lunes, 31 de marzo de 2014

Resacón en Las Vegas

Aunque parezca mentira (viendo el mega-boom que llegó a tener), se me pasó ver Resacón en las Vegas en su momento, por lo que iba siendo hora de ponerme al día.

La premisa es sencilla: cuatro amigos van de despedida de soltero a Las Vegas. Al día siguiente despiertan hechos un pingajo, la habitación está destrozada y hay un bebé, una gallina y un tigre. Además, no sólo no recuerdan nada sino que el novio ha desaparecido. Los tres amigos supervivientes deberán soportar su resaca e intentar reconstruir que ocurrió el día anterior.

Yo creo que lo que me ha gustado de esta peli (de la que no esperaba nada bueno) es que es coherente dentro de su propia estupidez, dentro del enorme absurdo en el que se ven sumidos los atónitos protagonistas. Eso es lo que la diferencia de un Colega, ¿dónde está mi coche?, donde las tonterías (abundantes) no tienen mucho sentido. En Resacón los personajes piensan y se desesperan. Dentro del despropósito del planteamiento se comportan de una manera más o menos racional y eso es lo que (quizás) ayuda a que los gags funcionen mejor.

ACTORES: Bueno, dejémoslos en correctos. No se les exige mucho y dentro de lo que toca, cumplen.

DIRECTOR: Hay que agradecer que, una vez lanzada, la película va a mil por hora. Se mantiene un buen ritmo de gags buenos, bien enlazados, que aseguran un buen entretenimiento. Al mismo tiempo, la composición de escenas está realizada con cierto criterio (cosa inusual), lo que se agradece en los abundantes gags visuales que hay a lo largo del metraje. La banda sonora, con el puñeterismo requerido, queda muy resultona.

GUIÓN: El despropósito inicial es de aúpa. Sin duda, aunque esto no es diferente de otras cintas parecidas. A partir de aquí se agradece que busquen una cierta (ejem) lógica para explicar todo de la manera más descacharrante posible. Los personajes son puros tópicos, pero coherentes a su manera, lo que da a la película de una frescura inusual. Hay gags ingeniosos, descacharrantes, absurdos, groseros y soeces, pero todos se suceden con mucha naturalidad, sin estar forzados en ningún momento. Fluyen tan bien que el conjunto funciona y nos asegura buenas risas.

Incluso dentro de la comedia chorra hay grandes obras, y ésta es de lo mejorcito del género. La partió muy a gusto por proponer una comedia fresca y absurda, con personajes coherentes y respetando al espectador (durante casi todo el metraje). Cameos, sorpresas, chorradas. Cualquier cosa es posible. Que descojone. (¡y vaya títulos de crédito!)

Nota: 6
Nota filmaffinity: 6.6

sábado, 29 de marzo de 2014

Las invasiones bárbaras


Oh, Las invasiones bárbaras, la segunda parte de la punzante El declive del imperio americano que nunca llegué a ver. La CVO me ha “obligado” a verla, así que le iba a echar un buen vistazo.

Los protagonistas de El declive del imperio americano se han hecho mayores y Remy está a punto de morir. Su hijo, al que nunca entendió y al que no ve desde hacer años, se ve obligado a ir a Canadá para asistir a los últimos días de su padre. Allí intentará recuperar el tiempo perdido y darle a su padre los mejores cuidados que el dinero puede comprar, reunirlo con sus amigos y, entre todos, hacer un balance de lo que ha sido su vida.

La película es cruel, irónica y destila una mala leche considerable. Al mismo tiempo, es un tierno y vital retrato de una agonía, de un modo de vivir y de morir. Da igual si eres separatista, independentista, soberanista, asociacionista, existencialista, anticolonialista, marxista, trotskista o maoísta, estructuralista, situacionista, deconstruccionista, feminista o cualquier otra cosa, mientras no cultives el cretinismo, hazlo motivado por ti mismo.

ACTORES: Los mismos actores, ya mayores, repiten en la película, dando la impresión de ser incluso los mismos personajes. Muy exagerados y sobreactuados, pero igualmente con un toque socarrón muy aprovechable.

