últimas cien páginas del libro pasan como nada. Toda la emoción que se había diluido anteriormente vuelve con toda su fuerza y desembocan en el desenlace apoteósico que todos esperábamos, canelita de la buena. 


La luz perfecta
Entendiendo la obra como un todo, podemos apreciar como empieza con mucha fuerza, cosechando rápidamente un gran éxito hasta que acaba el primer gran arco argumental. Pasado éste, parece como si el autor aprovecha que la audiencia es fiel para explorar la época en que sucede todo y lleva la historia dando tumbos mientras aporta ambientación y trasfondo, añadiendo entregas a la colección… hasta que la audiencia se empieza a cansar y el editor conmina al autor a “cerrar la historia”. A partir de ahí, se retoma la lucha contra Kojiro hasta el épico clímax final.

Su grandioso abanico de personajes abarca desde los nobles más importantes hasta las concubinas de los peores estratos, por lo que a lo largo de sus muchas páginas, Musashi retrata admirablemente la sociedad japonesa de los Tokugawa. Permite descubrir muchos detalles acerca de la vida cotidiana de los ciudadanos del recién creado imperio, desde su relación para con sus gobernantes, la religión, los vagabundos…

La némesis de Musashi es Kojiro, tan buen espadachín como él, pero mucho más presuntuoso. Es un entrometido intrigante, siempre dispuesto a congraciarse con ambos bandos, siempre presentándose como el tipo espléndido que quiere ayudar a todo el mundo, pero que se complace en ver morir al prójimo, observando impasible mientras otros arriesgan sus vidas por causas que son importantes para ellos. Su orgullo le impide aceptar que pueda siquiera existir otro espadachín tan bueno como él e intentará vilipendiarlo y acabar con él por todos los medios.

Samurais de verdad (se supone)

 Alrededor de Musashi orbita su esforzada amada Otsu, una joven bella y generosa siempre dispuesta a ayudar a los demás. Su amado ha marchado a correr aventuras, por lo que ella decide buscarle y le va persiguiendo a lo largo de todo Japón, encontrándose con multitud de personajes de toda índole. En los pocos momentos en que ambos amantes se encuentran se ve puede comprobar que toda la inteligencia que ambos muestran en todos los ámbitos de su vida desaparece completamente, pasando a ser unos auténticos estúpidos. Es un personaje que no cambia en ningún momento de la obra, siendo únicamente el contrapunto femenino en la vida de Musashi.

Mucho más evolucionan los personajes de los bajos fondos. Matahachi empieza siendo un “bon vivant”, siempre dispuesto a sucumbir a los placeres de la vida (de todo tipo) que tira por la borda una vida regalada al inicio de la historia. A medida que somos testigos de su degradación como persona, va recapacitando y aceptando su lugar en la sociedad, hasta poder vivir mucho más a gusto consigo mismo. De la misma manera, la anciana Osugi, madre de Matahachi, al principio odia a Musashi por creerle responsable de la caída de su hijo, empieza un peregrinaje por todo Japón, movida por el odio. Al principio por honor, luego por orgullo, finalmente por desesperación, hasta que llega el inevitable momento de la redención al aceptar la inocencia de Musashi. Se le llega a coger manía a la vieja, pero mucho mucho…

Estos son los personajes principales de la historia, pero la abundancia de secundarios es espectacular. De prostitutas a nobles, pasando por discípulos, comerciantes… todos los estratos de la sociedad de los Tokugawa se ven representados.

El Musashi ha sido, junto a Shogun, una de las mejores maneras que ha tenido el mundo occidental para conocer las peculiaridades sociedad japonesa, especialmente de la mística de su historia. Su publicación al inglés fue todo un éxito de ventas y causó una fiebre para-japonesa en su momento.


El impacto que ha tenido su figura en la imaginería de los samuráis es innegable. El personaje real de Miyamoto Musashi, ronin y escritor de El libro de los cincoanillos, es trasladado con gran fidelidad histórica en esta trilogía. Musashi dedicó su vida de espadachín errante a mejorar su destreza con la espada, ideando un nuevo método de combate con dos espadas (algo nunca visto hasta entonces). Además, dedicó muchos años a aplicar las enseñanzas del budismo a la disciplina de la espada y a la estrategia de la guerra, que dejó plasmados en el interesante Libro de los cinco anillos (de obligada lectura, incluso en nuestra época actual).

