viernes, 15 de marzo de 2024

Viejas historias de Castilla la Vieja (Miguel Delibes)

Otra cosita que llevaba miles de años por casa y algún día había que leer.

Titulo: Viejas historias de Castilla la Vieja

Autor: Miguel Delibes

“Hay una manera de ser de pueblo como hay una manera de ser de ciudad. En la ciudad las cosas cambian deprisa y los altos edificios, las luces y los automóviles esconden como pueden el apresuramiento atontado de la multitud, los gozos y las penas. El pueblo está ahí, sumiso, apagado, mezclándose cada vez más con el color de la tierra.

En el primero de los dos relatos de este libro, Viejas historias de Castilla la Vieja, un hombre regresa al pueblo tras cuarenta y ocho años de ausencia, pero es como si hubiera pasado un instante. En Castilla no se cuenta por años, sino por siglos, y allí le están esperando las casas, los árboles, los campos agotados, las gentes envejecidas, el arroyo que pasa entre cañizos y el polvillo de la trilla pegado a los muros.

En el segundo, La caza de la perdiz roja, el protagonista es el Barbas, viejo filósofo castellano, escéptico y enraizado a la tierra, que conoce, mejor que nadie, las gentes y las perdices, y si no hay más remedio entabla con el autor un diálogo claro y bello que parece venir rozado por el viento del fondo de los siglos.”

Así, con pocas dudas. Hacía tiempo que no leía un libro BIEN escrito. Qué mestría. 100 páginas perfectas. Un gustazo leer un libro que sabe tocar con tanta habilidad todas las fibras sensibles de mi nostalgia. Ha sido como tener a mi abuelo (QEPD) otra vez a mi lado contándome batallitas del pueblo, de sus vecinos y las locuras que hacía cuando era joven.


Es MI pueblo. No es que se parezca, es que lo ES. Vale, no lo es, de acuerdo, pero la historia se sitúa en el Páramo Leonés, justo donde está y, en estos sitios, los pueblos se parecen como un huevo a otro huevo. Ha despertado recuerdos que creía olvidados, historias de cuando era pequeño e íbamos cada verano a pasar quince días (o los que fueran) a esa casa solariega, con sus cerdos, sus vacas y sus rutinas en las que no pasaba nada. Épocas en las que sólo tenía que coger la bicicleta para vivir aventuras llenas de descubrimientos, rodeado de maizales eternos, casas con sabor a otra época y una manera de hacer las cosas ya olvidada.

Así pues, me he sentido tremendamente identificado con el ambiente, las gentes, la forma de hablar, la calma a la hora de afrontar los problemas y lo lapidario de algunas afirmaciones. No he dejado de sonreír con todas las puyitas dedicadas a la comparación entre la gente de ciudad y la gente del pueblo, las prisas de unos y los modos de los otros. Son frases que he oído durante años, soltadas con retranca pero repletas de cariño, que no puedo evitar que me emocionen en gran medida. Una recreación pasmosa que no esperaba que se pudiera hacer tan bien y con tanta naturalidad.

Las Viejas historias  a las que hace mención el título es el primero de los relatos, en los que un anciano vuelve a su pueblo después de cuarenta años de ausencia. Nada más llegar, se encuentra con el que fue su amigo de infancia, que nunca llegó a salir del pueblo. Así, se lanza por el mar de los recuerdos y rememora el diálogo que tuvieron en la despedida, comparándolo con que tienen en su reencuentro. Se ve, se constata, que ambos han tenido una vida aceptablemente feliz, están satisfechos con ello, pero no por ello podrían ser más diferentes. Se aprecia así la diferencia entre la vida urbana y la vida rural, con cierto regusto anacrónico que deja claro que el tiempo pasa a una velocidad diferente para unos que para otros, siempre con un deje de cariño hacia los que han apostado – con mayor o menor idea – por una vida simple y frugal.

El segundo relato viene a ser el segundo día que pasa nuestro protagonista en el pueblo, coincidiendo esta vez con un cazador que sigue saliendo cada día al monte, a pesar de tener un pie en la tumba y casi viviendo de prestado. A raíz de los diálogos entre ambos, vamos conociendo las inquietudes del cazador, su filosofía y sus aspiraciones que ha tenido con la vida. Es todo un tratado de cómo envejecer con dignidad, incluso reconociendo que tu tiempo ha pasado, que la actualidad te ha dejado atrás, pero aun así intentando aprovechar lo que la naturaleza te da. Tal como ocurre con la vida, hay cierta defensa de que cuando uno sale de caza, el cazar es lo menos importante, pues todo lo que ello implica tiene más valor: las ilusiones, los recuerdos endulzados, el campo, la cerveza (o el vino aguado) de después… Maravilloso.

