lunes, 13 de junio de 2011

La duda

Estamos en el año 1964, JFK acaba de morir y el país atraviesa un momento de inquietud. El colegio de San Nicolás se debate entre el tradicionalismo docente de su directora y el aperturismo cercano y caritativo del párroco, alejado de las tradiciones y la rigidez normativa. Cuando una de las profesoras, sin mala intención, cuenta a la directora que el párroco tiene un trato de favor inesperado y especial con uno de sus alumnos, la directora emprende una cruzada contra el párroco. Ella está convencida que la laxitud moral del párroco le ha llevado a abusar sin miramientos del alumno, y, a pesar de que sólo tiene sospechas sobre ello, hará todo lo necesario para expulsar al mismo.

La película es una adaptación al cine de una obra del mísmo título escrita por el mismo director del film –Adaptándose a si mismo-. En su momento, la obra teatral fue galardonada con numerosos premios en honor a la fuerza de su mensaje y de la calidad de sus diálogos.

Como no podía ser de otra manera, “La duda” se mueve por unos parámetros bastante teatralizados. Sus acciones, que transcurren en interiores y escenarios limitados visualmente, encuentran en la dialéctica y en los envites verbales su principal dinamizador. Es una película espesa, con una densidad que parece que se puede cortar a rodajas con un cuchillo. Los diálogos tienen una fuerza inusitada, provocando un ambiente de tensión implícita en cada palabra y en cada gesto.

ACTORES: Estamos ante una película que exige buenos actores para ser buena. Y los tiene. La siempre genial Meryl Streep vuelve a deleitarnos con otra excelentísima actuación. Su personaje, la hermana Aloysius Beauvier se podría definir en tres palabras: estricta, temible y dictatorial. Luego le sigue el grandioso Philip Seymour Hoffman, quien nos brinda a un adorable y amistoso padre Brendan Flynn, que a pesar de su simpatía logra causarnos una sensación ambigua y que nos mantiene durante toda la película en la duda. Las secundarias Amy Adams (como la hermana James) y Viola Davis (como la señora Miller) están sencillamente espectaculares, luciéndose ambas en cada plano en el que aparecen. Este es claramente el mejor reparto del año y será dificil que lo superen en mucho tiempo. Nominados todos en pleno a los Oscars respectivos (aunque ninguno se llevara nada).

DIRECTOR: John Patrick Shanley es un reputado director de teatro (que viendo los premios que lleva acumulados, tiene que ser bueno) que se atreve a adaptar su propia obra al cine. No sólo se muestra serio y profundo sino que, alejándose de recursos efectistas fáciles, mantiene con maestría la ambigüedad en la culpabilidad del padre Brendan. Mientras tanto, se ve implícito un cierto debate de fondo ante las diferentes formas de enseñar, el acercamiento moral a la religión o la bondad intrínseca de una acción. Todo ello mezclado con un rodaje de interiores muy cuidado, con fuertes simbolismos y un buen aprovechamiento de los actorazos que tiene delante. Sin embargo, se le puede achacar las pocas concesiones que concede al espectador. La obra es densa y sesuda. Cada palabra dicha o evitada tiene gran intensidad. Pasan muchas cosas y al mismo tiempo no pasa nada, cada gesto dice muchas cosas y no dice nada. El problema que tiene es que esa intensidad y densidad que hay presente en cada fotograma hace que resulte tremendamente indigesta. O vas con unas fuertes dosis de voluntad para no perder ni un solo detalle de la misma o vas a acabar harto de la película.

GUIÓN: Partiendo de la base de su propia obra teatral premiadísima. Es fácil deducir que el guión es magnífico (Nominación al Oscar correspondiente). Todos los diálogos forman una deliciosa e intrincada maraña en la que cada palabra dicha tiene su implicación, sus consecuencias. Deja ir una pequeña onda que interacciona magistralmente con el resto de diálogos. El mayor problema que se le puede encontrar es que la película no deja de ser eso. Nadie hace nada, simplemente son seis escenas en que los personajes hablan durante veinte minutos en cada uno. La acción es nula, lo que se puede hacer pesado. Sin embargo, la calidad de los diálogos es inmensa, es casi posible ver las puñaladas y los intercambios de estocadas de las afiladísimas lenguas de todos los personajes. Además, sabe mantener hasta el final “la Duda” acerca de los verdaderos sentimientos y motivaciones de los dos “contendientes”. ¿Es la hermana Aloysius Beauvier una malintencionada mujer interesada en desacreditar al padre Brendan*, o bien es la única que ve las secretas e indecentes intenciones que éste tiene sobre un alumno?. Quizá deliberadamente, esta duda acabará eclipsando el debate educacional planteado minutos antes, haciendo así honor al título de la película y alejándose de otras que, como Priest o Las hermanas de la Magdalena, únicamente pretendían afrentar a la Iglesia católica.

*De fondo se puede observar también la indignación (legítima ahora) de la hermana Beauvier sobre el machismo inherente en la Iglesia católica. Ella misma se considera a sí misma mucha más estricta y observante de las reglas (y por tanto, con más fe y mejor religiosa) que el padre Brendan y el resto de curas masculinos de su entorno. Sin embargo sabe que es mujer y, por tanto, no tiene más remedio que obedecer y estar supeditada a su párroco, inferior a ella en "religiosidad" e indigno de ser su superior. Hecho que quizás, unido a la poca amistad del padre Brendan con las normas religiosas, haga aumentar su odio y su visceralidad a la hora de divulgar las sospechas sobre el abuso.

Encontramos numerosos momentos en que podemos contemplar el poder del rumor, de la calumnia. Sea culpable o no, el padre Brenan queda marcado apenas se levanta la liebre. Cualquier palabra y cualquier gesto se presta ya a ser malinterpretado. Se echa azucar en el café, por tanto es hedonista y abusa de los niños. Coge a un alumno para separar una pelea, por tanto lo coge para saciar sus instintos, no para instaurar la paz. Sus magníficos discursos en el presbiterio sirven de alarma, de protesta antes los hechos que contempla. Pero la duda persiste.

No es un film de intriga que espera hasta el momento final para demostrarle al espectador lo que realmente ocurrió. Ni modo. Por encima de ello, deja una reflexión acerca de los caracteres de las personas. De su manera de entender la vida. ¿Es suficiente motivo, para creer que el sacerdote ha abusado del alumno, el tener una postura humana y un trato cálido y calmo?, ¿Siendo duros, rígidos e intolerantes estamos libres de pecado? Una reflexión sobre el poder de la sospecha, la reputación y el honor; sobre la bondad y la duda.

Una película con unos diálogos magníficos, unas actuaciones estupendas y un guión muy bueno. Te obliga a pensar desde el primer plano y ya no paras. Pero puede cansar, la inacción de la misma y lo intrincado de su maraña puede acabar resultando indigesto.

A pesar de sus nominaciones, no se llevo ningún Oscar. El guión fue para (merecidísimo) “Slumdog Millionaire”. Mientras que las nominaciones de actores fueron a parar a películas donde la actuación individual era también magnífica, a pesar de que encontremos aquí el mejor reparto del año, sin duda.

Nota: 7
Nota filmaffinity: 6.8

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