En 1935, Japón venía de ser expulsado del territorio de la actual Corea y el espíritu nacional se encontraba en horas bajas. El libro de Yoshikawa, retratando de manera épica y aventurera una de las figuras más míticas del Japón histórico, no pudo venir en mejor momento e impregnó toda figura “samuraica” posterior. 

Toshiro Mifune, el eterno Musashi de la pantalla
La obra fue posteriormente adaptada al manga en el fabuloso trabajo Vagabond, que refleja espléndidamente el espíritu que Yoshikawa imbuyó en su libro. La correspondiente adaptación cinematográfica fue realizada por Toshiro Mifune, con una calidad más que destacable, a mediados de los cincuenta (poco después de la derrota en le IIGM). 




La influencia de Musashi en trabajos más recientes es también obvia. Por ejemplo, en Kill Bill, el duelo entre la Novia y O-ren Ishii sigue idénticamente la descripción del duelo final contra Kojiro.


Kenshin Himura
Roronoa Zoro
Dentro del mundo del Manga, encontramos la poderosa historia de Kenshin Himura, un transunto de Musashi trasladado al inicio de la era Meiji. Dónde al final del Bakumatsu  (Siglo XIX)  se vuelve un espadachín deambulante, blandiendo una sakabatō, una katana que lleva la parte del filo en el lado opuesto, siendo incapaz de matar. Kenshin vaga por el país de Japón ofreciendo protección y ayuda a quienes lo necesitan, como expiación por los asesinatos que cometió en su pasado, siguiendo unas normas autoimpuestas de disciplina y rectitud que son fácilmente reconocibles en el Libro de los cinco anillos.
  

De la misma manera el personaje de Roronoa Zoro es otra referencia clara, un samurái que utiliza no sólo dos sino tres espadas para combatir (en One Piece, la historia de piratas por excelencia en Japón). Es un personaje que vive también bajo unos patrones de disciplina y entrenamiento de obvias referencias (aunque con un carácter más humorístico).

En fin, y para no alargarnos más, estamos ante el acercamiento a una de las figuras más míticas del folklore japonés. Musashi es una irregular saga de aventuras, con un inicio y un final espectaculares, lastrados por una parte central bastante floja, pero que refleja con gran fidelidad la sociedad japonesa de los Tokugawa. Gustará a cualquier aficionado a la novela histórica y a la novela de aventuras y supondrá una agradable experiencia para todos aquellos que se adentren en sus páginas.

Notas:
Libro 1: 7
Libro 2: 4
Libro 3: 5
Global: 6

lunes, 26 de mayo de 2014

Plata Pura (Dan Abnett)

Después de un libro suavecito y “para todos los públicos”, tenía ganas de volver a meterme un buen chute de acción, y qué mejor que la siguiente entrega de los Fantasmas para quitarme el mono. Vuelve la cruzada de los mundos de Sabbat a meter caña.

Título: Plata pura
Autor: Dan Abnett
Título original: Straight silver

“En los campos de batalla de Aexe Cardinal, la Guardia Imperial queda inmovilizada ante los siniestros ejércitos del Caos. El comisario Ibram Gaunt y su regimiento, los Primeros y Únicos de Tanith, se ven inmersos en un infierno: la guerra de trincheras, en la que la amenaza de la muerte provocada por la artillería letal se cierne continuamente sobre ellos. La única oportunidad de sobrevivir es ofrecerse como voluntarios a una misión tan peligrosa y que nadie más se atreve a aceptarla!”