DIRECTOR: Para esta película Arcand cuenta con más medios que El declive, lo que le permite realizar según que escenas con más fuerza. El inicio es brillante, con un viaje a través de los hospitales canadienses realizado con mucho realismo y crudeza, a partir de aquí, mantiene el tono de la historia con bastante acierto, aunque con cierto abuso del fundido a negro y una falta de ritmo algo alarmante. Su principal acierto es saber tocar tantos temas espinosos con toneladas de irreverencia mientras evita ser grosero ni sentimentaloide, consiguiendo incluso un desenlace que desborda dignidad y saber hacer. Meterse en un berenjenal así y salir airoso no es fácil. La escena de la visita de los alumnos al profesor moribundo simplemente es excepcional (y cruel).

GUIÓN: Dentro de la película, pasamos por casi todos los momentos icónicos del siglo XX, haciendo un retrato voluntariamente pedante sobre todos los conflictos ideológicos y las diferentes formas de vida que puede tomar uno. Todos los personajes han intentado vivir la vida de acorde a sus ideas y todos, de un modo u otro, se han acabado estampando contra la realidad. Pero han llegado a un momento en que toca hacer balance y, todos ellos, han vivido la vida como querían vivirla, y es eso en lo que la película parece hacer hincapié. 
La película ofrece algunas reflexiones puntuales que me resultan interesantes, como el breve análisis de las barbaridades y su relatividad frente a la historia o a las condiciones de las mismas (muertos siglo XX vs muertos conquistas americanas o reflexión sobre el 11S), o uno de los momentos de viaje en el que el protagonista no puede imaginarse la vida sin él, "¿como puedo morirme yo?". También me gustó la reflexión sobre las ideologías, y el paso de éstas por las vidas de los protagonistas como si fuesen un mero producto de la moda de cada momento, sin calado real en sus convicciones. En cuanto a varias de las elucubraciones filosóficas explícitas con nombre propio, no tengo capacidad para su análisis, aunque la película tampoco me incita a desarrollarla.
La nostalgia y la ironía asoman por todos los retazos de esta muestra de las intrínsecas contradicciones del ser humano. Guión muy bien pensado, con muchas ganas de reírse de todo, especialmente de sí mismo. Es sorprendente (e incluso alborotadora) la total falta de prejucios con la que se tratan todos los temas, pero a veces hace falta un poco de paciencia para soportar la displicencia con que se trata la promiscuidad, el sibaritismo y la permisividad ante las drogas.

Y es que esta película está llena de pequeños detalles cargados de sentido, de crítica, de sarcasmo, de ironía, de ternura, de sencillez, de honestidad, de aplomo, de cinismo, de melancolía, de resistencia, de temores, de placeres... y de mucha dignidad ante el momento final. Seguro que no deja indiferente.

Nota: 6
Nota filmaffinity: 7.5

Ganó el Oscar a mejor de habla no inglesa en un año algo flojo (para que negarlo) y estaba nominada también por su guión excelentemente concebido.

jueves, 27 de marzo de 2014

Parecía un buen fichaje (Miguel Gutiérrez)

Éste es uno de los libros más divertidos que me he encontrado en los últimos meses. Miguel Gutiérrez ha parido un ¿entrañable? Retrato a los mayores pufos históricos de la Liga. Todo futbolero debería leérselo para echar unas buenas risas, sin duda.

Título: Parecía un buen fichaje
Autor: Miguel Gutiérrez

“Las más divertidas historias, anécdotas y testimonios de los peores fichajes de la historia de La Liga.
¿Es cierto que el Real Madrid contrató a Edwin Congo gracias a la carta de recomendación escrita por un joven aficionado? ¿Qué llevó a Jesús Gil a traer al Atlético a un costamarfileño llamado Maguy? ¿Por qué Stan Collymore, que en su día fue el fichaje más caro en la historia de la Premier, duró solo 34 días en el Real Oviedo? Y si el Barça tenía tan clara su identidad como club de cantera, ¿por qué derrochó tantos millones en Dehu, Rochemback o Christanval?
Este libro vuelve sobre los pasos de algunos de los fichajes más desconcertantes del fútbol español, cuya historia puede repasarse también a través de jugadores enterrados en la memoria pero no por ello menos reales. Romerito, Spasic, el “Tren” Valencia, el “Manteca” Martínez... Fichajes fallidos en unos casos o directamente inexplicables en otros, especialmente abundantes en la década de los noventa, cuando la ley Bosman y el dinero fresco de las televisiones incitaron a los clubes a abrir una espiral de gasto desmedido cuyos efectos siguen siendo palpables casi dos décadas después.”