La obra de Delibes se divide en obras cortas, medias y largas. De las largas, la mejor es El Hereje, de las medias, Los Santos Inocentes es obligatoria y de las cortas, estas Viejas historias de castilla la vieja es adorable.

Este libro describe una época que ya pasó y no volverá, pero su lectura es como ver caer la lluvia mientras tú estás acurrucadito con una manta al lado del fuego. Un pequeño instante de felicidad y un recuerdo delicioso repleto de cariño.

 

Nota: 9

Nota goodreads: 3.81/5 

miércoles, 13 de marzo de 2024

Belle

Cualquier película de Hosoda es digna de atención y cuando Belle apareció con un videoclip de bellísima factura, me tuvo ya compradísimo. (eso, que lo veáis, mirad qué pedazo de inicio de película). ¿Qué depararía este prodigio de la fantasía?

Estamos en U, un mundo virtual en el que cualquiera puede ser aquel que sueña ser. El inicio de la película nos muestra un apabullante desfile que desborda imaginación por los cuatro costados. Con una animación exquisita, seguiremos a la cabeza del desfile, una ballena azul cubierta de altavoces. Sobre ella está Belle, la cantante más importante de U, capaz de alegrar los ánimos de todos aquellos que escuchan su delicada voz. Pocos sospechan que tras esta celebridad mundial se esconde una tímida chiquilla de instituto que arrastra un trauma que le impide cantar en público. Es U lo que le permite vivir su sueño de ser una estrella de la canción. Un día que se acerca a uno de los pocos lugares sombríos de U, conocerá allí a una Bestia que expulsa a todos aquellos que se acercan. Intrigada, investigará quién se esconde tras esa misteriosa bestia, imbuida ante la necesidad de hacer de este mundo un lugar mejor. Allí, se verá arrastrada a una vida marcada por la culpa y los remordimientos en una aventura repleta de canciones que no sólo pondrá en peligro su vida, sino la propia existencia de U.



Y es que Mamoru Hosoda ha hecho un remiendo vertiginoso de La Bella y la Bestia, pero nos lo ha engarzado con una suerte de cabriolas argumentales repletas de dulzura, videoclips de elegancia sin igual y un desarrollo impredecible para dar lugar a una de las ñoñadas más potitas que os podéis encontrar. ¿Está bien? Es espectacular. Cada fotograma contiene un número absurdamente grande de detalles, personajes y profundidad, componiendo una continua obra de orfebrería. Además, su animación es precisa, repleta de viveza y colorido.

La trama es quizás la parte más delicada. Si bien presenta bien la problemática de todos los personajes – tanto dentro como fuera de la pantalla – con acierto, comprendiendo porqué cada uno de ellos hace lo que hace y los condicionantes que marcan su personalidad, la película va por todos lados, quiere abarcar demasiadas cosas a la vez y, como le suele pasar a Hosoda, se emburulla en su dispersión por querer contar demasiadas cosas en poco tiempo. Eso no impide que se trate de una película de lo más disfrutable, todo un gozo para los sentidos y una buena comida para el alma.

Principalmente porque volvemos a estar en una película repleta de canciones perfectamente integradas dentro de la trama. Historia y música se complementan a la perfección, haciendo avanzar la historia y explicando los porqués con una naturalidad pasmosa. Ello se complementa con la delicadísima animación que realza todavía más el conjunto, tanto cuando quiere ser exultante como si se decanta por la ominosidad. No es, quizás, una propuesta para quién busque emociones fuertes, sino que le expliquen un cuentecito de la manera más bella (jé) posible.

Sorprende, pues, que una propuesta de tanta calidad no llamase la atención de las nominaciones a los Oscars de animación de su año. Y más cuando se sabe que estaba en la prelista. ¿Qué motivó a los académicos a olvidarse de ella? Es incluso más sangrante el hecho de que se trató de un año de una cosecha bastante flojita, con algunas nominadas de calidad más justita, ganado además por una película que no me entusiasmó en exceso. El principal motivo que le veo es que su reducido estreno en EEUU lastrara su popularidad y le impidiera llegar a la mente de más gente con derecho a voto.

En fin, Belle es una modernización de La Bella y la Bestia, que además es un alegato a favor de la amabilidad como motor de la sociedad, la capacidad de redención por los errores del pasado y el peso de los remordimientos. Viene complementado por unas canciones vibrantes, llenas de vida y, sobretodo, una animación de primerísima calidad que no deja de deslumbrar ni un momento. Le pesa una trama que muerde más de lo que puede tragar, pero eso no le impide ser un espectáculo de primera, presto a fascinar a cualquiera que quiera acercarse a la película.