Y otra vez el argumento de la contraportada no tiene nada que ver con el contenido del libro. En realidad, los Fantasmas llegan a un planeta que lleva cuarenta años luchando y resistiendo contra el Caos. Los valerosos defensores han realizado una tarea titánica, pero se mueven por tácticas que recuerdan mucho a la IGM, muy superada en sistema por los que usan los Fantasmas (y el resto de la cruzada). Desde un primer momento, Gaunt y los suyos intentan imponer su manera de hacer las cosas, proponiendo una infiltración en las líneas enemigas para así romper el status quo en que la guerra se ha estancado. Mezclando hábilmente los juegos políticos con la acción más vibrante, Abnett nos brinda una de las mejores novelas de la saga. Batallas crueles, humanos llevados al límite, sed de gloria, esperanzas de supervivencia… mezclado con el ritmo ágil y el reparto coral que caracteriza a este autor.

Después de jugar con desembarcos aerotransportados, Abnett sitúa a los Fantasmas en algo parecido a una guerra de trincheras que perfectamente podría suceder en Verdún o Ypres. La acción se vuelve mucho más brutal y descontrolada, haciendo que la sensación de futilidad de las batallas, de la fragilidad de las vidas humanas, sea aún más acusada que nunca. Las batallas se combinan con la actividad de las tropas de reserva, que intentan descansar pero no pueden evitar inquietarse por lo que les aguarda en el futuro. Además, mientras que en Armas de Tanith no sabías qué pasaba en el resto de la campaña, aquí Gaunt es partícipe de todas las intrigas políticas. Los mandos del planeta son arcaicos, anquilosados, se basan en cargos hereditarios y no están muy contentos con la intromisión de la Guardia Imperial (aunque necesitan de sus soldados) y sus métodos modernos, por lo que Gaunt deberá hacer uso de tácticas poco usuales para convencer a los mandamases de que sus Fantasmas no son carne de cañón, ¡sino los mejores infiltradores de la Cruzada!

La acción más vibrante se mezcla con un escenario bélico apabullante, un reparto muy coral y una variedad de situaciones muy destacable, aderezado con el lenguaje ágil y directo de Abnett. Las páginas pasan como nada, y la tensión se desborda por todos lados.

Aunque parezca mentira, el Comisario Gaunt cede mucho protagonismo a sus soldados. Este es el libro en que todo está mucho más repartido y no se puede decir que haya un protagonismo claro de nadie. Por un lado, el Coronel Corbec sigue liderando a sus tropas en el campo de batalla, pero los años pesan y él mismo reconoce que se está haciendo viejo para esto. El Capitán Daur espera ambicioso en la reserva una oportunidad de demostrar su valía más allá de la logística. El Sargento Kolea se duele de sus heridas en la campaña reciente y se ve relegado del mando, que pasa a manos de la Sargento Criid, la pandillera que, poco a poco, ha ido progresando, siendo la primera mujer sargento de los Fantasmas. El aguerrido y sufrido Sargento Soric se ve repentinamente inspirado para el combate, aunque es consciente que hay algo que no cuadra. Lijah Cuu está cada vez más zumbado y peligroso, y tiene sus más y sus menos con el francotirador Larkin “el Loco”, de los pocos cuerdos que hay en el ejército y así podríamos seguir con treinta o cuarenta personajes más. Cada soldado tiene su pequeña historia que va avanzando a lo largo del libro. Da igual si amamos u odiamos a los protagonistas. La guerra es inmisericorde y nos obliga a conocer nuevos personajes mientras nos despedimos tristemente de otros.

Entre batalla y batalla hemos ido viendo como una trama subyace de fondo en la historia. Desde Guardia de Honor la Santa de Sabbat se ha ido haciendo cada vez más presente, llevándonos hacia la conclusión, el que será el último libro de la saga. La Santa ha convocado a los Fantasmas y éstos acuden sin falta al llamado de su señora!

Otra vez, estamos ante un gran libro de acción. Las batallas son abrumadoramente bestias y llenas de tensión, la cantidad de personajes mantiene el conjunto muy fresco y la historia es de las más absorbentes de toda la saga, especialmente con los “cambios de ambiente” entre el frente y la reserva. Así da gusto seguir alargando una saga, especialmente este libro, que además de viciar, te prepara para el colofón final.