Miguel Gutierrez da un repaso a estos grandes fichajes con muchos detalles de humor pero sin atisbo de crueldad hacia los jugadores, muchas veces sólo participantes involuntarios del esperpento en que se ven envueltos. Su papel es el de cronista de los hechos, desde la perspectiva que permite la distancia, siempre con un respeto destacable en estos tiempos de forofismos.
No hay crítica a los jugadores, pero sí hacia los entrenadores, los “recomendadores” y, sobretodo, hacia los beneficiarios de comisiones (presidentes, representantes…) que inflan precios y dan razones que explican la existencia de algunos fichajes inverosímiles. También hay unas cuantas piedrecitas hacia aquellos periodistas que deben defender unos colores que tan pronto han encontrado al nuevo Dios del fútbol como al siguiente convierten al mismo jugador en un ser indigno. Profundamente documentado, tira de hemeroteca para retratar a estos llamados profesionales que meten la pata (casi) tanto como hablan –los periodistas deportivos-.

Es un libro muy ágil y rápido de leer, con pequeños capítulos dedicados a cada jugador, ideal para dedicarle 5-10 minutos diarios y cerrar el libro con una sonrisa. Divertirá a los aficionados al futbol, y también a aquellos que no disfrutan con este espectáculo, pero tienen un poco de culturilla y quieren indignarse un poco con las peores vergüenzas de los últimos años.

Nota: 6
 Nota anobii: 3.5/5

lunes, 24 de marzo de 2014

El arte de conducir bajo la lluvia (Garth Stein)

Para la CLO de este bimestre me ha tocado leer el Nº23 de la cesta. Un libro de perros y coches de carreras. Combinación inusual, eso sí.

Título: El arte de conducir bajo la lluvia
Autor: Gareth Stein
Título original: The art of Racing in the rain

“El arte de conducir bajo la lluvia lo tiene todo: amor, tragedia, redención, peligro y lo mejor: el narrador canino Enzo, cuya alma de perro longevo tiene mucho que enseñarnos sobre el ser humano. Enzo sabe que él no es como los demás canes. Él es un pensador de alma casi humana. Denny Swift es un joven y prometedor piloto de carreras de quien Enzo ha obtenido una amplia comprensión de la condición humana y del que ha aprendido que la vida, al igual que las carreras, no es una cuestión de velocidad. Es posible superar con éxito todas las pruebas de la existencia con las técnicas necesarias para competir en la pista de carreras.
En la víspera de su muerte, Enzo hace balance de su vida y rememora todo aquello por lo que han pasado él y su familia: los sacrificios realizados por Denny en aras a lograr el éxito profesional, la inesperada pérdida de Eve, esposa de Denny, la despiadada batalla legal por la custodia de la hija de ambos. Al final, pese a ser consciente de sus propias limitaciones, Enzo cumple heroicamente con una obligación para preservar a la familia Swift, conservando en su corazón el sueño de que Denny se convierta en un campeón de carreras y retenga a Zoë junto a él.”

Por una vez, apenas puedo matizar o añadir algo al resumen de la contraportada del libro. Transmite exactamente lo que es. Es un tierno slice of life muy bien ubicado y equilibrado. No sabía bien que esperar del libro, pues cualquier cosa podía salir de él, y el exceso de edulcorante tiende a repelerme, así que le tenía algo de miedo. Hacía tiempo que no leía una historia de gente normal en un mundo normal en la época actual y me ha gustado el resultado. La combinación entre las carreras (que las hay), los tópicos caninos (que los hay) y el honesto retrato de una vida, sin heroicidades ni sentimentalismos están muy bien equilibrados.

Apenas hay personajes, pues seguimos las vicisitudes de una familia. El protagonista es Enzo, un perro atento y fiel. Es el guardián de la familia, preocupado por su bienestar y, sobretodo, un adicto a la velocidad y a las carreras. Desde su “imparcial” punto de vista seguimos la vida de Denny Swift, un piloto de carreras experto en conducir bajo la lluvia, con unas técnicas que aplica al resto de aspectos de su vida fuera de los circuitos.
Todo el peso de la narración corren a cargo de ambos, mientras que el resto, la esforzada Eve, la tierna Zöey, los ambiciosos Gemelos… son secundarios bien construidos que articulan los hechos de la trama con bastante acierto.