 

Nota: 9

Nota filmaffinity: 6.8 

jueves, 7 de marzo de 2024

West Side Story

Y hete aquí que Spielberg anunció que iba a hacer un remake de uno de los musicales más famosos de la historia porque le apetecía. Mi enarcamiento de cejas fue menor que el que hice con Ready Player One, pero el ¿por qué? fue bastante sonoro.

Puede clasificarse de osadía rehacer una película icónica de los sesenta, tan metida en la iconografía general, que además se llevó diez Oscars allá en 1961. Pero bueno, Spielberg tiene toda una excelsa carrera a sus espaldas y se ha ganado cierto derecho a hacer lo que le dé la gana. Después de todo, está a punto de jubilarse y nos ha hecho disfrutar un porrón de horas. Así que sí, que haga las películas que le apetezca, que para algo se las paga de su bolsillo.

Como en la película original, estamos en el Manhattan de los años 50-60, tierra de acogida de inmigrantes recién llegados. Allí dominan dos bandas, una de origen irlandés y otra de origen dominicano y continuamente se suceden las trifulcas entre ambas. En una suerte de Romeo y Julieta revividos, el destino provocará la aparición de un amor imposible entre jóvenes de cada bando, lo que llevará las pasiones al límite y tal y tal.

Incluso para ser un remake, es sorprendente lo poco que cambian de los grandes hechos. Sí. Se actualizan los números musicales y se cambian de orden algunas cositas de la trama, pero a grandes rasgos, la película es la misma. Es extraño hacer casi una fotocopia modernizada. Lo que no se le puede quitar es que Spielberg está tras las cámaras. TODO está muy bien filmado. Una puesta en escena impecable, un ritmo de la película con la cadencia adecuada, unos vestuarios escogidos con mimo… El savoir-faire de base que tenemos en esta West Side Story está al alcance de muy pocos, con una parte técnica de primera categoría, propia de un director con perfecto control de su proyecto que no gusta de dejar nada al azar.

Asimismo, el trabajo de los actores es el propio que exige un director que sabe lo que hace y cómo conseguirlo. Todos ellos interpretan sus canciones (a diferencia del original), arrancando interpretaciones consistentes en todos y cada uno de los personajes. Los protagonistas (Rachel Zegler y Ansel Elgort) destacan por su naturalidad, pero es la Anita interpretada por Ariana deBose la que roba cada escena en que aparece por la fuerza de su interpretación. Como nota curiosa, tenemos a Rita Moreno (la Anita original) interpretando a la dueña del bar que hace las veces de refugio de los protagonistas, en un papel creado a modo de homenaje al musical original.

Al cambiar algunos pequeños hechos de lugar, se hace entender que la película se dilata más en el tiempo que la original, haciendo algo más creíble el amor a primera vista que tienen los protagonistas. Los números musicales están realizados con todo el lujo que pudiéramos desear, integrados con mimo dentro de la historia, sin interrumpir la trama ni sentirse como un trámite que hay que cumplir. Además, están coreografiados con mimo y lucen estupendos, no se lo vamos a negar. A la que te guste el género o le tengas algo de cariño a la película original, hay muy pocos peros a hacerle a esta revisitación de la historia.

Podría decirse que es la película de siempre, contada como nunca. Si ha de haber imitaciones o remakes, que sean todos tan bien paridos como éste, por favor. Como muestra de su tremendo aparataje técnico, le cayó una lluvia de nominaciones a los Oscars, prácticamente de todo (Película, dirección, actriz de reparto –Ariana deBose-, fotografía, diseño de producción, vestuario y sonido), llevándose sólo actriz de reparto en un año muy repartido.

Que el clásico me guste más no significa que esta reimaginación esté falta de calidad y diversión. Un aparataje técnico grandioso, unas coreografías de primera y unos actores que lo dan todo son más que suficiente para agradar a casi todos los paladares. Un remake estupendo de un referente cultural.

 

Nota: 8

Nota filmaffinity: 6.8 

miércoles, 20 de diciembre de 2023

Uno (Richard Bach)

Libro Nº66 de la Cesta’13. Como viene siendo habitual en las últimas propuestas, ni idea de lo que me voy a encontrar.

Título: Uno

Autor: Richard Bach

Título original: One

Traducción: Jorge Mustieles

“Cuando el ahora es el antes y el después, fundidos en un solo tiempo, y el aquí es también ahí y allí, lugares de un solo espacio, soy el que fui y el que deseché ser: yo es tú y vosotros-nosotros-todos-espíritu-Uno.”

Y es que encima de conocer nada de su autor o del libro, tenemos una portada vacía, sin decoración y un resumen excesivamente críptico del que no se puede sacar mucho. Hacía mucho que no acometía un libro con tan poca idea sobre su propuesta.