Nota: 8
Nota anobii: 4/5

sábado, 24 de mayo de 2014

El cofre del Hombre Muerto



La maldición de la Perla Negra culminó los sueños húmedos de todo “blockbuster” consiguiendo no sólo reventar todas las taquillas sino trascender hasta crear una imaginería propia. Disney puso rápidamente en marcha la maquinaria para explotar su nueva gallina de los huevos de oro, y tres años después nacía el díptico El cofre del Hombre Muerto y En el fin del mundo.

Después de dejar atrás a los no-muertos de Barbosa, el infame Capitán Jack Sparrow huye de los calamáricos secuaces de Davey Jones, el Holandés Errante, que lleva las almas de los muertos al infierno… Éste le reclama el alma de Jack como pago de una antigua deuda. Por medio, Will y Elizabeth quieren capturar a Jack por… algo, con lo que se meten en medio de los planes de Davey Jones.

Pero bueno, ¿acaso importa de qué va la película? El objetivo de Disney no es otro que hacer un “más grande, más largo y ¡más Sparrow!”. La película se ha hecho por y para él, y si antes ya robaba cada escena en la que aparecía, ahora todo se ha realizado para su gloria. Se cogen los diálogos chulescos de Jack (que para que negarlo, siguen haciendo gracia), se añade un nuevo malo con el que presumir de FXs (una pasada), se mete a Will y Elizabeth por ahí (que son monos y gustan a la gente) y se finaliza con escenas de acción marca de la casa (siempre divertida).

A parte de un vehículo para sacar dinero, la película está concebida como una introducción para En el fin del mundo, pretendido colofón y despedida de la saga. Es por ello que este acto tiene una importancia, digamos, liviana. A diferencia de su predecesora, el conjunto adolece de falta de frescura y empaque. El carisma de Jack da para mucho, pero cuesta entender por qué huye realmente, la película tarda en arrancar, se pierde en florituras innecesarias y da la sensación de que encontramos situaciones metidas con calzador (la aparición de Norrington o hacer que Will acabe en el Holandés) para que un personaje en concreto aparezca y ya está.


¿Pero, qué decir de los efectos especiales? Simplemente brutales. Son mucho mejores que los de la primera parte (aunque menos resultones) y son capaces de mover con naturalidad a una criatura tan brutal como el Kraken, que a su paso destruye navíos con una facilidad pasmosa. ¿Y el diseño artístico? Mejor. Escenarios de inmensa belleza y algunas secuencias deliciosamente paradisíacas. A lo largo de todo el metraje aflora un deje sobrenatural que deja entrever que Jack Sparrow juega habitualmente con fuerzas mucho más importantes de lo que parecía en su predecesora, dando a toda la película un aire muy artificioso, recordando mucho (demasiado) a la mítica Monkey Island (y que no me digan que Davey Jones no es LeChuck, ¡vamos!). El error del director es que, a pesar de tener más medios, no consigue aprovechar su influencia para que el nivel de la película suba gracias a ello.

Por otro lado, los actores no se toman especialmente en serio su trabajo, especialmente un Depp desbocado, que se dedica a hacer mueca tras mueca repitiendo los tópicos de su personaje, pero no es hasta la última hora de metraje (esta manía de hacer las películas épicas de tres horas… mala influencia de LOTR) que se desata por fin el festival. Hemos soportado dos horas de idas y vueltas sin mucho sentido hasta que encuentran el dichoso cofre. Ahí, algo hace click. Marca el inicio de una espiral de acción vertiginosa en que todo pasa a fluir con una facilidad pasmosa. El sentido sigue brillando por su ausencia, pero la película se acelera y las espadas empiezan a danzar en una trepidante noria (juas juas) componiendo un “crescendo” sorprendente donde cualquier cosa es posible. El final, aunque incoherente con visto en el resto de la película, es brutalmente épico, con un duelo apoteósico de Jack contra el Kraken (y dejando un cliffhanger de manual).


Como la mayoría de secualas no previstas de inicio, es obviamente inferior a su predecesora. Hay más medios y el trepidante final deja un buen sabor de boca, pero la pérdida de frescura se nota mucho, especialmente en sus dos primeras horas. Eso sí, Jack sigue siendo Jack, y Davey Jones es mucho Davey Jones, lo que basta para muchos.

Nota: 6
Nota filmaffinity: 6.2