Quién cuenta la historia es Enzo, por tanto, no podemos esperar reflexiones profundas ni complicaciones. Se nos cuenta todo de una manera simple y franca, llena de amor hacia su amo. Todos los eventos son fáciles de seguir y están contados sin sentimentalismos baratos ni excesos efectistas, lo cual se agradece mucho. Todos los fans perrunos verán en Enzo un amable retratista y a buen seguro disfrutarán con él.
Sin embargo, las carreras tienen una especial importancia. Denny es piloto y muchas páginas pasan dentro de los circuitos. No hace falta ser un experto en la materia para conocer los nombres de Senna, Schumacher, Hunt... y así poder seguir muchas de las anécdotas que jalonan la historia. Pero tengo algo que añadir. Soy, como sabéis, un gran fan de las carreras de coches y de la Fórmula1 en especial y no puedo evitar emocionarme al recordar la muerte de Senna y lo que supuso para mí, el Why he is the best, la victoria imposible en Hungaroring o la perfección de Schumacher en Monza. Son momentos que, a su modo, han sido intensos en mi vida y, claro, me emociona reencontrarme con ellos de esta manera.

Y luego, el arte de conducir bajo la lluvia. El libro explica (y muy bien) como cambia la manera de conducir bajo firme mojado. Todo es mucho más impredecible y cambiante y obliga a planificar todo de otra manera. Denny se ha especializado justo en ello y aplica una serie de técnicas que luego utiliza con éxito en el resto de facetas de su vida. El doble juego realidad-carreras está usado de manera certera y eficaz. Toda una filosofía de vida bien explicada y argumentada, que siempre es aprovechable.

Gareth Stein, guionista de documentales en la NASCAR americana sorprendió a todos con este libro. Es un cambio de registro que sorprende, pero algo me dice que un Enzo murió, y su amo y amigo quiso hacerle un emotivo homenaje.

Puedes ser un fan de las carreras, o un fan de los perros, con lo que disfrutarás de este libro. O puedes no ser fan de nada de ello y aun así emocionarte con este tierno slice of life. Es conmovedor, intenso y es muy fácil identificarte con sus cercanos y tiernos personajes.  Claro que para disfrutarlo, debes poderte emocionar con una historia menor, sin el más mínimo asomo de trascendencia. Después de todo, no es más que la relación sincera y fiel que puede establecerse entre un perro y su amo.

Nota: 8
Nota anobii: 4/5


El final es de cuento de hadas, pero no por ello me emociona menos. 

sábado, 22 de marzo de 2014

La red social


Reconozco que dejé pasar deliberadamente esta película. A pesar de la lluvia de nominaciones y de los implicados, tenía considerado que la fama se debía principalmente a la notoriedad y polémica del tema planteado que a la calidad del film en sí. Cayó el otro día, y vaya sorpresa.


Mark Zuckerberg se ha convertido en el milmillonario más joven de la historia por una sencilla razón. Inventó Facebook. Pero, ¿de dónde salió el germen de la idea? ¿Qué hizo que un asocial genio de la informática creara una herramienta para permitir a la humanidad perder el tiempo comunicarse como nunca antes había hecho? A modo de drama judicial y siguiendo unos flashbacks muy bien escogidos, podremos ver los momentos más importantes de la creación de uno de los fenómenos más importantes de la sociedad actual.

GUIÓN: Si hay que hablar de algo en esta película, es de su brutal guión. Aaron Sorkin es uno de los mejores guionistas vivos y, ante todo, sabe tejer historias. Si en El ala oeste de la Casa Blanca era capaz de hacerte vibrar al conseguir mantener un presupuesto en positivo o convirtió un debate presidencial en una experiencia apasionante (Frost contra Nixon), aquí realiza una magnífica radiografia las relaciones interpesonales, la evolución de la sociedad y la creación de nuevas ideas. Para ello, en dos tiempos, retrata la anquilosada Universidad de Harvard, dónde se gesta la innovación pero que permanece impasible ante la magnitud de lo que viene y la sala de abogados que asisten al relato de los acontecimientos, aturdidos ante las cifras manejadas.
Sorkin consigue mantenerte enganchado a un tema que puede no interesarte un pimiento. Cada escena está construida a base de unos diálogos mordaces, brutalmente sagaces e incluso crueles en algunos momentos. Las réplicas/contrarréplicas se suceden a velocidades de vértigo y los monólogos tienen una profundidad inesperada. A destacar el monólogo diálogo inicial con Erica, dónde Zuckerberg, totalmente definitorio de la actitud de éste en el resto de la película (y que conviene revisitar una vez acabada la misma).