Y lo que me he encontrado es tremendamente original, pues nos ofrece un viaje místico a través del tiempo y del espacio, siguiendo las vicisitudes multiversales de un matrimonio que no pasa por su mejor momento. Ambos emprenden un viaje en avioneta que pronto se transforma en una experiencia que les llevará a repasar su pasado, su presente, su futuro y todos sus “What if” en una suerte de quiebros extraños a través de los surcos del tiempo (o algo así). En vez de un Vigilante, esta aventura les pondrá en contacto con la entidad llamada “Uno”, que hace las veces de la “Fuerza”, impregnando toda existencia y dotando de sentido a cada aspecto de lo real. Gracias a Uno, emprenderán un viaje de conocimiento que les permitirá llegar hasta lo más fondo del alma de su partenaiere, descubriéndose como las dos mitades de un solo ser destinadas a encontrarse en todas las realidades. Un solo ser realmente formado por tres entidades, al generar una descendencia que desconocían hasta aquel momento, pero como al final todos ellos forman parte de Uno, no dejan de ser un único ser compuestos de pequeñas partes diferencias que, entre todos, componen todo el material de la existencia (sí, la paja mental es grandiosa).

Durante 200 páginas emprenderemos una epopeya a medio camino entre el viaje lisérgico y la indefinición cuántica. Así, se adentrarán en reinos donde la supervivencia depende de descubrir los otros aspectos de ello mismos que aprendieron en las sendas que nunca tomaron, dónde la imaginación y el miedo son herramientas para salvar mundos y destruir existencias, en os que morir es un paso más para sobrepasar a la muerte.

Lo que más gracia me hace es que todo funciona utilizando su viejo aeroplano. Éste les permite salir de la realidad, llegando a una suerte de “interplano” de realidades con el que pueden ir de un lugar a otro del multiverso. La composición de este lugar de inexistencia es un ingenioso ejercicio de imaginación, no sólo a la hora de describirlo sino también para definir o intuir el funcionamiento de los viajes interdimensionales a través del tiempo. Me hace especial gracia como esa manera de viajar se va volviendo poco a poco más (ejem) predecible siguiendo unas reglas más o menos coherentes, que permiten aplicar cierta lógica a lo que vemos en sus páginas.

Felicito este destello imaginación, pero luego echo en falta más gracia a la suerte de jueguecitos multiversales en los que se va mostrando lo que podría haber sido su vida con otras decisiones, en otros países o en otros multiversos. Como debe hacerse patente que son almas gemelas que están hechos el uno para el otro más allá del tiempo y del espacio y tal y tal, acometer cada nuevo universo se vuelve repetitivo y predecible, perdiendo bastante gracia en su desarrollo.

Todo este mejunje no impide avanzar con rapidez, pues nos hallamos ante un libro de doscientas paginitas de letra grande que no se hace pesado en ningún momento. Sin embargo, su propuesta argumental es tan onírica que pierde concreción. Tiene demasiada metafísica para ser literatura, pero le falta lógica y argumentación para ser filosofía (o auto ayuda). No a ha acabado de convencerme sobre lo que defiende. Crea un magnífico mundo de ideas, casi como si se tratara de ciencia-ficción filosófica, pero luego el argumento es demasiado frágil y los personajes apenas consiguen funcionar como armazón sobre el que plasmar las ideas del autor. Presenta la defensa de sus ideas (o eso quiero creer) de manera tan original que sorprende a cada quiebro que te reserva, pero fácilmente puede romper el envoltorio y sacarte de la lectura.

Uno es una propuesta decididamente inesperada. Abraza el género fantástico con tantas ganas que se le va el argumento de las manos, pero se sabe tan diferente que puede fascinar cosa mala si te pilla con el pie adecuado. Otra cosa es que esta suerte de viaje astral para aspirantes a Jedis requiera de una disposición mental muy concreta para disfrutarse.

 

Nota: N/A Es un libro tan extraño y fuera de la realidad que me veo incapaz de puntuarlo.

Nota Goodreads: 3.94/5 

sábado, 16 de diciembre de 2023

Red

Red es una entrega de Pixar que Disney tuvo a bien meter directamente en su plataforma de streaming en vez de estrenar en los cines (con el consiguiente enfado de los directivos de Pixar), por lo que ha pasado bastante desapercibida para mucha gente. Sin embargo, no es ni mucho menos una propuesta a desdeñar.

