sábado, 12 de octubre de 2013

Un pez llamado Wanda

Ya tocaba echarle mano a una de mis películas pendientes. Hacía tiempo que le tenía ganas por su fama y ya tocaba darle de una vez.

Una banda de ladrones atraca una joyería de Londres y se lleva un señor botín. Lo malo es que ninguno de ellos está dispuesto a compartir y quieren llevarse todo para ellos. Previendo una traición, George, el jefe de la banda, cambia el lugar dónde éste es escondido antes de ser encarcelado. Wanda decidirá seducir al abogado defensor para que le sonsaque el lugar dónde se esconden las joyas. Mientras tanto, Otto, el hombre de armas de la banda, tortura al ecologista Ken, ya que cree que es confidente de George y sabrá cuál es el escondite.

Sólo viendo la portada, ya hay algo que no acaba de cuadrar, algo extraño que nos puede hacer pensar que la película va a tirar por el histrionismo y el absurdo. Y tanto. A pesar del interés que las joyas puedan generar, funcionan como un simple McGuffin, una excusa para insistir y mantenernos ocupados mientras los esperpénticos miembros de la banda se pelean entre ellos en una serie de situaciones a cada cuál más ridícula y estúpida. El nivel de histrionismo al que llegan algunos momentos tiene su mérito. Aunque no llega al nivel de locura genial de sus grandes películas, se nota mucho la mano de los Python en la dirección y el guión.

ACTORES: Hay que reconocer que todos lo hacen bastante bien. John Cleese es el mejor humorista y lo demuestra robando cada una de las escenas en las que aparece, llevando su “aburrido, remilgado y tópico” personaje a niveles de “estupidez inglesa” bastante curiosos. Un Kevin Kline pasadísimo de vueltas hace de Otto, un personaje muy peculiar que puede hacer mucha gracia o provocar mucha tirria, según el día. Pasa lo mismo con el otro miembro de los Python  (Palin) presente en la película, cuyo tartamudo  Ken resulta divertido y cargante a partes iguales. Por otro lado, una picarona y divertida Jaime Lee Curtis se lo pasa muy bien con el papel de femme fatale con fetichismos rusos.

DIRECTOR: Charles Crichton demuestra su talento en esta comedia negra y disparatada, pese al desenlace final, algo blandete y previsible en mi opinión. Tanto el ritmo como los gags visuales están bien logrados  y, a partir de un simple atraco desencadena las alocadas desventuras del particular grupo, donde cada uno trata de conseguir su objetivo mirando sus propios intereses y sin tener en cuenta las consecuencias de su particular forma de comportarse. Toda esta alarmante cadena de disparatadas situaciones y escenas nos deparan bastantes sobresaltos de lo más absurdos y divertidos. Escenas como la del juicio y la tortura pecicida (delirantes) nos muestran lo genial que puede ser el humor inglés, aunque también incluya gags como la muerte de la vieja, que nos muestra lo estúpido que a veces puede ser el humor inglés.

GUIÓN: ¿Posee un buen guión? Pues sí, aunque también a ratos. La trama se construye y evoluciona a partir de un divertido enredo, narrado con un ritmo excelente que otorga pocas posibilidades al aburrimiento. Sin embargo, por momentos flojea y tira –no siempre con acierto– de situaciones absurdamente tópicas. Intercambia algunos diálogos brillantes y gloriosos con otros demasiado estúpidos, pero todos en torno a un McGuffin y a un gusto por el absurdo bastante logrado.

“Si no fuera por nosotros los americanos Inglaterra sería la provincia más pequeña del Imperio Ruso!!”

En conclusión, se trata de una película bastante divertida y de ritmo ágil, de ésas que quiero tener en mi particular filmoteca.

Nota: 7
Nota filmaffinity: 7.0


Dentro de todo el lío, la película fue nominada a mejor actor secundario (Kevin Kline), mejor director y mejor guión, que viene a confirmar que hay cierta sustancia en ella. Me sorprende que Kevin Kline consiguiera llevarse el Oscar por su actuación, que tampoco es TAN grandiosa. Tampoco conozco las películas con las que competía así que…

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