DIRECTOR: Pero, por muy bien hecho que esté el guión (que lo está), hay que admitir que llevar a la pantalla la corta e insulsa vida de un cretino emocional tan repelente como éste sin que la peña la sobe a los diez minutos es porque detrás de todo ello hay un director con mucho cine en las venas. El ritmo y la fuerza que le imprime Fincher (uno de los directores más versátiles que  podemos encontrar) permite sacar mucho jugo del montón de situaciones extrañas y aprovechando a un grupo de actores desconocidos (hasta aquel momento) y convirtiendo una historia banal en cine de primera división. En tres bofetones te mete en diferentes niveles de narración, sin perder el hilo, sin explicaciones absurdas. Poniéndote a prueba y, sobre todo, tratándote como un espectador inteligente del siglo XXI.

ACTORES: A Mark Zuckerberg es un friki soseras, un engreído desgradable y un cretino con un ego desmedido para el que, encima, el dinero no tiene ningún valor. Le vas a tener que ver el careto durante dos horas. O tienes un buen actor que sostenga eso, o se te va al garete. Y Jesse Eisenberg sale adelante. El brutal y exigente guión le pone ante uno de los papeles más difíciles que va a encontrarse en su carrera y el tío sale adelante, y con nota. Un correcto Andrew Garfield le da la réplica y hay que destacar al cantante y a veces actor, Justin TImberlake que deslumbra. No tanto por su calidad como actor sino porque nadie se esperaba que fuera capaz de interpretar con tanta convicción a un personaje tan particular como el que le toca. Debo añadir que me encantan los harvardianos personajes de los gemelos Winkleboss (totalmente realistas)

Me he quedado con que La red social  no es la peli de Facebook, es una historia de ambición, amistad que retrata a la perfección la revolución de una sociedad. La informática puede no interesarte, puedes pasar de las redes sociales, pero una historia tan bien contada, con unos personajes tan cuidadosamente perfilados se merece dos horas de regocijo. Una idea más atractiva de inicio la convertiría en mítica, pero se queda cerca.

Nota: 8
Nota filmaffinity: 6.9

Carro de nominaciones plenamente justificado para esta película: Película, director, actor principal (Eisenberg), guión, montaje, fotografía, banda sonora y sonido. 
Con todo merecimiento  se llevó los premios para guión y montaje, ambos brutalmente sólidos y con una fuerza considerable.

jueves, 13 de marzo de 2014

El lobo de Wall Street


Como parece hacer cada diez años, Scorsese vuelve a explicarnos la vida al límite de un personaje de mala catadura moral. Después de mostrarnos los bajos fondos de la Mafia (Uno de los nuestros), los altos cargos (Casino), ahora le pega un repaso a otro tipo de delincuentes, a los de cuello blanco y fajos de billetes que viven aprovechándose del sistema en Wall Street. Una auténtica oda al exceso y a la grandilocuencia (que tanto le gusta a Scorsese).

Después de un inicio abrumador y exaltado, el film da un salto hacia atrás para contarnos los inicios de Jordan Belford en el mundo de la Bolsa. Desde ser un simple joven ambicioso que no sabe dónde se está metiendo hasta encontrar el hueco en el engranaje con el que dar el pelotazo. A partir de allí, el exceso que conlleva estar continuamente en la cresta de la ola hasta que, inevitablemente, todo se descontrola.

Excéntricos que llevan la trama a sus mismos límites, hasta apurar tanto el partido que acaban por chocar con la realidad y destruirse: ese es el cine de Scorsese que puedo recordar. El formato puede ser cómico o trágico, el metraje largo o larguísimo, las ambiciones diversas, pero el motor de su acción es el mismo: la desmesura, el delirio como límite.
¿Qué puede decirse de Jake la Motta, cuya sed de gloria no puede ser saciada con nada? ¿Qué de Bill el carnicero, de su Howard Hugues, de los personajes y en general el ambiente soberbio y recargado de Casino o de Uno de los nuestros?