El tráiler ya dejaba claro de que iba. Mei Lee es nuestra protagonista, una niña de lo más normal, con su colegio, su grupo de amigas y los problemas cotidianos que cualquier chiquilla puede tener. Quizás su madre es un poco (muy) exigente y ella vive aterrada ante la idea de decepcionarla, pero nada que pueda calificarse como extraordinario. ¿Qué da pie a que tengamos una película? Pues que un buen día Mei Lee se encuentra con que se transforma en un panda rojo gigante cuando se avergüenza o se emociona demasiado. Hace lo posible para ocultárselo a su madre, pero cuando ésta se entera, en vez de abroncarla, empieza a adiestrarla para convivir con su “maldición”. Pero Mei lee lo único que quiere es ser una chica normal…

Pues podríamos decir que estamos ante el primer anime que ha firmado Pixar. Si bien no es la primera vez que tenemos esa ambientación cultural (que ya habíamos visto en Big Hero 6 o Bao, por ejemplo), el tratamiento de todos los aspectos de la película es el propio del género: El desarrollo de los personajes a lo largo de la trama, los caretos que meten de cuendo en cuando, la capacidad de parar la acción para hacer el chistaco y luego volver a la película como si nada hubiera pasado… No sé si es una idea preconcebida con la propuesta, pero tengo muy claro con qué se ha criado la gran mayoría de los diseñadores//animadores del proyecto, la influencia es clara. Además, se percibe cierto cambio de estilo en su imaginería, pues Red se aleja del fotorrealismo habitual en el estudio, acercándose hacia un diseño más caricaturesco, como si de una versión 3D de un dibujo japonés se tratara.

Las aventuras (desventuras) de Mei Lee son más que suficientes para divertir a los más pequeños sin asomo de duda. Eso no impide tener un subtexto bastante evidente para los más crecidos. Es fácil interpretar su roja transformación como la llegada de la menstruación, y supongo que en los primeros minutos de metraje cuadran bastante con el simbolismo, pero el devenir de la trama ya deja claro que por ahí no van los tiros. Es más correcto considerar las transformaciones de Mei Lee con problemas para lidiar con la ansiedad y los problemas que te comporta cuando esto te sobrepasa, relacionándolo con los antecedentes familiares y las liadas que ha causado a diferentes generaciones de la familia. En todo momento se realiza un repaso de lo que fue la infancia en los noventa, no tanto abusando de nostalgia (ejem, Stranger Things, ejem) sino con cariño y respeto, recordando los tiempos en que todo era más simple hasta que dejó de serlo.

Estaremos también de acuerdo que la película es una oda al amor furry. Dejemos todos salir al animal de nuestro interior y sintámonos furros para amarnos hasta siempre. ^^

Un poco más en serio, me encanta lo reconocible que es la pandilla adolescente de la época, con toneladas de diversión, algo de rebeldía y su correspondiente vital búsqueda de un lugar en el mundo. ¡Qué bien traída está la Boy Band y todo lo que ocurre en torno a ella! Cada uno de los personajes del grupete se hace querer a su modo (mejorando a la Banda del Patio), encarnando tropos muy propios y reconocibles de su momento. No puedo sino quedarme con la protagonista Mei Lee (y sus momentos salidorros), sus encontronazos con una madre excesivamente protectora y la obsesión de Mei Lee de complacerla en todo lo que pueda (estuve un tiempo saliendo con una chica que tenía el mismo tipo de relación con su madre y, aunque se querían mucho, ¡cuánto daño se hacían!). Asimismo, me hace mucha gracia que se hable abiertamente de tampones y compresas, o que las chicas gusten de ver el baloncesto (aunque sea para ver tíos buenos) con total desvergüenza y naturalidad. En fin, un grupete de adolescentes que se mueven entre la obediencia a sus padres, las locuras de la inconsciencia y las ganas de vivir la vida.

Puede que no cuente una historia realmente diferente, pues no deja de ser un coming of age bastante canónico ambientado en los 90-2000. Los mismos tropos de siempre son bien visibles,  pero cuenta todo lo que desea con acierto, desarrolla la trama a buen ritmo, no considera estúpido a ningún espectador y permitirá que cualquier zagalillo de 10-12 años se vea reconocido en los problemas de las protagonistas. Tiene el añadido de que los protagonistas no son del estrato social habitual de estas propuestas que vienen de EEUU, lo que le añade cierta novedad y frescura (tal como hizo fantásticamente Amphibia, por ejemplo).

La banda sonora no destaca por su virtuosismo, pero encaja impecable con la acción, presta a dar el toque de naturalidad y realismo que cada escena requiere. Mención especial a la creación de la Boy Band y su puñado de canciones inventadas que perfectamente podrían haber existido. Lo mismo ocurre con la animación. El diseño es tan bueno como siempre, pero no busca alardear, sino servir a su historia con fruición, insuflando vida a unos personajes bien construidos. Visualmente bien diseñada, tiene sus puntos de originalidad, mezclando hábilmente la imaginería en un ambiente más cartoon del que estamos acostumbrados. No tiene la grandilocuencia que puede tener Coco o Up, pero se disfruta cosa mala, especialmente si tienes churumbeles de la edad adecuada (con los cuales quizás habrá que hablar al acabar).

