domingo, 17 de noviembre de 2013

Héroes


Parece que repito con Brendemühl!! Jeje. Eso sí, no todo van a ser médicos nazis, ¡que ahora es un publicista algo pringadete que rememora su juventud!

La película nos sitúa a finales de los ochenta, en el típico pueblo de verano. Esos tiempos en que se iba “al pueblo” a estar allí todo el mes y te juntabas cada año con la misma pandilla de chavales a hacer el cabra por ahí. Pero este año es diferente, es el último verano para todos, el último verano para soñar, para jugar, para disfrutar antes de dejar atrás ese período que es la niñez. Un bonito canto a la nostalgia de un tiempo que se recuerda con cariño.

No he podido evitar ver esta pequeña película con una sonrisa. Para que negarlo, me he sentido muy identificado con esos pequeños chavales que sólo quieren disfrutar de la vida, recordando aquellos tiempos en que se vivía sin más preocupaciones que cuántos goles íbamos a marcar en el partido de la tarde. Una historia facilona con el toquecito “remember” necesario para tocar un poco la fibra nostálgica. 

ACTORES: Los actores cumplen de sobras. A destacar, todos los niños que aparecen, en especial a Mireia Vilapuig como Cristo. Nerea Camacho, que está creciendo muy bien, tiene un pequeño pero simpático papel. Eva Santolaria hace el papel que ha hecho toda la vida y Àlex Brendemühl está como siempre, bien. Asimismo, Lluís Homar, Emma Suárez y, sobre todo, Anna Lizarán realizan unas correctas actuaciones, de acuerdo con lo poco que les exige el guión.

DIRECTOR: Si hay algo que Freixas y Espinosa tienen claro es qué saben y qué no saben hacer. No se complican la vida y te presentan una pequeña historia, sin trampas ni excentricidades. Conscientes de sus limitaciones, hacen su película: una trama simple y cercana, que apela a la fibra sensible, rodada con cariño y con la que es fácil identificarse. Las motivaciones y los sentimientos de los personajes son prácticamente calcados de cualquier cinta sobre adolescentes (la pandilla de la adolescencia, los primeros romances, los sueños a cumplir, las peleas por diferencias de opiniones, el jugar juntos, la rebeldía con los adultos, el trabajo en equipo). También hay que mencionar que el filme posee un bonito acabado estético, que es bastante dinámico en su ritmo narrativo, y que entretiene y a ratos emociona gracias a algunos momentos conseguidos. No puede (ni quiere) buscar trascendencia y es esa simplicidad la que la convierte en agradable. Sin embargo, no acaban de medir bien el edulcorante y puede convertirse en empalagosa para quién no se sienta identificado con la época.

GUIÓN: La película tiene un guión de manual. La forma en que está desarrollada la historia es típica del cine comercial de Hollywood. Es innegable. La hemos visto muchas veces en Mi chica, Un puente hacia Terabithia o Siempre juntas. Tira de tópicos como la copa de un pino. Se ven los giros y a veces abusa de la casualidad cuando es la causalidad lo que debe mover un guión de este tipo. Además, en algún tramo se abusa del melodrama y se apela muy directamente al sentimiento, especialmente en los minutos posteriores al último giro. Ah, y el pandillero chulo de la moto es lamentable.
Pero se nota la mano de Espinosa. Su estilo a la hora de crear escenas es reconocible. No es de los que provocan risas, sino que te dejan con una sonrisa condescendiente llena de “buenrollismo”. Sus personajes son siempre naturales, muy cercanos y posibles, tanto en sus diálogos como en sus acciones. Y es esa cercanía la que hace reconocible a la película. El canto a la nostalgia es obvio, pero sincero, pensado en el espectador y hecho con cariño, que es algo que siempre se agradece.


En resumen, una película humilde, pequeña, pero bonita. Consigue transmitir algo sin ser excesivamente pretenciosa. Si te dejas llevar por el toque nostálgico, la disfrutarás, sin duda.

Nota: 6
Nota filmaffinity: 6.8

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