ACTORES: DiCaprio, como siempre, se enfrenta con éxito a un papel peligroso y difícil. Consigue hacer un personaje coherente de este niño mimado y egocéntrico. El éxito desmesurado convierte al personaje en un monstruo arrollador armado con el rodillo del dinero saltando de orgías a fiestas, de yates a rubias y de caprichos a drogas. Además, DiCaprio se permite romper muchas veces la cuarta dimensión con multitud de discursos que no se sabe si van destinados a nosotros o a “sus empleados”. Es el puto amo y el más pasado de vueltas del corral, teniendo todo aquello que el dinero puede comprar y rompiendo todos los límites que la vida parece tener. A su lado, un buen elenco de secundarios le acompaña en la historia, entre los que destaca un desatado Jonah Hill que hace lo imposible y consigue convertir a su repulsivo y degradado personaje en algo creíble. Todo lo desagradable y asqueroso que uno pudiera imaginar, pero sorprendentemente posible. Scorsese siempre ha sabido sacar petróleo de su reparto. Aquí no se queda atrás.

DIRECTOR: Scorsese abusa de su innato talento para la grandilocuencia y nos desborda con una burricidad de sexo, drogas y dinero, cantidades pantagruélicas y desmedidas de dinero. Desde un primer momento, Scorsese nos abruma y nos arrastra por un vendaval a través de una bacanal de farlopa, putas de lujo y degenerados sin freno.
Es agotadora, pero lunática y delirante. Cualquier cosa es posible y la propia capacidad de asombro se ve sobrepasada como sólo los mejores saben hacer. 3 horas de un ritmo frenético que provocan carcajadas, fascinación y asco. No creo que haya muchos directores capaces de rodar tan bien escenas como la del Lamborghini. Es simplemente brutal. El elefantiásico metraje da para encontrar un buen puñado de momentos grandes, muy grandes (El Ferrari es blanco, no rojo; Popeye, Where are the ludes!?...)
Lo mejor de todo es que la película busca con acierto el punto cómico, desbordando un humor negrísimo y mostrándonos una espiral de destrucción como seguro nunca hemos visto. Un exceso que se transforma en una burrada de tres horas que fácilmente se torna repetitiva y machacona, con tanta capacidad de abrumar como de asquear. Treinta o cuarenta minutos menos hubieran servido igual y no habrían dejado tan rematadamente exhausto como te deja esta película.

GUIÓN: Aquí sí. El guión es una pasada. No sólo los personajes están muy bien construidos sino que cada diálogo es digno de mención. Cada palabra arroja cinismo, humor negro y mala leche. A veces absurda, a veces cabrona (mucho), a veces dramática, la guionizada biografía de Jordan Belfort se mueve entre el falso documental, el gag descacharrante y la película porno.
Se le puede achacar (sin duda) que la película no haga un juicio de valor, pero es la escena final, la que nos revienta en la cara. Esa escena en el auditorio con toda la gente que está asistiendo a las charlas motivacionales de Beltford. En ese momento DiCaprio (junto con el auténtico Beltford) nos mira y nos pregunta: ¿Y ustedes, no han disfrutado de la visión? ¿Acaso no quisieron estar en esos barcos, meterse esas orgías, jugar con los enanos…? El repleto auditorio es una prueba de que “todos” quieren fantasear con lo que los protagonistas han vivido. Cabrón.

LO QUE ME FASTIDIA:

- Que al final de los 8 euros de entrada que he pagado, parte de esos ingresos así como de todas las personas que han visto la película, vayan a parar a los bolsillos de una persona tan despreciable como Belford; él siempre gana, siempre.

La película es una burricidad, un ataque a los sentidos. Una oda al exceso y a la decadencia rodada de una manera espectacular que seguro no deja indiferente a nadie. Bienvenido al mundo de los excesos. Siéntete asqueado o asombrado, eso ya depende de ti (pero 40 minutos menos se hubieran agradecido).

Nota: 8
Nota filmaffinity: 7.8

La película se ha llevado cinco nominaciones a los Oscar (mejor película, actor principal –DiCaprio, actor secundario – Hill), director y guión. Se quedó a las puertas, pero podría perfectamente haberse llevado todo lo gordo. No es nada fácil lo que hace, nada fácil.