Hay rumores (a día de hoy) de que Disney va a aprovechar que no tiene nada especial para Navidad y estrenarla en los cines aunque la película ya tenga un par de años. No voy a ir a verla, pero seguro que atraerá suficientes espectadores como para que el intento valga la pena.

Se llevó su correspondiente nominación al Oscar a película de animación, pero un año en el que tenía que combatir con Pinocho fue demasiado para ella.

Red es una película deliciosamente simpática que pasó mucho más desapercibida de lo que debía. Aventuras para toda la familia a través de una propuesta original, alejada de los cánones que Pixar nos ha venido trayendo estos años. Quizás menor y poco ambiciosa, pero definitivamente entretenida.

 

Nota: 7

Nota filmaffinity: 6.3 

domingo, 10 de diciembre de 2023

Sangre y Acero (C. L. Werner)

Normalmente las sagas se me alargan en el tiempo porque pasan años entre una entrega y la siguiente. No siempre es el plan a seguir y para la de Brunner he intentado que el tiempo sea de apenas unos meses. Así, tenemos su segunda parte fresquita en este sitio.

Título: Sangre y acero

Autor: C. L. Werner

Título original: Blood and Steel

Traducción: Diana Falcón

“¡Entra en el oscuro y peligroso universo del implacable cazador de recompensas Brunner, que persigue a los fugitivos del Viejo Mundo sin tregua ni misericordia! Sin permitir que nada se interponga en su camino, Brunner se enfrenta a goblins, vampiros y toda clase de criaturas oscuras con el fin de atrapar a su presa y cobrar la recompensa. Pero en las sombras acecha el misterioso Krogh, un cazador de recompensas rival con una reputación terrible, que sólo se sentirá satisfecho con la muerte de Brunner.”

Werner abandona el esquema del libro anterior y ya no seguimos la vida de un escritor que se encuentra de vez en cuando con Brunner. Simplemente, tenemos los relatos de las aventuras del cazarrecompensas y punto. Es al final del libro que nos enteramos de que es el mismo escritor del Viejo Mundo que transcribe el libro, pero esta vez se articula de un modo más clásico en forma de tres novelettes de unas 90 páginas y un relato más corto de 40 páginas más. Todos ellos relacionados de manera cronológica (tampoco es que guarden un hilo argumental) como guía para poner orden.

La primera novelette es Bajo la montaña, en la que Brunner debe realizar una misión de escolta, trasladando un prisionero desde Tilea al Imperio. Así, debe cruzar un paso subterráneo a través de las montañas. Este trayecto implica varios días de oscuridad, fue construido por enanos en su época de apogeo, pero años ha tuvieron que abandonarlo y ahora se halla invadido por goblins y otras cosas peores. Sí, tenemos unas Minas de Moria versión Warhammer Fantasy con Brunner de protagonista. Más allá de la obvia inspiración, Werner aprovecha el tema para tener un relato con una atmósfera opresiva, en la que los peligros acechan en cada rincón culminando en un crescendo de acción muy bien conseguido. Tenemos a un Brunner especialmente locuaz (habla más aquí que en todo el libro anterior), mostrando las pocas ganas que tiene de hacer este viaje y unos dejes de humor negro que ya le conocíamos, pero que aquí desborda con ganas. Además, tenemos el cameo de otro cazador de recompensas que ya iremos viendo en otros relatos.

Después viene el relato corto Hospital, en el que Brunner se ve involucrado muy a su pesar en el asedio a un Hospital durante una plaga de pestilencia que asola una población menor cercana a Kislev. Más allá de introducir un poquito de trasfondo sobre los Dioses Menores del Viejo Mundo (que no se toca mucho), es un relato flojito. La acción mola, pero no se puede sacar mucho más de él.

La segunda novellete es Marca mortal, en la que Brunner está en una ciudad de Tilea. Se le encarga la orden de destruir una momia. ¿Quién le contrata? Una vampiresa más bella que cualquier otra mujer que Brunner haya visto jamás. Evidentemente, las cosas no salen nunca bien a la primera y se meterá en unos follones de toma pan y moja. Aquí Werner aprovecha al cazarrecompensas para realizar un homenaje a las películas de la Hammer en el que se pone mucho cariño. Además, lo enlaza (y muy bien) con el trasfondo de las Lahmias de Khemri (y probablemente con las novelas de Nagash), temática que apenas se ha tocado en la franquicia. Este cambio de ambiente le sienta estupendamente, provocando que Brunner esté en una situación que le supera completamente, pero que se las arregla para solventar a su manera. Divertidísimo e interesante.

La tercera es la más larga (Por dónde anda el Moragg) y lleva a Brunner a investigar un intento de asesinato en Remo (Una Roma renacentista, situada en Tilea). EL autor se lo toma con más calma para desarrollar trasfondo sobre la ciudad, los dioses (no tan) menores que se adoran allí y, mediante lo que conocemos del Viejo Mundo, explicarnos como viven los humanos fuera del Imperio y el cobijo de Sigmar. Lo que en un principio parece un simple ajuste de cuentas, pronto se complicará, destapando una conspiración con demonios apocalípticos, secretos oscuros y toneladas de mala leche. Se hace curioso explorar una vertiente más detectivesca y menos violenta por parte de nuestro mercenario favorito. Por momentos, parece que hemos viajado a Arkham y estamos metidos en unos cuantos follones Lovecraftianos, pero la libertad que le permite alejarse de los senderos trillados le sienta estupendamente a un personaje tan lapidario como Brunner. Una historia inesperadamente buena que bien podría haber sido un libro independiente por sí misma.

Lo que no encontramos en este libro es evolución de personajes. Tal como empiezan, acaban. Después de todo, la mayoría apenas se pasan sesenta páginas (con suerte) por ahí, por lo que tampoco es que Werner se moleste mucho en profundizar en ellos. Un poco más exagerado es el caso de Brunner, que sigue siendo ese Brujero duro e inmisericorde, cuyo cinismo no le impide, de vez en cuando, hacer lo correcto. Si acaso en el último relato, cuando la cosa se sale de madre, demuestra tener un humor negro y cierto sentido retorcido de la justicia que no me esperaba encontrar en él.

El libro se sitúa principalmente en Tilea, que viene a ser una recreación de la Italia renacentista en versión WHFantasy. Se trata de una ubicación bastante inusual en las novelas de la franquicia, que no suele alejarse del Imperio del Viejo  Mundo, por lo que hace especial gracia conocer lugares donde no se pone el foco habitualmente. Werner hace un gran trabajo a la hora de describir las increíbles y diversas localizaciones por donde Brunner se mete en líos, además de demostrar buena imaginación al poblar las zonas con una plétora de personajes de lo más variopinta.

No se olvida de mantener la acción por todo lo alto, como es buena marca de la casa. En este caso, se le pule con un barniz más consistente en mostrar a Brunner como un súper detective muy expeditivo antes que en un rebana cabezas. Asimismo, se reducen las dosis de frases lapidarias que tenía la primera novela para darle un toque  más ominoso, con la atmósfera opresiva propia de una novela negra ambientada en un lugar muy inusual.

En conjunto, es una obra más redonda y divertida que Dinero Sangriento, que pecaba de repetitiva. A pesar de ser una segunda entrega, es leíble por sí misma, mezclando hábilmente historias interesantes, acción por todo lo alto y cierta originalidad en sus planteamientos. Así, provee de entretenimiento puro con más enjundia y consistencia que su predecesora. Si te gustó la primera, dale. Si te gusta la acción, dale. Si te gusta la franquicia, a por Sangre y acero.


Nota:
8

Nota goodreads: 4.03/5 

miércoles, 29 de noviembre de 2023

Belfast

El director Kenneth Branagh nos provee aquí de una de sus obras más redondas, al mismo tiempo que una de las más intimistas. Desde aquí ya os digo que me ha encantado. Hoy día, Belfast es una ciudad tremendamente fotogénica, majestuosa y gentrificada, lejos de su reputación de antaño, con sus esculturas, sus museos, y su excéntrico puerto industrial. Ya casi no vemos rastro de la clase trabajadora que vivía en la miseria, más allá de en los murales conmemorativos. Si vamos a Belfast, descubriremos una ciudad resiliente, lejos de las imágenes de una guerra civil que duró más de tres decenios, de los “problemas” que han marcado el final del siglo XX en Irlanda del Norte.

Pero el ojo de la cámara se centra en otro marco temporal, franqueando los muros de la paz que separa dos épocas como antes separaba los barrios de los practicantes de dos religiones enfrentadas. Nos vemos arrastrados por un blanco y negro tan limpio y sincero que ilumina los colores de nuestra imaginación. Admiramos la maestría en la fotografía, olvidándonos de la historia que nos abruma, de la misma manera que se tragó la jovialidad de los habitantes de los barrios mixtos que una vez fueron habitados por católicos y protestantes que vivían en cierta armonía. Estamos en 1969, siguiendo los pasos de un niño que tiene la misma edad que el director en aquel momento. Buddy, este alter ego, respira al ritmo de su vivaz microcosmos: una familia cariñosa, un hogar tranquilo, unos abuelos descarados en los que uno puede confiar…  Del mundo, sólo conoce aquellos lugares que le hacen soñar. Mientras El hombre que mató a Liberty Valance sale por televisión, un hombre camina sobre la Luna. En la bulliciosa calle, los pequeños juegan a ser vaqueros, futbolistas o súper héroes. Aquí todo el mundo se saluda, se conoce y vela por los retoños de los vecinos. La cortesía impera, a pesar de que ahí nadie se calla, los jóvenes cortejan sin miedo y los chistes locos surgen por doquier.

Pero estos nostálgicos recuerdos se verán pronto manchados por un sentimiento de incomprensión y de injusticia. Primero, el exilio a unas calles concretas de la ciudad. Esos escudos imaginarios con los que se protegían de los dragones resultan ser muy frágiles. Un primer incidente rompe la calma, a la hora de merendar. Así, tenemos al pobre Buddy que corre aterrado mientras oye únicamente dos frases: “¡Piedad, no hemos hecho nada!”, “¡Haced entrar a los niños!”. Por el aire vuelan los cócteles Molotov, aflorando toda la violencia que llevaba tiempo acumulada. Las madres, incluida la de Buddy, gritan y lloran, perdida toda la alegría que solían tener.


Tenemos así el escenario a punto, constituido por una alegría de vivir marcada por una tensión que crece sin cesar. Pero Buddy, de familia católica, hace de tripas corazón, quiere disfrutar lo que la vida le ofrece y tiene tiempo para los primeros amores, las aventuras inesperadas y vivir como el niño que es. Es en esta dualidad entre un escenario casi aterrados y la tierna ilusión de un pequeño que Branagh equilibra un relato vigoroso y entrañable, con un guión espléndidamente trazado para reflejar las inquietudes de todos los miembros de la familia, que como si de un Benigni se tratara, hacen lo posible por evitar malos ratos al pequeño soñador. A partir de esta historia íntima, se dibuja un retablo de historia colectiva, tan nimio como poco anodino, siempre rodeado de un elenco actoral que, como el director, vivieron estos tiempos turbulentos, como Jamie Dornan o Ciaran Hings. Para rematar, tenemos una banda sonora estupenda con lo más florido que ha dado el lugar, entre los que destaca un Van Morrison muy bien aprovechado.

Esta autobiografía inventada que nos ha traído Branagh es quizás la mejor de sus películas. Ya tiene una buena filmografía a sus espaldas y ya conocemos sus manías: Siempre buen director de actores, muy encorsetado con la rotundidad argumental y una puesta en escena repleta de detalles. También, inmisericorde con el espectador y con unos dejes Shakesperianos que tienden a hacerse pesados. Sin embargo, aquí aporta toneladas de nostalgia, cariño y melancolía. Belfast refleja un idealizado tiempo que fue, mostrando la inocencia de un niño que no es ignorante a “lo que ocurre”, pero que no se siente atenazado por los tiempos duros que le han tocado en suerte. Este pequeño que no para quieto servirá como motor para que conozcamos a todo el vecindario, construyendo así un lienzo en el que cada escena tiene su sentido. Los terribles hechos que se nos narran pasan por el filtro inocente del protagonista, consiguiendo que la película se convierta en un drama nostálgico extrañamente feel good, cuando deberíamos sentirnos sobrecogidos por todo lo que ocurre alrededor. 

Para darle vida, tenemos a un puñado de actores que saben que tienen tras las cámaras a un director que sabe bien qué quiere y cómo conseguirlo y un guión repleto de matices con lo que todos se pueden lucir. Con esa idea en mente, lo dan todo para el bien de la película. El trabajo del pequeño Jude Hill es inesperadamente bueno para un churumbel, mientras que Caitriona Baille y Jaimie Dornan no les van precisamente a la zaga. Sin embargo, son los dos abuelos los que se llevan la palma. Tanto Judi Dench como Ciarán Hinds componen dos papeles llenos de cariño, deliciosamente entrañables, pero al mismo tiempo que denotan el sufrimiento que han debido de pasar a lo largo de los años (la perenne crisis irlandesa, las dos guerras mundiales, etc), conscientes de que a sus hijos y nietos no les toca otra cosa que apretar los dientes, sin por ello dejar de contribuir por su bienestar. Un abrazo enorme que les daba a los dos.

A pesar de ser una propuesta claramente menor (por mucho que viniera de un cineasta reputado), la Academia se acordó de Belfast con un chorreo de nominaciones (Película, director, actor de reparto (Ciarán Hinds), actriz de reparto (Judi Dench), Guión original, Canción y sonido. De todos ellos, se llevó Mejor Guión Original en un año especialmente repartido.

Belfast es un amargo dulcecito con el que disfrutar y horrorizarse. Un retorno entrañable a la infancia que sirve a la vez de crónica apócrifa de unos tiempos convulsos. Reúne un puñado de buenos actores con un director la mar de competente y una historia espléndidamente hilvanada y desarrollada. Todo ello en noventa minutos la mar de aprovechados.

 

Nota: 9

Nota filmaffinity: 6.7